Es 1984 y Aníbal Sampayo regresa de su exilio en Suecia. El joven guitarrista Leopoldo Martí, recién recibido de la Universidad Nacional del Litoral, le ceba unos mates en la ciudad entrerriana de Colón y escucha sus nuevos proyectos. La amistad con su familia databa de cuando su padre, el poeta Jorge Martí, se juntaba en largas payadas de canción y poesía con Aníbal, que cruzaba desde Paysandú con su arpa y amenizaba el patio colonense.
Ahora el uruguayo Aníbal Sampayo, maduro de tanto andar, lo convoca a Polo para dirigir un conjunto musical, en poco tiempo viajan a Buenos Aires y suman al flautista Luis Rigou. Pronto graban el disco Patria (1985) y entonces para Polo, que se instala por un breve período en la capital uruguaya, se enciende una impronta latinoamericanista y artiguista, algo que Sampayo imprimía casi naturalmente a sus obras y que él empezó a expandir en sus arreglos. Las canciones a Tupac Amaru, José Martí, Bolívar, Nicaragua, a un pescador del río Uruguay o a la “Patria” fueron despertando en Polo un interés por las mixturas instrumentales en el ensamble de quenas, ocarinas, sampoñas y charangos, con violines, bandoneones, guitarras, tambores y marimbas, entre otras fuentes y tímbricas. Luego vendrían el trabajo Sembrando vida (en homenaje a Víctor Jara), la cantata “Artigas” y la continuidad de otras producciones junto a Sampayo, mentor de un camino que Polo rememora como de “alto vuelo musical partiendo desde las raíces”.
Mientras eso sucedía en los agitados ’80-’90, y junto a Luis Rigou y Esteban Gil Pereiro (charanguista argentino radicado en Montevideo), Polo rearmó el grupo de proyección folklórica Maíz, con Uña Ramos y Urubamba como principales brújulas estéticas. Al poco tiempo derivó en un sexteto (sumándose Eduardo Egüez, Beti Plana y Fabrizio Zanella), fueron consagrados como revelación en Cosquín ‘87 y editaron un disco en Francia llamado Viajero por la tierra que los llevó a exitosas giras por el viejo continente. Maíz se convirtió, de esa forma, en un grupo de culto que fascinó más a los arqueólogos europeos del sonido que a los argentinos ávidos de una nueva concepción folklórica.
Hoy, casi 25 años después, Polo estrena por primera vez y en conmemoración de aquel grupo experimental, Viajeros del Maíz: obra para violín, aerófonos andinos y orquesta. La cita es el 21 de abril junto a la Orquesta Nacional Juan de Dios Filiberto en el CCK. Una música instrumental, en rigor, signada por la idea del Folklore Imaginario de Béla Bartòk pero también nutrida de otras expresiones clásicas y contemporáneas. “Defendemos el encuentro de lenguajes, crear una suerte de puente entre la tradición y la vanguardia. Y que se forme un pensamiento creativo junto a experiencias de lo oral y de lo escrito. Allí conviven los huaynos, las chacareras, las polcas, los gualambaos, con la obra de Villa-Lobos, Ravel, Bartòk, Yupanqui y Víctor Jara”, resume Polo Martí, guitarrista y compositor entrerriano afincado en Mendoza, con gran trayectoria en la docencia y colaboraciones con otros músicos, de los cuales destaca un reciente disco con Carlos Aguirre, Huellas del viajero, y otro con coplas de Teuco Castilla y músicas de Juan Falú llamado Coplas sonoras de la tierra nuestra.
Alrededor del grupo Maíz y su carrera como solista, Polo Martí se encontró con las enseñanzas de Ramón Ayala, Miguel “Zurdo” Martínez, Walter Heinze y Ariel Petrocelli. Nacido en la costa del Uruguay, lo primero que escuchó desde niño fueron chamarritas, milongas, chamamés, guaranias, zambas, chôros, candombes y murgas. “Ese espacio fronterizo de mi crianza, entre varios países, sembró un gusto por lo diverso y por la mezcla”. Con el tiempo llegaron Bach y Yupanqui, Ravel y Violeta Parra, Villa-Lobos y Piazzolla. “Junto a mis estudios en el Instituto Superior de Música, el Taller de Música Contemporánea de Santa Fe fue una gran escuela, como también lo fue el patio del Zurdo Martínez en Paraná, y con él un grupo humano signado por la música y la poesía de alto vuelo, ‘con las patas en el suelo’, al decir del gran Chacho Müller”.
Amante del perfil bajo, con esa lección de Yupanqui de ponerse “detrás” de la obra, Polo Martí fue definido por el músico cuyano Jorge Marziali como “un cultor del buen gusto y un gran conocedor de los rudimentos de la música criolla, armando un clima sonoro que trasciende el litoral argentino para volverse americano del sur”. Como parte de su militancia cultural, Polo creó la carrera de música popular en la Universidad de Cuyo y difundió obras de ese campo por la FM de esa casa durante años. Colaboró en arreglos para orquestas y los ha puesto en escena con diferentes agrupaciones. En 2016 editó el disco Frutos, con 18 canciones de sus 25 años de trayectoria, y hoy continúa con su exquisito dúo de guitarrista y flauta traversa con Beatriz Plana.
En su música conviven, tanto en la investigación artística como en la huella de compositor, una vasta geografía de la música popular argentina y latinoamericana: huayno, cueca, chacarera, zamba, tonada, vidala, vals y canción del litoral, que este año profundizará con la Orquesta Sinfónica de Entre Ríos en una obra inédita para flauta, guitarra y orquesta. Bajo esa estela se encuentra Viajeros del Maíz, encargada especialmente por la Orquesta Juan de Dios Filiberto y que hoy recupera músicas creadas junto al grupo Maíz, entre ellas una serie de tradicionales que grabaron en versión de trío en 1988. “También una tarkeada, algún guiño al gran Steve Reich y otras composiciones mías que afloraron para esta ocasión”, suelta Polo Martí.
Un guiño artístico a la politonalidad, a las ampliaciones armónicas y a la apertura de timbres y texturas, algo no tan bien visto por el folklore ortodoxo. “Me gusta el placer del juego musical, concebir las raíces como un movimiento perpetuo y no algo estático, similar al río de mi infancia. Uno cree que está siempre igual pero hasta los bancos de arena se modifican continuamente. Nunca renunciar a encontrar algo nuevo entre la tradición con una actitud de riesgo y exploración, abrazar lo tribal y los entretejidos culturales bajo el concepto de folklore imaginario”.
Polo Martí presenta Viajeros del Maíz el viernes 21 en el CCK, Sarmiento 151. Gratis.