Este año la ciudadanía elegirá a quienes la representarán en los Poderes Ejecutivo y Legislativo durante los próximos cuatro años. En este escenario, la provincia de Buenos Aires se presenta como uno de los principales terrenos de disputa, debido a su centralidad política y peso electoral. Sin embargo, cabe interrogarnos qué sucede con los funcionarios que no elegimos y cuyos nombramientos no están sujetos a leyes de paridad. Es por eso que proponemos una comparación entre los gabinetes iniciales de los últimos dos gobernadores que tuvo la provincia: María Eugenia Vidal y Axel Kicillof.
El mandato de María Eugenia Vidal comenzó el 10 de diciembre de 2015, tras ser elegida por el 39,42 por ciento de los votos y derrotar al candidato del Frente para la Victoria Aníbal Fernández. Ese triunfo la consagró como la primera gobernadora de la provincia de Buenos Aires, y la ubicó como una de las políticas más relevantes del escenario nacional. Aunque en el contexto de su asunción las demandas sobre la igualdad de género habían ganado gran adhesión, presencia en el espacio público y en los medios de comunicación (en gran medida por el surgimiento del movimiento “Ni Una Menos”), eso no se tradujo en un mayor reclutamiento de mujeres en su gabinete: de los veinte cargos jerárquicos no electivos del gabinete provincial, solo dos (el diez por ciento del total) fueron ocupados por mujeres.
Para poder indagar en la persistencia de estereotipos de género, resulta relevante considerar como variable la distribución de cargos en las diferentes áreas de desempeño. Por estereotipos de género entendemos una serie de atributos, imágenes y discursos que definen lo masculino y lo femenino a partir de la diferencia sexual entre varones y mujeres. Tal construcción biologicista produce, reproduce y perpetúa desigualdades y relaciones asimétricas entre las personas, impactando tanto en la organización familiar y social como en la estructura del Estado y, en este caso, la conformación de gabinetes ejecutivos.
Esta cosmovisión binaria de la sociedad concibe a los varones como racionales y “fuertes” y a las mujeres como seres sentimentales cuya sensibilidad las inclina al cuidado de otros. En esta línea, diversos estudios señalan que el género constituye una variable central a la hora de distribuir cargos en el Poder Ejecutivo, porque mientras las áreas sociales de los gabinetes (por ejemplo, los ministerios de Desarrollo Social, Salud, Educación y Cultura) cuentan con una mayor presencia femenina, los ministerios económicos (como Hacienda, Finanzas, Infraestructura y Trabajo) y políticos (Gobierno, Justicia y Derechos Humanos) suelen estar encabezados por varones. Esa distribución coincide con los patrones desigualizantes de género y reproducen la idea de que las mujeres están inclinadas a la asistencia y los varones al cálculo y la discusión política.
En el equipo de María Eugenia Vidal, las ministras se desempeñaron en la Coordinación General Unidad del Gobernador y en el Ministerio de Salud y esa distribución coincide con los estereotipos de género a los que nos referimos. La subrepresentación femenina en ese gabinete refleja las complejidades que enfrentan las mujeres a la hora de ocupar cargos no electivos.
Aquí resulta interesante recuperar un tweet publicado por la ex gobernadora el 23 de septiembre del 2021 con motivo de un nuevo aniversario de la Ley 13.010, sancionada bajo la primera presidencia de Juan Domingo Perón, que otorgó a las mujeres el derecho a elegir y ser elegidas: “Hoy, en este nuevo aniversario del Día Nacional de los Derechos Políticos de la Mujer, recordemos a quienes lucharon por cada una de nosotras, para amplificar nuestra voz y hacernos un lugar en la mesa donde se decide el futuro de todos. Más mujeres en política es mejor política”.
Axel Kicillof asumió la gobernación de la provincia de Buenos Aires el 11 de diciembre de 2019, tras obtener el 52,74 por ciento de los votos y derrotar a Vidal, quien iba por su reelección. Desde los primeros días de gestión, el gobernador manifestó su interés en la situación de las mujeres y minorías sexuales, y por ese motivo creó el primer Ministerio de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual de la provincia.
Al observar su equipo inicial, hallamos una mayor presencia femenina en comparación con el gabinete de su predecesora: de las 16 carteras con jerarquía ministerial, seis fueron ocupadas por mujeres.
A pesar de que el alcance de la paridad de género en el gabinete inicial del gobernador es acotado, apenas el 37,45 por ciento de los ministros son mujeres, la situación representa un avance respecto al gabinete de María Eugenia Vidal.
Al indagar en qué áreas se desempeñaron las funcionarias del equipo de Kicillof, observamos una distribución más equilibrada en términos de género debido a una mayor presencia de ministras en áreas consideradas “masculinas”, como las carteras políticas y económicas. No obstante, en la totalidad de los cargos analizados la brecha de género es igual en las mencionadas áreas, dado que solo dos de las cinco carteras políticas fueron encabezadas por mujeres y uno de cuatro ministerios económicos estuvo conducido por una funcionaria, el de trabajo, liderado por Mara Ruiz Malec. Una situación que refleja cierta persistencia de estereotipos de género a la hora de distribuir los cargos.
Estas indagaciones sobre la conformación de los equipos ejecutivos bonaerenses invitan a la reflexión sobre los obstáculos que poseen las mujeres a la hora de acceder a cargos no electivos en el Poder Ejecutivo que no están regidos por leyes de paridad ni por porcentajes mínimos de mujeres y diversidades. A pesar de que el gabinete inicial de Axel Kicillof presentó una mayor presencia de funcionarias ocupando cargos jerárquicos, las ministras siguen siendo minoría respecto a sus pares varones y están subrepresentadas en las carteras económicas y políticas. Por ello, consideramos relevante señalar la incidencia de los roles de género, incluso, en áreas centrales de la gestión pública.
* Universidad Nacional de General Sarmiento