“Es el encuentro donde se discute más a fondo la cuestión del cine documental”, explica Pablo Piedras, uno de los organizadores del Congreso Internacional Visible Evidence, que hoy comienza su vigesimocuarta edición en tres sedes de Buenos Aires (el Centro Cultural Borges, la sede Centro de la Alianza Francesa y el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti) y durará hasta el domingo. Será la primera vez que el prestigioso encuentro se dé cita en Argentina y apenas la segunda ocasión en suelo latinoamericano (la primera fue en Brasil en 2006). “Buscamos instalar y legitimar los estudios sobre cine documental y revalidar en términos teóricos e históricos todo lo que está pasando con el documental argentino y latinoamericano de los últimos 15 o 20 años”, plantea Piedras.
Visible Evidence contará con la participación de varios de los más destacados académicos internacionales sobre cine documental, como Jean-Paul Fargier (Francia), Thomas Elsaesser (Holanda), María Luisa Ortega Gálvez (España), Luis Ospina (Colombia), Susana Barriga (España), Iván Sanijnés (Bolivia) y el argentino Andrés Di Tella. Muchos de ellos, además, presentarán producciones audiovisuales propias. “En términos de estructura, es uno de los pocos espacios académicos donde se da la confluencia entre festival y congreso, donde hay un diálogo entre práctica y teoría”, explica el organizador. Ayer, la proyección de preapertura se dedicó a The Sun Island, de Elsaesser, con la participación del propio cineasta en diálogo con Michael Renov. “Varios realizadores muestran y discuten sus películas con académicos y divulgadores que hablan más desde la historia, es un rasgo identitario de este evento”. Los asistentes a las conferencias podrán ver una película y combinarlo con las reflexiones de su creador, cómo las concibió y cómo fue en los hechos filmarla. “La mayor parte de los conferencistas principales son cineastas que hacen una reflexión respecto del cine que hacen”, destacan desde la organización. Un caso ejemplar, en este sentido, será el de Di Tella, quien volverá a recorrer su documental en torno a Piglia y sumará nuevas reflexiones.
Aunque desde el capítulo local aseguran que el crecimiento del cine documental de los últimos años fue una baza importante a la hora de traer el Congreso para la Argentina (en títulos producidos, en directores y asociaciones), también reconocen que no es menor el impacto de la historia del género. “Todo el cine documental de los 60 y 70 permanece en la memoria de los académicos y teóricos, sobre todo de los anglosajones”, comenta Piedras. La hora de los hornos (Solanas/Getino, 1968), señala, aún “reverbera” en la memoria de sus colegas extranjeros junto con otras películas de la época. “Luego hay otra percepción sobre el documental en los últimos quince años; conocen cineastas, pero no tienen una cartografía acabada de la escena, entonces entre eso y los casi cincuenta años de La hora de los hornos, hubo una confluencia de intereses que llevó a que se pueda hacer en Buenos Aires”. Una ciudad, agrega, con fama de cinéfila y conectada con la cultura cinematográfica.
Una rápida mirada al programa revela la existencia de varios ejes temáticos que sobrevuelan toda la edición del congreso. El registro de los propios festivales de documentales es un tema recurrente, pero son otros los tópicos más fuertes: la memoria, las identidades de género e incluso la reflexión sobre los propios rasgos formales del cine documental son centrales. Más aún cuando se advierte que el encuentro coincide con los cien años de la Revolución Rusa y los cincuenta de la muerte de Ernesto “Che” Guevara, y que varias ponencias giran en torno a esas cuestiones.
“Toda la cuestión de la memoria, la historia y los eventos traumáticos de la historia reciente será muy abordado por cantidad de expositores”, repasa Piedras con PáginaI12. “Por eso nos pareció importante cerrar el evento –el domingo 6– en el Conti y que esa jornada incluya una visita al Espacio de la Memoria”: los asistentes al Congreso podrán recorrer las instalaciones de la ex Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), uno de los espacios emblemáticos de las violaciones de derechos humanos perpetradas por la última dictadura cívico-militar en la Argentina. “El modo en que el documental registra, documenta y reelabora los procesos traumáticos de América latina y el mundo es un tópico importante de esta edición”, considera el organizador. Otro tanto sucede con los documentales que giran en torno a la cuestión LGBTIQ, a los que Piedras agrega una dimensión “performativa” porque “todos buscan decir algo respecto de la identidad sexual, en línea con cuestionamientos de género”, comenta.