Misterio, belleza, originalidad y desprejuicio. Esas cuatro palabras podrían sintetizar o aproximarse a la obra de Ricardo Vilca, el maestro de la Quebrada de Humahuaca. El guitarrista, compositor y docente rural jujeño falleció el 19 de junio de 2007 con solo 53 años pero dejó un legado musical que se sigue expandiendo y dejando estelas luminosas. Uno de esos hallazgos es el reciente disco del compositor, bandoneonista, intérprete y cantor Tomi Lebrero, Vilca, quien trabó una amistad con el jujeño a comienzos del nuevo siglo y juntos grabaron algunas versiones que hoy salen a la luz.
“Lo que Ricardo deja es esa puerta al misterio que es conmoverse con lo simple y poder generar una imagen musical-melódica poderosa”, sintetiza Lebrero. “Y que no es necesario ser pretencioso, complicado e intrincado para expresar una verdad. Ahí hay una enseñanza enorme”, completa el músico, que presentará el disco homenaje este sábado a las 20 en el Centro Cultural Kirchner (Sarmiento 151).
“Tiene cierta mística el hecho personal que me decidió a hacer el disco”, cuenta Lebrero sobre la génesis del proyecto. “Yo grabé esos temas un par de años antes de que Ricardo muriera, pero en un momento los perdí. Pensaba que ya habían desaparecido, pero una vez Laura, mi compañera, los encontró en un disco rígido. Ya estaban mezclados y todo. Y ahí me decidí a hacer el disco”. La historia de la grabación de los temas ocurrió en 2006, en San Salvador de Jujuy. “No había tantos estudios en Jujuy y no existían los estudios caseros. Grabamos esos tres temas -'Carnaval, misterio y fuga', 'Chaupi Rodeo' y el tango clásico 'Don Juan'- y ahora me arrepiento de no haber hecho más. Fue muy mágico ese encuentro, se dio muy rápido”, dice el bandoneonista, quien grabó esas tres canciones también con la colaboración de la charanguista Laura Zabala.
El resto de las canciones que integran el disco son versiones actuales –junto a su banda El Puchero Misterioso- de clásicos de Vilca como “Cachis de Iruya”, “Quebrada de sol y de luna”, “Misachico de Cangrejillos”, “Diálogo de quenas y zampoñas”, “Canto del tero”, “El último tren”, “Diálogo de quenas y zampoñas”, “Presagio”, “Nuevo día” (con Nora Benaglia) y “Guanuqueando” (con Nadia Larcher), entre otros. Y dos temas inéditos compuestos por Lebrero: “Tucha” y “Evocando a Ricardo”. Y el clásico tanguero “Don Juan”.
“Era como un chiste que hacíamos con Ricardo. Él no era solo un gran intérprete de sus temas, sino que también era muy bueno tocando músicas de otros muy a su manera”, sostiene el músico. “Hay un dicho que dice 'el viento sopla donde quiere'. Y claramente ahí sopló en ese niño humahuaqueño que después creció con todo ese universalismo y eclecticismo. Era un tipo con todo su bagaje humahuaqueño, pero que se había acercado, a la música de Bach y Piazzolla a través de un par de casetes”.
En este concierto en el CCK, el cantante y bandoneonista estará acompañdo por Alex Musatov en violín, Lucila Pivetta en bajo, Santi Grandone en piano y teclados, Dizzy Espeche en guitarra eléctrica, Tomás Mutio en guitarra criolla y Nicolás Echeverría en batería. La cantora Nadia Larcher y el charanguista Miguel Vilca serán los invitados. En tanto, el viernes 12 de mayo a las 21 también lo presentará en el CAFF (Sánchez de Bustamante 772).
“En los nuevos tracks no hay una intencionalidad tanguera buscada, pero va en sintonía con la música de Ricardo, que de alguna manera era bastante piazzoliano”, dice. “Y mi grupo también tiene una sonoridad de quinteto de tango o incluso del rock-tango. Cuando hicimos los temas Ricardo sabía que iba a aparecer algo por esa órbita”. El disco se publicó en formato físico y en mayo estará disponible en plataformas digitales.
-¿Su apertura musical y su amor por lo telúrico fue lo que más te atrajo de él?
-Sí. Y también eso se reflejaba notablemente en su personalidad, porque en la Quebrada hay una cosa así medio gregaria de "sos de acá, sos de allá". Ricardo era muy desprejuiciado: en seguida él conectaba con vos seas de donde seas, del credo que tengas. Es un tipo que conectaba con la música y con lo distinto. También tenía una adoración por el bandoneón, porque es un instrumento que siempre había querido tocar. Fue un regalo que me dio la vida el encuentro con Ricardo.
-¿En ese momento te dabas cuenta que era un "distinto" y que iba a convertirse en un referente de la música folklórica argentina?
-Yo era completamente consciente de que estaba al lado de alguien que era diferente, Justo yo en ese momento estaba tomando clases con Rodolfo Mederos y él también es un tipo distinguido. Con Rodolfo fue la primera vez que conectaba con un maestro, con un músico. Y cuando conocí a Ricardo sentí que había una intensidad similar o incluso más afín a mis intereses musicales. Aprendí mucho con Ricardo, no solo por su mundo compositivo sino por su forma de tocar. Era un privilegio tocar con él. Los temas de Ricardo tienen tanto ángel; esa simpleza pero con una verdad irrevocable. Algo muy difícil de lograr.