Con sus bloques de colores dando tumbos en el aire mientras los jugadores arman un frenético rompecabezas, el Tetris sigue siendo uno de los más elegantemente simples videojuegos. Incluso ahora, 39 años después de su creación. Pero no muchos conocen la historia detrás del juego. Cuando el realizador Jon S.Baird (el mismo de Stan & Ollie y Filth, adaptación de la novela de Irvine Welsh) se enteró de ella, tras leer el guión de lo que se convertiría en su adaptación para Apple TV+ Tetris, hizo una apuesta doble. "Mi sensación era '¿esto sucedió de verdad? Es completamente loco!'".

"Loco" ni siquiera sirve para empezar a cubrir una historia que une al Politburó soviético, el ya fallecido magnate de los medios Robert Maxwell y el lanzamiento del icónico GameBoy de Nintendo, varias partes interesadas enredadas en conseguir los derechos para el Tetris. Inventado en 1984 por el programador ruso Alexey Pajitnov, el  juego tomó su título de "tetra" (por "cuatro", un guiño a los bloques en pantalla) y "tenis", uno de los deportes favoritos de Pajitnov.  Gradualmente, esta diabólica invención se abrió camino a una convención de consumidores de electrónica en Las Vegas, donde llamó la atención de Henk Rogers, un entrepreneur estadounidense y  diseñador de juegos que lo apostó todo para conseguir los derechos globales.

En la película, Rogers es interpretado por la estrella británica Taron Egerton (de la biopic de Elton John Rocketman y la saga de películas Kingsman), mientras que el actor ruso Nikita Yefremov toma el rol de Pajitnov. Como Baird, Egerton apenas podía creer la historia. "Estaba muy dispuesto a diseccionar qué era verdad y qué era ficción, y cuál era el toque hollywoodense", dice. "Me quedé bastante asombrado de saber que mucho de lo que se presenta en esta historia sucedió realmente. Particularmente, la muy caballeresca actitud de mi personaje para meterse en esa parte del mundo y tratar de procurarse los derechos para un videojuego."

Bajo las leyes del copyright, la Unión Soviética tenía un monopolio estatal de las importaciones y exportaciones. Y los investigadores soviéticos -Pajitnov trabajaba en ese momento para la Academia Soviética de Ciencias- ciertamente no tenían permitido obtener beneficios de sus creaciones. Pero sin papeleo no introducciones formales, Rogers fue a Moscú para negociar con ELORG, la compañia estatal que se encargaba de la importación y exportación de hardware de computadoras. "Lo vi como un juego de  aventura", dice hoy. "Esa es la manera en la que lo sigo viendo. Podría haber hecho un mal giro en cualquier momento y haber caído en la fosa de lava."

Rogers llegó a Moscú solo con una visa de turista. "No sabía si iba a terminar en un gulag, o siquiera si iban a dejarme entrar", dice. "Era un pez fuera del agua. Nunca antes había ido a un país comunista. Nunca antes había estado detrás de la Cortina de Hierro. Simplemente no sabía lo que estaba haciendo. Y esa era una parte muy excitante del asunto."

A mediados de los años ochenta, Moscú era un ambiente bastante hostil para un capitalista como Rogers. "Dadas esas visiones tan diferentes del mundo por parte de dos facciones bien separadas, podés ver que la situación podía ser un poquito incendiaria", dice Egerton. Rogers sintió que era "un lugar muy extraño" para visitar. "No conseguí que nadie me sonriera."

La única persona de quien eventualmente consiguió una sonrisa fue Pajitnov, quien reconoció a Rogers como un espíritu familiar. "El no fue el primer aventurero que andaba detrás de Tetris en ese momento", dice el ruso hoy. "Pero cuando me di cuenta que él también era diseñador de juegos eso cambió todo en mi corazón, porque era el primer colega que me encontraba en mi vida. En ese momento en Rusia no había creadores de videojuegos." El dúo incluso trabajó en conjunto para mejorar el juego. Rogers fue instrumental en darle al jugador mayores puntajes si completaba una línea simple, doble, triple o cuádruple.

La mucho más básica encarnación original del juego era comprensible. "El Tetris original estaba diseñado específicamente para la plataforma de computadora", explica Pajitnov, quien nunca en su vida había visto ningún tipo de consola de juegos. A Rogers, por otra parte, le habían permitido echar un vistazo a la primera versión de un nuevo y revolucionario producto de Nintendo, el GameBoy. Luego de que Rogers convenciera a la primera línea de Nintendo de que debían ofrecer un combo de esa consola de juegos que cabía en la palma de una mano con el Tetris, probó que iba a ser la puerta de entrada para que el GameBoy llegara a millones de consumidores. 

Eventualmente, Pajitnov y Rogers fundarían la compañía Tetris en 1996, manejando los derechos mundiales para un juego que había vendido la abrumadora cifra de 500 millones de unidades, convirtiéndose en el más vendido de la historia. Pero en el momento Rogers enfrentó una intensa rivalidad por los derechos, incluyendo a Robert Maxwell a través de su compañía de juegos para computadora Mirrorsoft. En la película es encarnado por Roger Allam, gritando como un tirano ególatra que asegura tener amistad con el entonces líder soviético Mijail Gorbachov. "Robert Maxwell es retratado de manera muy similar a como era en la vida real", confirma Rogers. "Sentimos esa presión en Moscú."

Mientras Maxwell trataba de apoyarse en Gorbachov para cancelar el contrato de ELORG con Nintendo, en realidad se estaba aproximando a una catástrofe total. Como muestra la película, había acumulado un exceso de deudas de 5 mil millones de dólares, lo que significaba que en realidad no tenía dinero para comprar el Tetris. Entonces se robó 900 millones de los fondos de pensiónn de sus compañías, poco antes de su misteriosa muerte a bordo de un yate de lujo en noviembre de 1991. "¿Lo veo como un villano?", analiza Egerton. "Quiero decir, ciertamente es retratado con muy pocos principios morales. Pero todos los que aparecen en la película... bueno, todos de algún modo están actuando por su propio interés."

Por supuesto, el colapso de la máquina de Maxwell no fue el único imperio que implosionaba. En ese momento se estaba desarrollando la Perestroika de Gorbachov, una política de descentralización en las decisiones económicas para mejorar la eficiencia. Tetris fue barrido por este cambio, un símbolo de la nueva apertura entre el Este y el Oeste. "Toda la gente por debajo de Gorbachov tenía instrucciones de en realidad hacer negocios y conseguir dinero y hacer lo correcto, más que someterse a la presión política", dice Rogers. "Si hubiera ido allí un año antes, creo que no lo hubiera conseguido. Pero llegué en el momento justo. Justo cuando la Unión Soviética estaba cambiando, convirtiéndose en otra cosa."

Originalmente, el título de la película de Baird era Falling Blocs ("Bloques cayendo"), una simpática referencia al Tetris en sí pero también al desmoronamiento en 1991 del imperio soviético, a medida que los países del Bloque Oriental iban apartándose de las reglas centralizadas. Este aspecto de la historia atrapó a Baird, quien estudió Ciencias Políticas y Relaciones Inernacionales en la Universidad de Aberdeen y vivió esa era. "Siendo un adolescente, era una época bastante aterradora. Recuerdo ver al presidente Ronald Reagan y a Gorbachov en estos encuentros en Reykjavik", dice. "Pero antes de eso, con los líderes rusos Leónidas Brezhnev y Nikita Khruschov, las cosas eran muy, muy tensas."

Es por eso que Baird siente que su película tiene tanta actualidad, dada la situación con Ucrania. "La gente que no recuerda la caída de la Unión Soviética, que era demasiado joven... a causa de este horrible conflicto con Ucrania tienen una idea de cuán ásperas eran las relaciones entre el Este y el Oeste, y el potencial de una guerra total", dice. "Nosotros vivimos con ello, y creo que, irónicamente, los pibes de hoy tienen una idea más adecuada de cómo era aquello a través de esta terrible guerra."

De todos modos, la pregunta permanece: ¿Cuán fiel a la historia real es Tetris? Pajitnov admite que cuando leyó el guión por primera vez lo sintió "como una película de acción", e incluso Baird señala que la persecución de autos a través de Moscú, cuando Rogers corre al aeropuerto, fue un embellecimiento total. Por encima de todo, Rogers quería asegurarse de que su "misión imposible" a Moscú permaneciera intacta. "No quería que eso quedara perdido en la cosa hollywoodense de la película. Eso es lo que más me preocupaba. Estaba pensando en eso todo el tiempo, con la esperanza de  nadie lo arruinara. Y no lo hicieron, para nada."

Es comprensible, teniendo en cuenta cuánto significa este juego para ambos. "Todavía sigo cuidando a mi bebé, a mi juego, al Tetris", dice Pajitnov, a quien los fanáticos le siguen pidiendo regularmente que les autografíe viejos cartuchos de Tetris para el Nintendo Entertainment System. En cuanto a la película, Rogers tiene un solo deseo. "Lo que espero que la gente tome de ella es que la amistad termina trascendiendo los sistemas políticos", dice. "Lo trasciende todo. Toda la Unión Soviética, todos los Estados Unidos, toda la Guerra Fría... todo eso se puede ir a pasear, porque nosotros somos amigos".

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.