Parar un momento

“Es un día de verano, volvemos de un paseo a caballo, lo sé por lo que lleva puesto papá. Entra en la sala de estar de la casa en la que he crecido. Estoy de visita con mi primer bebé recién nacido. Se acuesta con su nieto y ambos se duermen juntos. Un sentimiento de confianza y seguridad me obliga a tomar esta foto”, cuenta Mary McCartney sobre una imagen encantadora e íntima de su padre Paul en su casa de Sussex. Esta fue una de las obras que la fotógrafa eligió para su muestra Can We Have a Moment? donde reunió tres décadas de obra en lo fue su primera gran exposición en el Reino Unido. La muestra, exhibida en la galería Sotheby’s de Londres, termina hoy. Sin embargo, el recorrido online se puede realizar hasta el 9 de junio. Mary es hija de Paul McCartney y de la fotógrafa Linda McCartney, de quien aprendió el oficio “por ósmosis” según cuenta en un video que acompaña la muestra. De hecho, también hay velados homenajes a Linda. En una de las fotos se ven las manos de su madre sosteniendo una rana verde sobre un fondo rojo. Y en otra, el costado vacío de su cama. Esta imagen fue tomada en 1996, cuando Linda ya estaba enferma, dos años antes de morir. Can we take a moment? reúne 30 fotos que incluyen retratos, fotografías de la naturaleza e imágenes nunca antes expuestas. En ellas también aparece la hermana de Mary, la diseñadora Stella Mc Cartney y la gran amiga de las dos, Kate Moss. Una rareza es un retrato de la artista Tracey Emin sentada en la cama, vestida con frunces y volados como una desafiante Frida Kahlo. La exposición, pensada más bien como una instalación gigante y que incluye entrevistas a la artista que se pueden ver en YouTube, ha sido parte de la campaña con la que Sotheby’s visibilizó el trabajo de mujeres artistas en conmemoración del 8 de marzo, a lo largo de todo el mes.

Tómate esta botella conmigo

La Corte Suprema de Estados Unidos se encuentra en una encrucijada por un juguete para perros. Más específicamente, una inocente botellita de plástico que puede ser mordida a piaccere por las bestias rockeras de la casa. El nombre del juguete es “Bad Spaniels Silly Squeaker”. El asunto es que la botella emula aquella del whisky Jack Daniel's, que ya puso el grito en cielo. Mientras que la botella dice en su etiqueta “Old No. 7 Tennessee Sour Mash Whiskey” el juguete para perros dice “Old No. 2 on your Tennessee Carpet”. Bueno, a los perros les gustan las alfombritas, como bien se sabe. La botella de licor dice “40% de alcohol por volumen”, mientras que el juguete asegura “43% poo por volumen” y “100% Smelly”. Es probable que los perros no tengan inconvenientes con esta descripción, a menos que se les dé por sentirse estigmatizados como bichos que adoran los objetos sucios. Pero la abogada de la firma no piensa lo mismo. “A Jack Daniel's le encantan los perros y aprecia una buena broma tanto como a cualquiera. Pero a Jack Daniel's le gustan aún más sus clientes y no quiere que los confundan ni asocien su excelente whisky con caca de perro", escribió Lisa Blatt, abogada en documentos judiciales. “La libertad de expresión comienza con la libertad de burlarse", contraatacó la compañía de juguetes VIP Products LLC, responsable de la botellita que ahora fue guardada en un cajón al mejor estilo Ley Seca. La Corte se expedirá en junio.

Dos a quererse

Joni Mitchell está bastante ocupada en estos días, escribiendo el guión de su propia biografía. O más bien, dándole forma a su propia historia según su deseo y capricho. Y es que su amigo, el director Cameron Crowe, será el encargado de filmar esta biopic sobre la que aún no han trascendido detalles. Según The Guardian, la colaboración para este proyecto entre la artista y el director de Almost famous empezó un par de años atrás, quizás desde que Crowe comenzó a entrevistarla para las liner notes de sus cajas de reediciones. No obstante, ellos vienen tramando cosas juntos desde mucho tiempo antes, probablemente desde que aquella película (donde la voz de Joni aparece de soslayo cantando “River”) se estrenara a comienzos de los dos mil. Por entonces, Crowe aún era periodista musical. De hecho, por esa época entrevistó a Joni en exclusiva para Rolling Stone y comenzó su artículo contando que ella era parte del dream team de estrellas que él soñaba conocer, además de Marvin Gaye y Neil Young. Desde entonces, Crowe la ayudó a escribir intervenciones públicas, en especial luego de que la artista sufriera un aneurisma en 2015. En noviembre del año pasado Joni accedió a salir de su casa para participar del estreno del musical Almost famous, se dejó fotografiar en Broadway y aseguró que la obra teatral “es aún mejor que la película”. Una declaración que, cabe señalar, no logró evitar el fracaso de la puesta. 

La poesía como encuentro gentil

“Antes del poema/ en cada rama/ antes/ antes/ sólo allí quiso ser” se lee ni bien se ingresa al Museo del Libro y de la Lengua. En el piso, estos versos de Beatriz Vallejo son obra gráfica y visual, además de sentido. Y proponen ingresar en una experiencia híbrida, a medio camino entre la instalación y la performance, con la poesía argentina como protagonista. Se trata de Arder en lo que ya ardiendo ardía, una reversión de versos de Perlongher y sobre todo, una experiencia poética que se prolonga en el tiempo y el espacio cruzando épocas, regiones, entonaciones. Así deviene espacio de exploración donde conviven Olga Orozco, Susana Thénon o Glauce Baldovin con la palabra de poetas contemporáneos como Alicia Genovese, Gabby De Cicco, Beatriz Vignoli o María Teresa Andruetto. La propuesta original es de María Moreno, directora del museo, quien convocó a Andi Nachon y Juan Fernando García (poetas, gestores culturales y docentes de poesía) para que pudieran trazar el guión curatorial a partir de la recuperación de la voz de Alfonsina Storni. “Cuando uno piensa en una antología y comienza a mapear el territorio, este se expande más en las tonalidades, en las texturas, en la diversidad de voces. Esa es la idea que quisimos compartir”, comenta Juan Fernando. Siguiendo esta línea, los curadores terminaron planteando ejes de sentido (por ejemplo, ars poéticas, paisajes, experiencias surrealistas) “pero no como carteles que separasen por géneros temáticos sino como rumor orgánico”, continúa Juan Fernando. Así llegaron a una síntesis entre poetas y poemas que se expresa en instalaciones, un living de lectura, un sector con los videos de Verso (proyecto de Daniel Lipara y Flor Montesano) y una zona donde cada quien puede dejar su propio texto escrito. A la exhibición de primeras ediciones que los curadores tomaron de sus propias bibliotecas, se le suman lo que denominan “animitas”. Se trata de pequeños altares profanos que honran a Mirta Rosenberg, Estela Figueroa y Juana Bignozzi, a quienes se sumarán Irene Gruss, Tamara Kamenszain y Macky Corbalán, entre otras. La muestra, que continúa hasta el 30 de junio, se complementa con lecturas y actividades dentro del museo. “Hace décadas que la poesía tiene una presencia contundente en el territorio de la literatura argentina. Si ahora esa presencia se robustece, quizás tenga que ver con el mundo arduo y despersonalizado que transitamos. En ese sentido, el poema da refugio, es gentil, es hospitalario”, sintetiza Andi Nachon.