La cantante francesa Zaz, forjada en la canción de protesta, traerá su Organique Tour a la Argentina para mostrar en vivo el presente de su música con recitales en Mendoza, Córdoba, Rosario y Buenos Aires que ofrecerá desde el domingo 9 y hasta el sábado 22 de abril con la intención de exhibir un presente artístico donde, especifica, “sigo cantándole a la libertad pero lo hago desde el interior”.
“Durante mucho tiempo pensé que a ese canto de libertad la iba a encontrar al exterior, pero a partir de parar durante la pandemia logré tener más claridad conmigo misma para ver que para mí la libertad viene de sentirme auténtica, clara conmigo misma y entonces le sigo cantando la libertad pero encontré esa manera pero de otra forma”, confiesa Zaz.
Nacida hace 42 años como Isabelle Geoffroy en Tours, en el centro de Francia, su voz –curtida en la canción pero también en el jazz- fue comparada con las de Edith Piaf y Ella Fitzgerald hasta que encontró un nombre propio, se rebautizó Zaz y empezó a afilar un repertorio de contenido político. En ese camino publicó los álbumes Zaz (2010), Recto Verso (2013), París (2014) y Sur la route (2015), que incluyen algunos de sus más grandes éxitos como “Je veux”, “On ira”, “Éblouie par la nuit” y “Que vendrá”, entre otros.
Sin embargo y, pandemia mediante y con el flamante repertorio de Isa (2021) –su quinto disco donde se cuenta el hit “Imagine”- bajo el brazo, la artista encara una nueva etapa en su camino musical con el que llegará a la Argentina después de ocho años en el marco de una recorrida latinoamericana que además abarca Chile, México, Brasil, Uruguay y Perú. La visita local comenzará el domingo 9 en el Arena Maipú y luego continuará por Córdoba (Espacio Quality el 19), Rosario (Metropolitano, el 21) y Buenos Aires (Luna Park, el 22).
-¿Qué características tiene este Organique Tour?
-No se trata solamente de estas nuevas canciones sino de una cosa orgánica de volver a un tipo de esencia y volver a enfocarme en la música quitando todo lo demás. Por eso estoy presentándome en salas más pequeñas o, en tal caso, entablando una mayor cercanía con el público.
-¿Qué recuerdos tenés de tus anteriores visitas?
-Siempre que estuve en Argentina sentí mucha adrenalina. Y en ese sentido mi principal recuerdo es de un día de campo y quise cabalgar, pero el primer caballo que me dieron no funcionaba (risas). Pero de repente y al final de la tarde en un paseo por allí tuve un tipo de conexión con otro caballo y lo monté sin tener ningún implemento pero pude hacerlo. Siento que atravesé una experiencia mística.
-Has contado que la pandemia tuvo efectos concretos en tu música. ¿Qué pasó en ese período tan singular?
-Podría decir que acepté la pandemia personal. Casi un año antes de la crisis por el coronavirus había tomado la decisión de parar porque llevaba 12 años de locura máxima y yendo a todas partes del mundo, algo que me llevó a un tremendo nivel de agotamiento que hizo que llegara un momento en el que no tenía otra opción. Así que la pandemia reforzó esa sensación y al parar tuve que confrontar con lo que me tocaba y como resultado de ello salió Isa.
-¿Y cómo recibió el público este cambio de Zaz?
-Siento que la gente se identificó con esa transformación porque mucha gente tuvo que pasar por lo mismo en esos últimos años. Toda mi carrera ha sido el fruto de un proceso muy intenso y muy duro del que considero que salí renacida.
-¿De qué manera se sostiene una trayectoria en momentos donde la industria de la música apela tan rotundamente a los fenómenos fugaces?
-Intentando ser siempre auténtica. Si una se mantiene en su deseo, en lo que te llama, en lo que te impulsa a hacer música, allí hay mucha probabilidad que funcione por largo tiempo porque estarás ofreciendo algo verdadero y único.
-¿Cuánto de tu discurso artístico se vincula con la Organización No Gubernamental Red Asociativa Zazimut que trabaja en torno al colapso climático que padecemos?
-La relación entre mi música y esta organización es total porque ambas apuntan a tomar conciencia sobre todo lo que se puede hacer en nuestra sociedad si nos conectamos para poder cambiar las cosas. Hay todo otro mundo que hay que crear y eso es posible conectando a las personas para hacer buenas acciones.