Sin todas las etiquetas correspondientes en las góndolas y con productos en vías de reformulación, es temprano todavía para sacar conclusiones sobre el impacto social de la ley. A nivel internacional, con la región como pionera de esta política, hay evidencia de que la actitud de compra se modifica con esta norma. Las personas comienzan a elegir alimentos con menos sellos o sin ellos. Mientras que el Estado está iniciando un estudio descriptivo con datos de encuestas para conocer los hábitos de consumo de la población y los cambios que vayan apareciendo en los establecimientos educativos, entre otras cosas, una consultora privada, ShopApp, publicó un primer informe en relación a esta pregunta.

La consultora encuestó a más de mil personas de todo el país. El dato más relevante del estudio es que "el etiquetado es más efectivo en los productos falsamente percibidos como saludables. El yogur, la barrita de cereal, el jugo comercial de frutas. En esos productos que elegíamos pensando que eran una opción saludable y nutritiva es en los que más se transforma la decisión de compra", explica Andrea Graciano. Es una tendencia que ya se observó en otros países. Sobre este punto, la nutricionista hizo un hilo de Twitter que se viralizó y en el que hasta ensaladas y galletitas de agua quedaron en la mira. 


Por el contrario, en categorías que se perciben como menos saludables, son más quienes se vuelcan hacia la opción de seguir comprando la marca habitual sin dar importancia a las advertencias. Un ejemplo grafica este contraste. En el caso de los cereales, el 46 por ciento de los consumidores cambiaría su marca habitual por una con menos sellos; 25 por ciento la seguiría comprando. Si se trata de golosinas, apenas un 20 por ciento de los consumidores dejaría su marca habitual.

Las que más desconfían respecto de la saludabilidad de los productos que adquieren son las mujeres mayores de 30 años de nivel socioeconómico medio-alto. Son, entonces, más propensas a abandonar marcas. Los hombres mayores de 50 de nivel socioeconómico medio-bajo son más "blandos" en su percepción y ponen el acento en la "indulgencia" y el "placer". El conocimiento de la norma alcanza a siete de cada 10 consumidores. Sólo el 28 por ciento dijo conocer mucho o bastante sobre lo que está en juego. Ocho de cada 10 de los que conocen la ley acuerdan con ella, fundamentalmente porque "ayuda a conocer lo que comemos".

Por la salud de les niñes

Por otro lado, un estudio multicéntrico, liderado por el Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria, reveló una conclusión muy importante: la ley evitará más de 100 mil casos de sobrepeso y obesidad en niñas, niños y adolescentes. Esto se debe a que podría implicar una reducción de casi el 25 por ciento del consumo de bebidas azucaradas. El problema de la obesidad supera al 40 por ciento de los chicos del país, según la última Encuesta Nacional de Nutrición y Salud. El impacto se registrará también en su vida adulta, reduciendo riesgos de diabetes, enfermedades cardiovasculares, cáncer y otras patologías.