El invierno de julio parece sentarles bien a los hinchas de Chacarita, el entrañable club que ya lleva 111 años de existencia. Anteayer nomás, fines del mes pasado, festejaron ruidosamente en su casa la vuelta a Primera División frente a Argentinos, rival encumbrado en este disputadísimo torneo de la B Nacional que acaba de finalizar y primer equipo ascendido a la A en la temporada. Y a principios de ese mes, más precisamente el 6 de julio, los mismos simpatizantes del Funebrero recordaron con orgullo los 48 años de la obtención del Campeonato Metropolitano de 1969, cuando Chacarita venció 4-1 en la final nada menos que a River en el estadio de Racing, en un momento particularmente álgido para nuestro país. ¿Por qué? Porque poco antes, el 29 de mayo de 1969, la insurrección popular conocida como Cordobazo se desataba en la capital de la provincia mediterránea contra el gobierno de facto del dictador Juan Carlos Onganía, regente de la autodenominada “Revolución Argentina”. Pero vayamos por partes.
Como en las máscaras de teatro, el pasado domingo 30 de julio será recordado con tremenda alegría por la gente de Chacarita y con cierto dejo de tristeza por la parcialidad de Guillermo Brown, el sorprendente conjunto de Puerto Madryn que peleó codo a codo los primeros puestos de la tabla durante todo el certamen, pero se mancó sobre el final.
Luego del empate 1-1 frente al Bicho, en la despedida de su entrenador Gabriel Heinze, el sufrido Chacarita dejará tras de sí la divisional más picante del fútbol argentino. Para el popular equipo de San Martín el carnaval parece no querer tener fin, luego de que la ansiedad y el nerviosismo primaran por encima del buen juego, sobre todo en los últimos compromisos. Pero ya lo había anunciado el director técnico Walter Coyette en Mataderos, tras el empate 1-1 con Nueva Chicago en la penúltima fecha: “La fe y la ilusión están intactas”.
Dicen que la fe mueve montañas. Pero también hay que acompañarla con trabajo. Y Chacarita sudó la gota gorda con una muy buena campaña que abarcó 22 partidos ganados, 11 igualdades y 11 derrotas. Asimismo convirtió 57 tantos y recibió en su propia valla 40 goles. Y contó en su plantel con el goleador absoluto del torneo, Rodrigo Salinas, el delantero de 29 años que perforó las redes en 30 ocasiones, y que venía de militar, entre otros, en el Toluca y en Atlas, ambos de México.
Y aunque las comparaciones suelen ser odiosas, los fríos números de las estadísticas entre este ascenso reciente y el campeonato logrado hace 48 años acaso no difieran demasiado. Si bien en 1969 jugó poco más de la mitad de los encuentros (24) en relación con este torneo de la B Nacional 2017 (44), en aquella gesta Chacarita ganó 15 partidos, empató 4 y cayó en 5 oportunidades, con 38 tantos a favor y 27 en contra.
La única estrella conseguida cuando moría la década del ‘60 tuvo no pocas curiosidades. En ese Metropolitano, Chacarita tuvo tres técnicos distintos: Francisco Pizarro estuvo al frente del plantel en 21 partidos, Juan Manuel Guerra dirigió sólo uno, en tanto que a Víctor Rodríguez le bastó estar presente en el banco en dos ocasiones para coronarse campeón con el conjunto de San Martín, que no tuvo expulsados en toda la campaña.
Tampoco nadie podía imaginar que el equipo que en la fecha 2ª cayera goleado 7-1 frente a Lanús terminara imponiéndose en la final –y con holgura– a River, un grande que hacía 13 años que no salía campeón y principal candidato a quedarse con el título. Esa tarde en el Cilindro, con un frío casi de novela rusa, los goles convertidos por el lungo Horacio Ricardo Neumann (que metió dos), Angel Marcos y el Tano Franco Frassoldatti enmudecían a la parcialidad riverplatense, que debió esperar seis años más para sacarse la mufa y volver a campeonar de la mano de Angelito Labruna.
Así fue que en 1969 comenzaba la leyenda del “agrande” de Chacarita. Pero lo cierto es que también ese mismo año pasaban cosas en la convulsionada Argentina de entonces. En Córdoba, los secretarios sindicales de la Confederación General del Trabajo Elpidio Torres (Smata), Atilio López (Unión Tranviarios Automotor), así como Agustín Tosco (Luz y Fuerza) de la CGT de los Argentinos, estuvieron al frente de una serie de puebladas que fueron debilitando poco a poco al gobierno militar, abriendo paso a una salida electoral que terminó concretándose con las elecciones de 1973. Pero, claro, ésa es otra historia.