Los investigadores del crimen de una joven embarazada de siete meses, cuyo cuerpo calcinado fue encontrado hace diez días en la localidad neuquina de Rincón de los Sauces, creen que la asesinaron durante un ritual a San La Muerte, informaron hoy fuentes judiciales. La mujer recibió una llamada cuando estaba en Mendoza en la que su ex pareja, uno de los detenidos, la amenazaba diciéndole que “si volvés a Rincón, te mato”. Para los investigadores, de cuestiones de género mejor no hablar.

El jefe de Homicidios del Ministerio Público Fiscal de la provincia de Neuquén, Agustín García, explicó que la hipótesis de la muerte en un ritual se basa en que dos de los tres detenidos por el crimen de Fernanda Pereyra (26) “tienen santuarios” de dicho personaje e “imágenes del Diablo” donde residían y uno de ellos “cinco o seis tatuajes” que muestran “mujeres prendiéndose fuego”. Más cerca del oscurantismo como criterio, el Medioevo.

El viernes último, el juez de la causa, Lucas Pablo Yancarelli, dictó las prisiones preventivas por seis meses para Luciano Hernández, expareja de la víctima (quien realizó la llamada según la abuela de la víctima); Osvaldo Castillo, y Diego Marillán como “coautores de homicidio doblemente calificado” por el “vínculo” en el caso del primero y por el “concurso premeditado de dos o más personas”. Con esa carátula, la causa no aparecerá como femicidio.

Según el funcionario judicial, Fernanda fue asesinada de “una cuchillada en la zona del hemitórax izquierdo” y los peritos entienden que la mataron “adentro de una camioneta Renault Kangoo” propiedad de Hernández, ya que en la “parte de la caja de la misma se descubrieron “manchas de sangre que habían sido lavadas e, inclusive, algunas de ellas en el techo”.

El fiscal García señaló que si bien este vehículo pertenecía a la ex pareja de la joven, también era utilizado por otro de los acusados.

En tanto, el investigador consultado confirmó que Fernanda “fue amenazada unos días antes” del crimen cuando había ido a visitar a su familia en la provincia de Mendoza, de donde ella era oriunda. En esa oportunidad, la abuela de la joven escuchó una conversación telefónica entre su nieta y Hernández en la que éste le dijo: “Si volvés a Rincón te voy a matar, no vas a vivir ni un día más.”