Con motivo del 30 aniversario, Centro Cultural Parque de España invita al concierto gratuito que el pianista de jazz Pau Viguer ofrecerá el miércoles próximo a las 20.30 en el Teatro Príncipe de Asturias, Sarmiento y el río. (Las entradas se retiran una hora antes del espectáculo hasta agotar aforo). Exponente del jazz mediterráneo, el músico oriundo de Valencia –que visita por primera vez Argentina– editó 5 discos con su grupo Pau Viguer Trío y dos a piano solo, siempre con composiciones propias y desde una rítmica que incluye matices del rock, el blues, el pop y la música cubana. Su música ha estado presente en varios de los más importantes festivales de jazz de su país.
“Me gusta la innovación y veo que hay músicos argentinos que están haciendo cosas nuevas y probando caminos diferentes; he oído a Alan Zimmerman, Paula Shocron, Guillermo Di Pietro, estoy oyendo cosas que me gustan, porque tratan de innovar y es ése el camino que también trato de hacer en mi música”, señala Pau Viguer a Rosario/12.
-En entrevistas usted habla de lo restringido que es el ambiente del jazz en España, de la poca difusión, cuestiones nada distintas a lo que sucede por aquí.
-Tengo amigos en España que son músicos argentinos, y me comentan sobre la poca diferencia: los circuitos son pequeños y tratamos de tocar en festivales o que nos subvencione el ayuntamiento, porque la cantidad de público no es grande. Pero sí es verdad que se trata de un público más selecto y entendido. Y ésa es una ventaja que veo, porque el público de jazz ha pasado seguramente por más música y es muy aficionado, y cuando te felicita gente que está en un club, esa felicitación por mí vale el doble, porque viene de gente que ha escuchado mucha música y tiene mucha experiencia.
-En ese sentido, el jazz cuenta con un rasgo que no sé si tienen otros géneros, quiero decir, el miércoles lo escuchará gente que conoce su música, pero también y con seguridad mucho otro público que no sabe de usted pero sin embargo asistirá por el solo hecho de tratarse de un músico de jazz.
-Tengo amigos que no son músicos pero sí muy seguidores de jazz, y cuando viene alguien a Valencia, al Festival de Jazz de mi ciudad, siempre escuchan cosas nuevas que llegan, para ver también si pueden sincronizar o conectar con ese tipo de música. Sabemos que hay muchas clases de jazz y muchos estilos, algunos un poco diferentes de otros, y esa escucha primera de algo que te sorprenda siempre te da más, porque uno ve que hay una música de calidad. Me gustan esas sorpresas.
-La relación entre ritmo y géneros que permite el jazz, ¿cómo fue en su caso? ¿Cómo llegó a su estilo?
-Ha sido un desarrollo personal; empecé a estudiar piano clásico, y a los 15 o 16 años, cuando en el instituto de mi ciudad trataban de montar grupos, al tocar yo el teclado me llamaron. Empecé con música más pop, luego un poco de rock. Toqué con muchos grupos de mi edad, acabé la carrera de piano clásico y todo eso estuvo muy bien. Pero había una necesidad mía de encontrar algo más a nivel armónico, musical, de estilo, que fuera más interesante; como quien sale de excursión y quiere ver cosas. Ahí sí que conecté con un profesor, Ricardo Belda. De hecho, yo había visto incluso a Chick Corea en los noventa en el Teatro Principal de Valencia, pero mi desconocimiento era tal que no entendí nada, ¡y era porque yo no estaba preparado para entenderlo! Luego lo fui a ver varias veces y me pareció una maravilla. Al cabo de 20 años que llevo con el jazz puedo decir que es una música de mucha riqueza, pero llegué tarde; bueno, en verdad llegué cuando fui capaz de desarrollarme como músico y de entenderlo, no fue de primeras. Lo bueno es que todo eso queda. Soy un poco una mezcla de estilos, no es jazz tradicional, sino que en mi caso creo que se mezclan muchas cosas.
-Esa mixtura, así como le supuso un camino diferente, otro tanto puede decirse de quienes escuchan, el jazz no deja de ser un género que abre posibilidades.
-Cuando acabo un concierto, hay oyentes que vienen y me dicen: “no soy músico, pero me ha emocionado, me ha recordado cosas, he llorado”; todo eso me produce mucha satisfacción, porque más allá del estilo, si llegas con la emoción al oyente, eso es lo que creo bonito. Me ha pasado con amigos, que en principio no conocían el jazz pero al ir a conciertos les ha gustado mucho. Hay algo que pasa aquí, no sé si en Argentina, con cierta música reducida, inentendible y estruendosa, que tiene toda una serie de clichés que realmente hay que desmontar. Eso creo que sería interesante de hacer, para que la gente acceda al jazz como a cualquier otra música, sin prejuicio ni idea previa, porque luego termina gustando mucho. Pero claro, ¡cómo no te va a gustar el jazz!
-¿Cómo llegó a la formación del trío?
-El trío para mí es el lugar donde puedo disfrutar más del grupo y de mi música. Como la formación no es muy grande, me permite conectar con los músicos. El piano es un instrumento que lógicamente no tiene la potencia de una trompeta, de un trombón, incluso de una guitarra eléctrica; y el formato es adecuado a nivel acústico y sonoro. Lo vi claro en Bill Evans, donde realmente él está muy cómodo; y a mí me resulta así también. Por supuesto, toco cuando hay otras formaciones con grupos de swing de mi ciudad, pero lo que me encanta es el trío, porque es un ambiente cálido, para mí perfecto.
Durante el encierro obligado por la pandemia, Viguer grabó en su casa el disco Piano Solo (2020), donde reversionó composiciones propias; el repertorio del miércoles próximo tendrá que ver con ese álbum. “En Rosario voy a hacer un concierto de piano solo, algo que para mí también es un regalo porque me encanta. En el trío compongo yo y logramos una versión, pero hacerlo al piano me permite un toque más personal, más libre, porque de alguna manera no necesitas ritmo, te lo creas tú, puedes jugar con el tiempo y con muchas cosas. Eso es algo que me gusta mucho, y ése será el repertorio”, concluye el músico.