¿Qué vida elegiríamos si pudiéramos hacerlo? ¿Somos quienes queremos o anhelamos protagonizar otra existencia? En definitiva, ¿podemos sostener la idea de una vida distinta sin encontrarnos con los mismos problemas? Algo de eso plantea Los inventados, una colección de ficciones dentro de otra ficción en la que el hastío y el deseo conviven para construir una trama onírica en la que el rompecabezas de su historia puede armarse de distintas maneras. Puede verse en el CC San Martín, en el Cine Teatro Helios y el próximo 10 de mayo estará disponible en CINE.AR.
Lucas (Juan Grandinetti) tiene un trabajo aburrido en un call center y un pasado del que parece renegar. Y en un casting para una publicidad conoce, frente a una cartelera de anuncios teatrales, a una chica (Verónica Gerez) que está por hacer un seminario de actuación. Arrastrado por ese primer encuentro fortuito, busca prolongarlo y se anota también. Son cuatro días en una casa alejada de todo, en la que cinco desconocidxs tienen que sostener el personaje que quieran inventarse con un único requisito: no cortar nunca. Porque, explica el profesor, "la verdad de la vida es bancarse el disfraz".
Desde ese momento comienza un torbellino de situaciones en las que lo verdadero y lo falso comienzan a desdibujar sus fronteras, y que sumerge a quienes miran en un juego interpretativo en el que casi cualquier posibilidad es creíble. Explica Vero Gerez: "Ahora que la veo como espectadora, me dejó más preguntas de las que imaginaba que me podía dejar una película. Es una ficción sobre la ficción, y que nos presenta personajes que hablan sobre la ficción pero que nos hacen pensar sobre escenas que conocemos de la vida cotidiana", describe. "Cuando leí el guión me puse en un lugar de volver atrás para tratar de encontrar pistas, de sacarles la ficha todo el tiempo a los personajes."
► Nuevos líos en un mundo absurdo
Los inventados muestra cierta apatía y hastío en algunxs de sus protagonistas, pero también una búsqueda sin garantía de resultados. Un futuro a veces poco prometedor y una pandemia en el pasado reciente son el telón de fondo de decisiones que tomamos día a día. "Cuando venís en automático o empezás a perder de vista el deseo, te puede agarrar un período de apatía total y preguntarte qué es este mundo absurdo, violento y extraño en el que vivimos, qué sentido tiene esto", opina Gerez.
A ella le pasó hace poco. "En pandemia mil veces me pregunté para qué sirve lo que estaba haciendo, porque de repente se frenó." Igual, se ilusiona: "Siempre que hacés una movida diferente a la que venís haciendo se disparan cosas nuevas y te metés en nuevos líos". Es que ella sabe lo que es ser varias a la vez: actriz de cine, teatro y videoclips, cantante, asistente de dirección vocal y... ordenadora de cosas. "Tener una rutina a veces te puede dar un piso para despegar y poder hacer otras cosas", analiza.
A mí que me cuesta sostener la rutina, le doy mucho valor. Laburo con una amiga que hace ropa sustentable, y entrar al taller y meter las manos en las cosas me sirve. Mi superpoder es que soy muy buena ordenando", dice y ríe. "¡Me jacto de eso y me encanta decirlo!", se divierte. "Entro al taller, armo pilas de cosas, limpio. Mi parte creativa se dispara por estar ahí horas ordenando. Los oficios me parecen muy inspiradores."
Los inventados (ópera prima en pantalla grande de Leo Basilico, Nicolás Longinotti y Pablo Rodríguez Pandolfi) es una especie de road movie sin recorrer caminos, un viaje paisajístico al interior de los vínculos que construyen personajes que irán desapareciendo sin dejar rastros materiales ni en el recuerdo de quienes quedan. Excepto en Lucas, con flashbacks precisos que abren puertas que habilitan a espiar en senderos que tal vez, hasta ese momento, nunca se habían planteado.
"Algo de ese suspenso, de esa sensación de medir al otro, me hizo acordar a estar viajando sola", compara Gerez. "Estar en una situación muy íntima con desconocidos en un lugar extraño, que te genera un poco de cosa. Ese suspenso que hay en la película, donde como espectador estás midiendo todo el tiempo. Siempre puede pasar algo malísimo, está el peligro."
Difícil de clasificar, este juego de espejos cinematográfico tiene momentos de comedia, pero también se puede denominar de suspenso o misterio, y logra construir muy bien cada uno de esos climas. Y, claro, todas esas clasificaciones son posibles. "Ves el deseo de la historia que quiere encontrar cada uno", observa Gerez. "Una amiga me decía que creía que mi personaje iba a tener una relación con el de Juan, y que nosotros íbamos a pensar si había sido la realidad o una construcción del personaje que ella se había hecho para estar ahí", cuenta.
Y recuerda que cuando leyó el guión pensó que su personaje mataba a todos. "¡Qué bien, me llamaron para ser mala! Era mi fantasía, que me gustan el terror y el suspenso, la comedia negra... ¡Y mi amiga pensando que era una comedia romántica!", estalla.
► Las cosas tienen movimiento
Gerez tuvo sus bandas, Pequeña Orquesta de Trovadores y el dúo Bestia (con Paloma Iturri), y también hizo colaboraciones musicales, pero desde que protagonizó Cómo funcionan casi todas las cosas en 2015 decidió concentrarse en la actuación. Desde entonces participó de películas, series y obras de teatro, un trabajo que define como la novia nueva. "Es excitante y no la entiendo, pero me gusta", bromea.
Además, hoy es parte de la compañía Palestra Films, un proyecto artístico colectivo. "Es uno de los proyectos más vitales para mí en este momento. ¡Necesito que exista!", asegura. El año pasado hicieron la comedia negra Estertor, que estuvo nominada a mejor película en el Festival de Gijón en 2022 y que Gerez espera que pueda proyectarse pronto en Argentina.
Además, ahora está filmando El olor del pasto recién cortado, de Celina Murga. "Es una anécdota, pero muestra que los mundos se linkean más allá de que no le esté poniendo energía en este momento", reflexiona. "Cuando me llegó el guión para el casting, la escena que me tocaba estudiar empezaba con un tema de Bestia. Cuando vi eso pensé en qué loco que cuando uno cree que no está haciendo algo, porque no estamos tocando, esas cosas tienen crecimiento por su cuenta."
Sin embargo a veces, afirma sonriendo, esas cosas no la linkean consigo misma. Dice que en el mundo de la música suelen no saber que también es actriz, y cuando actúa muchas veces ignoran que es música. "Son como dos identidades, y cuando se encuentran empiezo a ver que hay otro recorrido que es valioso, y hay que integrarlas", se entusiasma. "Trato de poner orden para que sea un poco más amable el trabajo y la existencia, pero después se descontrola y soy la contradicción de querer ordenar y que se me mezcle todo igual", se despide Gerez.