Amigos, familiares y compañeros del chofer Daniel Barrientos partieron pasado el mediodía de este martes desde la casa “Nuestra Señora del Valle”, de Gregorio de Laferrere, hasta el cementerio de González Catán, donde tras una ceremonia religiosa fueron inhumados sus restos en el panteón policial. El velatorio comenzó el lunes a las 20 horas después de que varias líneas de colectivos se unieran en reclamo para pedir mayor seguridad para los trabajadores.

Los gritos de “justicia” inundaron la jornada al igual que las coronas de flores y banderas con el rostro de Daniel, que estaba a un mes de jubilarse. La caravana hacia el cementerio estuvo encabezada por Adrián, un amigo de hace más de 30 años del chofer. "Él estaba feliz de la vida, con una perspectiva buena de vivir. Quería disfrutar la vida porque tenía problemas de salud. Quería disfrutar lo que le quedaba de vida fuera del sistema de trabajo", relató el hombre en diálogo con C5N, que se refirió a los pocos días que le faltaban a Barrientos para jubilarse como colectivero.

A continuación, Adrián siguió describiendo a su amigo: "Él nunca tenía un día malo, era muy animador de todo, y si lo tenía no lo traía al trabajo". Por último, el hombre, que también se desempeñó como chofer de la misma línea de colectivos, señaló que el caso de Leandro Alcaraz, chofer de la línea 620 asesinado en Virrey del Pino en el 2018, había tenido un fuerte impacto en Daniel.

"Él me decía que la situación no daba para más y yo le insistía para que siga. Estamos a días del aniversario de la muerte de Leandro y hoy estamos luchando por Dani. Los choferes tienen que cuidarse y encomendarse a Dios. Para que nos proteja de la gente mala que hay en el sistema social en el que vivimos", concluyó.

Barrientos conducía una unidad de la línea 620 en la localidad bonaerense de Virrey del Pino, partido de La Matanza, cuando tres asaltantes subieron al colectivo y le pegaron un tiro en el pecho. “Estuvimos juntos antes de que saliera, yo tomando mate, él un cafecito. Siempre con buena onda” recordó Jorge, que trabaja hace 29 años de colectivero. "Cuando me enteré no podía salir a trabajar", sostuvo al tiempo que dijo que le robaron varias veces pero que nunca lo lesionaron a pesar de que lo asaltaron con armas blancas y de fuego.

Mataron a mi papá como si nada, nadie tiene derecho de quitarle la vida a mi papá”, dijo la hija de Barrientos. "Queremos que se haga justicia, que encuentren a los que realmente estuvieron implicados en el asesinato de mi papá y que paguen las consecuencias como debe ser”, sentenció Daniela, quien era Policía pero decidió retirarse hace unos años para cuidar a su hija.

Asimismo, la joven fue dura contra los dichos de Sergio Berni y las medidas que comenzarán a tomar después del crimen de Barrientos: “Él habla de mano dura, pero yo veo que la policía de Buenos Aires está completamente desamparada, mis compañeros están desamparados, no hay móviles, no hay logística, no hay nada”.

Junto a Daniela se encontraba su tía, quien manifestó la necesidad de que el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, se acerque y esté presente: “Estamos exigiendo justicia. ¿Dónde está Espinoza? ¿Y nuestros derechos humanos? Mi hermano siempre decía que iba zafando, que había mucha inseguridad”.

Por último, y con relación al conflicto con la supuesta pareja de Daniel, la joven cuestionó: "Me molesta que entrevisten a una mujer que dice ser la conviviente de mi papá. Él me dijo que estaba conociendo a una persona, pero no la conozco, ni sus hermanos la conocen".

"No puedo entrar, no me deja su hija y su mamá. Yo convivía con él, fui la última persona que estuvo con él. ¿Por qué no me dejan estar con él? Un minuto pido para poder despedirlo", pidió entre lágrimas Andrea, la viuda de Barrientos, minutos antes. "Sé lo que era como marido y como pareja. Él hubiese querido que yo estuviese ahí en este momento", agregó Andrea en medio del llanto.

El crimen ocurrió ayer pasadas las 4.30 cuando dos delincuentes abordaron el colectivo en la parada ubicada en el cruce de las calles Bernardino Escribano y Cullen, del barrio Vernazza. Bajo amenazas con armas, los ladrones le robaron la mochila con pertenencias a una mujer que iba sentada adelante con su hija discapacitada y luego dispararon contra el chofer a pesar de que no ofreció resistencia.

Entre los pasajeros había un efectivo de la Policía de la Ciudad que les dio la voz de alto y se tiroteó con los asaltantes, aunque no logró evitar que huyeran. Barrientos murió en el lugar, mientras que los peritos que trabajaron en la escena hallaron una vaina servida en el panel al lado del chofer y un plomo deformado, como así también ocho vainas servidas calibre 9 milímetros en el suelo del colectivo y otras seis abajo de la unidad a la altura de la puerta.

Luego del crimen, choferes de 86 líneas de colectivos de la zona oeste del conurbano, convocados por la Unión Tranviarios Automotor (UTA), iniciaron una medida de fuerza y realizaron cortes en reclamo de seguridad sobre la ruta 3 y la avenida General Paz, a la altura de Lomas del Mirador.