En el marco de una ola de países que avanzan en las restricciones para el uso de Tik Tok, Australia estableció la prohibición de la red social china en celulares y dispositivos gubernamentales por razones de ciberseguridad y con la preocupación frente a una posible “injerencia extranjera”.
Así lo determinó el fiscal general de ese país, Mark Dreyfus, asesorado por los organismos de inteligencia y seguridad australianos. El director de los servicios de Inteligencia, Mike Burgess, había declarado ante el Senado que las redes sociales son utilizadas para "diseminar desinformación".
TikTok, lanzada en septiembre de 2016 por la empresa china ByteDance, permite realizar videos cortos y es utilizada por millones de personas de todo el mundo como entretenimiento o para obtener información noticiosa.
La decisión afectará únicamente a aquellos dispositivos del ámbito público y entrará en vigencia “lo antes posible”. Se permitirán solo algunas excepciones, “con las medidas de seguridad adecuadas”, para evitar cualquier riesgo de robo de datos.
De todas formas, los australianos podrán seguir usando la red social en sus celulares y dispositivos personales, aunque Dreyfus recomendó a los usuarios de privados y empresas "acceder a las recomendaciones" publicadas en el portal gubernamental.
Australia y China, una relación cada vez más tensa
Otros países y bloques regionales implementaron restricciones al uso de Tik Tok, como Estados Unidos, Canadá, Nueva Zelanda, Reino Unido y la Unión Europea. Y ahora Australia siguió sus pasos.
Desde 2018, Australia y China mantienen una relación diplomática tensa. Aunque los intentos por normalizar el vínculo se mantienen, persiste el malestar por el veto del anterior gobierno conservador australiano a las compañías chinas Huawei y ZTE de participar en el desarrollo de la red de 5G de ese país.
Tik Tok genera un fuerte debate en todo Occidente por el temor de que las autoridades chinas puedan violar el derecho a la intimidad a través de los datos recogidos en esta aplicación.
Australia, en tanto, cuenta con férreas leyes y medidas de seguridad contra la interferencia extranjera, con la mira puesta desde hace tiempo sobre Pekín ante la sospecha de que el gigante asiático trata de influir en su política doméstica.
De hecho, en febrero pasado, el Gobierno australiano decidió retirar de sus edificios casi un millar de cámaras de seguridad fabricadas por las empresas chinas Hikvision y Dahua, vinculadas al Partido Comunista Chino, ante el riesgo de que sean utilizadas para espionaje.