Desde Brasilia
En su retorno a Brasil después de 89 días en Estados Unidos, Jair Bolsonaro enfrentó este jueves una situación inédita: se vio obligado a pasar por los controles aduaneros, burlados frecuentemente por él y sus subordinados cuando era jefe de Estado.
Fue violando las requisas legales que militares a su servicio ingresaron clandestinamente joyas obsequiadas por la dictadura de Arabia Saudita. Por ese presunto delito será indagado la semana que viene, junto a sus ex ayudantes de órdenes, el teniente coronel Mauro Barbosa Cid y otros miembros de las Fuerzas Armadas.
Los investigadores de la Policía Federal (PF) le preguntarán por qué se apropió de alhajas valuadas en unos 3,5 millones de dólares, siendo que éstas debieron ser devueltas al Estado una vez finalizado su mandato.
Ese no será el único interrogante deberá responder el capitán recién llegado. El senador Humberto Costa, del Partido de los Trabajadores (PT) está interesado en saber si los presentes lujosos fueron una recompensa -más bien un soborno- por la refinería de petróleo vendida a un fondo de inversión árabe a mil ochocientos millones de dólares, siendo que su precio de mercado era de tres mil millones.
Harry Potter
Acompañado por agentes de seguridad y asesores (entre ellos un especialista en fake news), Bolsonaro aterrizó a las 6.39 horas de este jueves en el Aeropuerto Internacional Juscelino Kubitscheck.
En diciembre fue detenido un militante bolsonarista por colocar una bomba en la panza de un camión tanque con el cual intentó volar esa aeroestación para causar el caos e impedir que Lula asuma el primero de enero.
El expresidente viajó en la primera clase de un Boeing 737 Max 8 de Gol, en cuyo fuselaje hay imágenes de la saga Harry Potter, como parte de la una campaña publicitaria de la franquicia.
El avión pintado de gris con diseños sobre el tren expreso de Hogwarts, fue uno de los temas reproducidos en las redes sociales esta mañana.
El grueso de los pasajeros del "avión de Harry Potter" demostró ser simpático a Bolsonaro, recibido con un aplausos y quien comentó haberse sentido muy a gusto con la populosa colectividad brasileña afincada en Florida. También elogió a la gobernación de ese estado, al frente de la cual está el Partido Republicano.
Un blooper
Desde Orlando, ciudad próxima a Disneylandia, imaginó un retorno cinematográfico, con una multitud de seguidores aclamándolo, como ocurrió en Brasilia en setiembre de 2022 durante su incitación al golpe del Estado celebrado por decenas de miles de acólitos.
Con esa expectativa ordenó a sus correligionarios del Partido Liberal (PL) que solicitaran al gobierno de Brasilia para la cesión de un camión del Cuerpo de Bomberos con el cual saludaría al público.
La realidad observada este jueves fue distinta a esa ilusión de Bolsonaro.
Apenas una centena de simpatizantes con banderas nacionales aguardó a su líder en el aeropuerto donde se lo aclamó como "mito" y hubo insultos contra el "ladrón" Lula.
El ministro de asuntos institucionales, Alexandre Padilha, que acababa de reunirse con Lula comentó, "dijeron que iban a llamar al Cuerpo de Bomberos para que lo lleve a Bolsonaro por la ciudad, hablaron de un carro abierto. La verdad es que fracasaron".
Usando unn jerga juvenil el funcionario ironizó:, Bolsonaro "flopeó", lo que podría ser traducido libremente como "cometió un blooper".
Auto blindado
Había una gran expectativa por el regreso del principal líder opositor brasileño y referencia de la ultraderecha internacional.
Más allá del poco impacto de su retorno, desde el gobierno y el PT nadie da por muerto a un dirigente que obtuvo 58 millones de votos en los comicios del 30 de octubre vencidos por Lula por estrecho margen.
La llegada a Brasilia fue cubierta por los principales medios nacionales y seguida con atención por la prensa mundial.
En sus primeras declaraciones , realizadas ante dirigentes del PL, reveló que uno de sus ejes será la seguridad y posiblemente, asociar al gobierno con la organización delictiva Primer Comando de la Capital (PCC).
Llegó a insinuar ante sus conmilitones que desde el Palacio del Planalto no se preocupan ante la hipótesis de un atentado. "Yo tengo derecho a dos autos blindados, el PCC está haciendo planes, uno está preocupado, uno no tiene un pecho de acero. Que no me den auto blindado no es una actitud racional por parte de este gobierno", se quejó.
"Yo nunca perseguí a un expresidente, ahora conmigo es diferente, ellos están dando un recado claro" al impedir la entrega de un blindado.
Tal vez para sobreactuar el riesgo de un atentado Bolsonaro recorrió las oficinas del PL en el centro brasiliense, vistiendo lo que parecía ser un chaleco antibalas debajo de una campera negra, una indumentaria nada cómoda en la calurosa mañana.