El domingo hubo elecciones en Finlandia y el lunes comenzaron las negociaciones para formar un gobierno de coalisión. El líder del partido conservador Kokoomus, Petteri Orpo, aspirante a ser el próximo primer ministro, dijo después de ganar las elecciones que tanteará a todos los partidos para formar una coalición fuerte que goce de una sólida mayoría en el Parlamento.

Para ello, debido a la habitual fragmentación del voto, deberá llegar a acuerdos con al menos dos partidos más y decidir si opta por asociarse con la ultraderecha o con el Partido Socialdemócrata de la primera ministra, Sanna Marin. El tercer socio de gobierno podría ser el liberal Partido de Centro, cuarta fuerza política del país, aunque el domingo tuvo el peor resultado electoral de su historia. Su líder, la ministra de Finanzas, Annikka Saarikko, afirmó que, luego de esta dura derrota, su partido pasará a la oposición porque así lo quiere el pueblo.

El conservador Kokoomus se colocó al frente de los comicios de este domingo consiguiendo 48 de los 200 escaños del Parlamento, por delante del Partido de los Finlandeses, que obtuvo 46 escaños. Los socialdemócratas sacaron 43. Pese a obtener mejores resultados que los de 2019 y ser, según los sondeos, la primera ministra más popular del siglo en Finlandia, ese éxito no le aseguró a Marin los diputados suficientes en el Parlamento.

Instalada desde hace más de 20 años en la vida política finlandesa, la extrema derecha batió en estos comicios su récord alcanzando el 19,05 por ciento. Finlandia, país de 5,5 millones de habitantes, se sube así a la ola nacionalista que recorre Europa, tras la llegada de los conservadores al poder en la vecina Suecia y la victoria de la ultraderecha en Italia. 

Reformas económicas y recortes

Los analistas coinciden en que la débil situación económica del país nórdico y la pérdida de poder adquisitivo de sus ciudadanos por la inflación, son claves para explicar la victoria de la oposición de derecha. Con una economía en ligera recesión, la inflación disparada hasta el ocho por ciento y una deuda pública equivalente al 73 por ciento del PBI, la prioridad de los conservadores es realizar reformas económicas y aplicar recortes agresivos.

"Hay una cuestión clave para nosotros, y es que todos los partidos del próximo gobierno se comprometan a reformar y arreglar nuestra economía", dijo Petteri Orpo. Para conseguirlo, los conservadores son partidarios de rebajar la presión fiscal y realizar un ajuste presupuestario de seis mil millones de euros durante los próximos cuatro años, mediante la reducción del gasto público y el aumento de la productividad y la tasa de empleo.

En esta cuestión, el partido Kokoomus está más próximo a la ultraderecha que a los socialdemócratas de Sanna Marin, quien insistió en que no formarán parte de una coalición que recorte en educación, salud o programas sociales para los más desfavorecidos. Algunos analistas señalan que puede ser complicado encontrar algún socio más entre los partidos pequeños, ya que su popularidad se resentiría si apoyan los recortes que se avecinan.

La ultraderecha pica en punta

El partido de ultraderecha Verdaderos Finlandeses que lidera Riikka Purra es, a priori, el principal candidato a formar el Ejecutivo con los conservadores, con quienes ya gobernaron hace dos periodos. Ambas formaciones comparten una visión similar en cuestiones económicas y son partidarias de atajar el endeudamiento aplicando recortes.

También apoyaron casi unánimemente el ingreso de Finlandia a la OTAN tras la invasión rusa de Ucrania, una adhesión que está a punto de materializarse y que los conservadores llevan muchos años propugnando. Además, el líder conservador no tendría problemas para trabajar junto a los Verdaderos Finlandeses porque no los considera de ultraderecha, a pesar de su xenofobia y sus vínculos con otros partidos europeos de esta tendencia, como la Liga italiana y Alternativa para Alemania.

Según Orpo, en Finlandia no hay partidos de extrema derecha, aunque él mismo, siendo titular de Finanzas, acordó en 2017 con el entonces primer ministro, el centrista Juha Sipilä, expulsar de la coalición gubernamental a los Verdaderos Finlandeses. El motivo fue precisamente el giro a la ultraderecha que dio esta formación con la elección como su presidente de Jussi Halla-aho, representante del ala más radical y principal mentor político de Purra.

En todo caso, las negociaciones entre las dos grandes fuerzas de la derecha no serán fáciles, dado que también mantienen grandes diferencias en asuntos como la inmigración y las políticas europeas y medioambientales. Los conservadores son proeuropeístas y quieren atraer a trabajadores que están afuera de la Unión Europea para paliar la falta de mano de obra, mientras que los Verdaderos Finlandeses son euroescépticos y su mayor prioridad es endurecer las políticas de inmigración y asilo.