Una seguidilla de episodios desagradables tiene en vilo a la comunidad cultural y a los vecinos de Mar del Plata. Los referentes del emblemático teatro El Séptimo Fuego, de esa ciudad, sufrieron recientemente amenazas y hasta el forcejeo de la reja de entrada del lugar. Todo indica que no es casual: la responsable máxima del espacio, la teatrista Viviana Ruiz, es desde hace un año y medio la cara más visible del reclamo de varios trabajadores de la cultura de la zona, que denuncian vaciamiento y piden la renuncia de la secretaria de Cultura local, la funcionaria Silvana Rojas. El pasado 14 de julio, de hecho, la directora teatral fue una de las oradoras del acto que la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner realizó en la ciudad balnearia, en la que tuvo una participación muy comentada. Apenas diez días después, tras recibir una llamada telefónica anónima al teatro, una voz del otro lado le dijo: “Dejate de joder con la defensa a la cultura porque sos boleta”.
“Claramente estos hechos tienen que ver con el alto grado de exposición que tenemos desde que empezamos a denunciar el vaciamiento de la actividad cultural en la provincia, primero, y del Partido de General Pueyrredón después”, asegura Ruiz a PáginaI12, en referencia a su participación en el reclamo por la intervención del Consejo Provincial de Teatro Independiente por parte del gobierno de María Eugenia Vidal y por el achicamiento generalizado de la actividad cultural de su región, que expuso en el acto de la expresidenta pero también en una recordada y encendida intervención durante la entrega de los premios Estrella de Mar, a principios de este año. “Hace mucho que venimos con el reclamo, pero estos hechos se dan ahora, en el marco de la campaña electoral”, sentencia.
Ubicado en la calle Bolívar 3675, el centro cultural cumplió este año veinte de actividad. Nunca en su historia ninguno de sus integrantes había sufrido hechos de este estilo ni había sido violada la propiedad, como sucedió el miércoles pasado, cuando alguien intentó romper y entrar al teatro a la madrugada. “Jamás nos sucedió algo así con ningún gobierno”, cuenta la teatrista, que se caracteriza por montar en su sala espectáculos de tinte político y social desde los inicios.
Hasta ahora, nadie se atribuyó los hechos. En un gesto insólito, incluso, el subsecretario de cultura marplatense, Marcelo de la Plaza, llamó al teatro para decir que ellos no tenían nada que ver... Consultada sobre quién cree que pudo haber sido, Ruiz señala que no descartan “a ningún sector”, pero que tampoco puede mencionar a nadie justamente por ser hechos anónimos. “Sabemos que estamos expuestos en un momento políticamente complicado, pero no podemos señalar”, dice.
Este lunes, y luego de que la semana pasada 300 personas autoconvocadas se reunieran en la puerta del teatro para darle un abrazo simbólico, los miembros de la Asamblea Abierta en Defensa de la Cultura, una organización horizontal que Ruiz cofundó y de la que participa activamente junto con otros trabajadores de la cultura, marcharon a la municipalidad de la ciudad para pedirle al intendente Carlos Arroyo que se haga responsable por los hechos. Una vez más, los artistas volvieron a pedir la renuncia de Rojas, que ahora no sólo está a cargo de la secretaría de cultura sino que también fue otorgada con la firma transitoria de la cartera de Desarrollo Social, a raíz de que ese cargo quedara vacante.
“Lejos de amedrentarnos o asustarnos, lo que consiguen es que estemos más unidos y más fuertes”, asegura Ruiz, que cuenta que la situación cultural no mejoró desde las denuncias colectivas sino que empeoró, al punto de que cada vez se nota más el vaciamiento en los barrios periféricos de General Pueyrredón y cada vez son más los chicos y chicas que se quedan sin posibilidad de cultura. “Todos los funcionarios nos han cortado el diálogo. De todos los subsecretarios y directores de área a los que contactamos, sólo el director marplatense del Teatro Colón (Marcelo Gobello) nos recibió a finales de mayo. En esa oportunidad nos prometió dos fechas para que la Asamblea pudiera programar lo que quisiera. A raíz de la exposición que tuvimos por todo esto nos levantaron las fechas y luego también la reunión que teníamos para reprogramarlas. Estamos viviendo un ninguneo total”, desliza la directora, que por estos días se encuentra en pleno estado de alerta, al igual que toda la comunidad cultural.