La escritora Júlia Bacardit, de 32 años, presentó en estos días, en su Barcelona natal, un libro que, en catalán, se titula Un dietari sentimental. Mezcla de ensayo con diario personal marcado por cuestiones sentimentales que van de 2018 a 2021, el libro fue editado por el sello Meduda y tiene una particularidad, que ha causado cierto revuelo: su autora decidió, de manera explícita, que no haya una edición en castellano.
“He prohibido la traducción al castellano del libro. Por contrato. No quiero contribuir a la bilingüización de la literatura catalana”, manifestó en una entrevista. La cuestión del bilingüismo es central en Cataluña. Los grupos más proclives a la independencia avalan su enseñanza en las escuelas y se apoyan en que, al igual que el vasco y el gallego, tiene reconocimiento en la Constitución de 1978.
Bacardit viene de publicar, en 2020, El precio de ser madre, que sí fue traducido al castellano. De hecho, esa edición se vendió más que la catalana. “Esta decisión, esta negativa, es una cosita pequeña que los escritores podemos hacer por nuestra lengua”, manifestó ahora, al tiempo que negó que fuera una estrategia de marketing para conseguir atención sobre su libro.
Periodista y editora, aseguró que “mi relación con el catalán es familiar" y que "aprendí a hablar el castellano bastante tarde, lo que no es tan común en Cataluña”. Ahora, se dedica a enseñar el catalán en forma voluntaria. “Mi ‘pareja’ de lengua es Juan, un físico maravilloso de Guadalajara, y eso es lo que hago para luchar contra mi depresión lingüística”, aseguró.
"Yo nunca voy a vivir de esto ni pienso que se va a leer mucho, como me han dicho algunos, acusándose de presuntuosa. Simplemente es una forma pequeña de pelear por la cultura catalana. Además, ya hay muchos libros en español: nadie se va a perder nada porque no esté el mío”, remarcó, e insistió: "No quiero contribuir a la bilingüización de la literatura catalana". También adujo que es una "decisión firme" frente al "retroceso clarísimo del catalán".
Sí acepta que haya traducciones a otras lenguas y niega ínfulas supremacistas. "Si lo hago, es porque para mí eso es muy importante, es personal y me hace daño de verdad". Y cerró así: "Es la única aportación que puedo hacer por nuestra lengua, la única pequeña victoria es que mis amigas castellanoparlantes me lean en catalán".