A Sebastián Miquel le llegó una propuesta del Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires, presidido por Florencia Saintout. El fotógrafo menciona que la consigna consistió en “un libro sobre la provincia, para mostrarla con tu ojo”. La total libertad de la misión planteó de entrada un desafío: ¿cómo trazar un punto común en un objeto tan amplio? Miquel se refiere a este primer paso: “Es una provincia tan diversa que es inabarcable en términos de un libro y de contar algo”. Entre conversaciones y mapas de la provincia aceptó el reto y así es como empezó el proyecto del libro La diversidad nos une que terminó contando con aproximadamente noventa fotografías en su versión final.
Miquel es un fotógrafo y politólogo recibido en la Universidad de Buenos Aires con formación y experiencia en el ámbito editorial y artístico. Es autor de Aluvión, un documento de la resistencia (2018) y de fotos icónicas de la historia política reciente de Argentina, como la de Milagro Sala. Además, ha expuesto sus trabajos en diferentes espacios culturales del país y el exterior, constantemente trabajando en vínculo con artistas y referentes de la cultura nacional. Ha producido numerosas tapas de libros, tapas de discos y películas, y calendarios.
“La diversidad es lo común”
Página 12 conversó con el autor del libro ante el amplio desafío de buscar una identidad bonaerense a través de la fotografía. Lo primero con lo que nos encontramos como puerta de entrada a un entramado narrativo de imágenes es el título que propone cierta unión en lo diverso. A la pregunta por cómo se puede pensar el inicio de este recorrido Miquel responde: “Un primer problema es de abordaje filosófico y temático respecto a qué es lo que representa la provincia. No hay algo particular que la distinga. Es la diversidad la que termina convirtiéndose en lo común”.
El fotógrafo destacó que actualmente se está trabajando en ese objetivo, pero es un camino que puede tomar años y recién está empezando a pensarse de ese modo. A propósito, mencionó la complejidad y el valor de esta empresa: “Hay un trabajo muy valioso que está haciendo cultura y mismo Axel (Kicillof) en tanto impronta de gobierno que es pensar la provincia culturalmente, qué es aquello que tiene para mostrar, ofrecer y disfrutar”. Sobre otras propuestas visuales mencionó la presencia en redes sociales de “The Walking Conurban” como una apuesta interesante que aporta a ese propósito y empezó buscando mostrar curiosidades que habitaban el conurbano bonaerense, cuestionando la perspectiva “porteñocéntrica” y estigmatizada al respecto.
Sin embargo, en lo referente al abordaje del libro lanzado junto al instituto cultural, Miquel subrayó que “Buenos Aires no es sólo el conurbano, es un universo muy amplio”. Fueron tres meses de recorrido para el fotógrafo oriundo de San Luis que lo llevaron a encontrarse con rincones bonaerenses que le eran desconocidos hasta el momento y otros que fueron redescubiertos en el proceso.
El autor además reconoció el carácter intrínsecamente dialéctico de la búsqueda: “La provincia no es solamente campo, la soja o las vacas, pero lo es. No es solamente urbano, pero también lo es”. En ese sentido de la convivencia de la diversidad, la costa atlántica representó un particular punto geográfico de síntesis para Miquel, puesto que en él convive la gente que trabaja en el campo y la que trabaja en el conurbano.
Mapas, rostros y texto
Al momento de fotografiar hay que hacer un recorte. Ante la pregunta por qué fotografiar, el fotógrafo respondió que “El pueblo trabajador bonaerense es buena gente. Quería fotografiar eso”. En la búsqueda de la síntesis se encontró con trabajadores de la salud, ferroviarios, de los astilleros, gauchos, pero particularmente con lo que identificó como “una textura del pueblo trabajador” que lo emociona. Además, comentó críticamente ciertos vicios de la fotografía contemporánea de ridiculizar espacios y lugares con un tono irónico, especialmente al retratar a los sectores populares.
Miquel, por el contrario, busca rendirles homenaje sosteniendo que “Somos un pueblo que depende de sus trabajadores y la provincia de Buenos Aires es lo que es gracias a ellos”. Respecto a otros retratos del libro, aparecen diversos espacios geográficos y arquitectónicos que para el autor están articulados en la idea de los sueños sobre los que se montó la identidad bonaerense, un juego con las representaciones de la vida, de la organización de las cosas y ver cómo eso repercute en la gente de esos lugares. “La provincia es un sueño inconcluso a hacer” apuntó.
Las fotografías en blanco y negro del libro unifican de cierto modo el relato y son acompañadas por fragmentos de texto de otros autores como Aurora Venturini, Juan Forn, Rodolfo Fowgill, Ana Lahitte o Atahualpa Yupanqui. En esta elección estética de convivencia de materialidades y texturas, el autor reconoció las influencias presentes en su propia obra. Entre crónicas de la costa argentina y perspectivas filosóficas que marcaron el horizonte del proyecto comentó: “Uno pone a prueba sus fotos y ve qué pasa y las interpretaciones son muy diferentes. Si a eso le sumamos un texto más todavía”.
En este camino además destacó la importancia del rol del espectador en la construcción de sentido: “Juega mucho la subjetividad del que lee y mira. Hay un diálogo implícito propuesto y después será el viaje de cada uno” concluyó Miquel.