Callan las palabras y sube la Negra Chagra para encender la emoción. Su versión de “Coplas de Tata Dios”, acompañada por Leonel Iglesias en guitarra, es la mejor manera de revivir la magia de su creador, Gustavo “Cuchi” Leguizamón, en medio de este infierno urbano. Encima llovizna feo afuera, donde el biorritmo humano se pone espeso, y la protesta social se hace sentir a puro bombo, platillo y cántico. Es la diferencia entre ese afuera y un adentro (el salón dorado de la legislatura porteña) donde tenía lugar, al cierre de esta edición, la declaración de interés cultural de la obra del mejor compositor de zambas del universo. Una diferencia de climas que, pasada a música, deviene en un dúo de lujo (Leopoldo Deza en flauta traversa + Diego Rolón, en guitarra) encarando una versión instrumental de “Juan del Monte”, y reengancha con la voz de Rubén Goldín, haciéndose cargo de “Cartas de amor que se queman”; vuelve a formato dúo para un fino y muy particular paseo por “Zamba de Lozano” (Quique Sinesi en guitarra + Astrid Motura en cello) y allí se queda con el tándem Sara Mamani-Lilian Saba, saboreando las copas labiales de “Canción de cuna para el vino”.
Es el sonido y la belleza que destacados músicos, poetas y cantores de la música popular argentina le ponen al homenaje, impulsado por la legisladora del Frente para la Victoria, Andrea Conde. “Sus composiciones cambiaron la música popular para siempre”, había dicho ella, antes que la música empezara a sonar “Sus zambas recorren las calles de Buenos Aires y nos llevan a otras geografías… viven en nuestra memoria colectiva para siempre”, testimonia Conde, mientras se le hace entrega del reconocimiento a Emma Palermo, la mujer del Cuchi, y toma la palabra Delfín, uno de los hijos de ambos, que aboga por transformar esta declaración cultural en una declaración de amor, y aprovecha para ponerse en lugar del padre. “Si el Cuchi hoy tocara en un concierto y tuviera una declaración, no sé si Clarín o La Nación, pero sí se fijaría en PáginaI12, porque hay que hacerle frente a esta devastación cultural”, se despachó el Legui hijo, que se solidarizó con el diario y sus trabajadores. Tras una larga biografía leída por Julio Alvarez, subieron a escena Lilian Saba (tocó “Zamba para la viuda”); Chany Suárez (“Bajo el azote del sol”); Luciana Jury (“Lavanderas de río chico”); Nora Sarmoria (“Chacarera del holgado”) y el tándem Juan Falú y Liliana Herrero que, además de visitar “Zamba del argamonte”, habilitó palabras del tucumano. “Una de las dos veces que vi al Cuchi en mi vida, me dijo que todos los folkloristas debíamos escuchar a Tom Jobim”, recordó Falú, que también se encargó de recrear la eterna “Zamba de Lozano”.