Poco antes de las 12.20 del mediodía, la Policía de la Ciudad de Buenos Aires avanzó con un violento operativo represivo contra los trabajadores de la Línea 620, que protestaban por el crimen de su compañero Daniel Barrientos.
Golpearon con palos y lanzaron gases con el objetivo de rodear y llevarse, a la fuerza, al ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, quien alrededor de las 11.45 había llegado a la bajada de General Paz y la Avenida Juan Manuel de Rosas para intentar dialogar mano a mano.
La imagen de un policía golpeando con su escudo en la cara a un chofer que hablaba con otro oficial sintetizó la brutalidad del operativo, del que --a una hora de los hechos, el flamante ministro de Justicia y Seguridad porteño, Eugenio Burzaco, no había dados explicaciones. Los trascendidos eran que el operativo buscó salvaguardar la vida de Berni.
La Policía de la Ciudad, a cargo de la custodia de la General Paz, llegó de imprevisto --al igual que lo hizo Berni-- y mientras el ministro de Seguridad bonaerense, herido y acorralado por los trabajadores contra el paredón de la autopista, intentaba mediar. "Tranquilos", "despacio, despacio", "¿Vamos a hablar o no? Pero así no podemos hablar", eran algunas de las frases sueltas con las que Berni intentaba calmar a los trabajadores de la Línea 620 minuto antes de la llegada de la Infantería de la Policía de la Ciudad.
"No me voy a ir sin hablar", "no hay ninguna represión", empezó a intervenir cuando el cordón de la Policía de la Ciudad comenzó a avanzar sobre los trabajadores que acorralaban a Berni, entre la pared de la autopista y los reporteros televisivos. Durante la media hora que transcurrió entre la llegada del ministro de Seguridad bonaerense y el arribo del Cuerpo de Infantería, solo dos policías de la Ciudad estaban custodiando al funcionario.
El cordón policial avanzó a golpes de palos y con gases lacrimógenos, rodearon a Berni y lo arrastraron --ante la resistencia de Berni que gritaba "no me quiero ir"-- hasta un auto civil de la Policía de la Ciudad, en el que se lo llevaron.
Mientras lo subían al móvil, se escuchaban los disparos de las postas de goma y la represión que continuaba contra los trabajadores. "Es la Policía de Berni que nos golpea", se quejaban los compañeros de los trabajadores golpeados sin diferenciar qu en realidad eran golpeados por la fuerza de la Ciudad.