Unos 500 migrantes que iban en un gomón desde Libia hacia Italia fueron rescatados ayer en operaciones de la guardia costera italiana y la ONG Proactiva Open Arms, que además encontraron ocho cadáveres en el mar. Mientras que Roma apronta el envío de naves para patrullar las aguas libias como forma de controlar la inmigración ilegal.
Unas 500 personas fueron rescatadas en cuatro barcos a la deriva, precisaron los guardacostas italianos. El rescate, según expresó una nota de la guardia costera citada por la edición online del diario La Repubblica, incluyó los cadáveres de ocho personas en el grupo de migrantes encontrado en aguas del canal de Sicilia, entre la isla del sur italiano y el norte de Túnez. Según la ONG española Proactiva Open Arms, que participa en los rescates, los cuerpos fueron trasladados a un navío mercante. “Estamos aquí para evitar más ahogados, hoy otros 8 muertos y 4 embarcaciones a la deriva”, tuiteó Oscar Camps, fundador de esta ONG.
La recuperación de los migrantes y los cuerpos se conoció apenas horas después de que el gobierno italiano diera ayer por la tarde el primer paso en busca de la aprobación parlamentaria para el envío de naves que, en aguas libias, ayudan a las instituciones navales del país africano en la lucha contra el tráfico de personas y la inmigración ilegal. Por su parte, la ONG Proactiva Open Arms es una de las organizaciones que el lunes expresó la voluntad de firmar en un futuro el denominado “código de conducta” que el ministerio del Interior del país europeo busca suscribir con todas los entes que hacen trabajo de rescate en aguas mediterráneas y que ayer tuvo el respaldo de la Unión Europea (UE).
La ministra de Defensa, Roberta Pinotti, y el canciller, Angelino Alfano, defendieron ante las comisiones de Asuntos Internacionales y Defensa tanto del Senado como de la Cámara de Diputados el plan del gobierno para enviar una misión de apoyo a aguas libias, como pidió el presidente del país africano, Fayez al-Sarraj, a fines de julio. “La misión será de apoyo técnico naval en sus aguas territoriales y en sus puertos, todo dentro de las exigencias pedidas por el gobierno libio”, aseguró Pinotti al defender la iniciativa que el pasado viernes obtuvo el visto bueno del Consejo de Ministros de su país tras un pedido por escrito del mandatario libio al Premier italiano, Paolo Gentiloni.
“No habrá ninguna injerencia en la soberanía libia, nuestro objetivo es reforzarla. Buscaremos salvar a náufragos y luchar contra la inmigración ilegal”, agregó la titular de Defensa, en relación a la iniciativa que ya hoy podría tener el visto bueno de la Cámara de Diputados. Alfano, en tanto, enmarcó la iniciativa del envío de naves dentro de una política italiana siempre respetuosa de la soberanía libia. A las autoridades libias les corresponde decidir cómo debería intervenir Italia en cada situación.
A su vez, ayer la portavoz del comisario europeo para la inmigración, Dimitris Avramopoulos, manifestó el respaldo de Bruselas al texto y aseguró que las ONG que firmen el código tendrán asegurado el acceso a los puertos italianos, mientras las que no firmen no podrán beneficiarse de la misma aseguración.
El Código de Conducta que en la noche del lunes firmaron Save the Children y la ONG Migrant Offshore Aid Station (Moas) prevé, entre otros ítems, la prohibición de trasbordos de los barcos humanitarios a los barcos oficiales y establece la posibilidad de que personal armado supervise las embarcaciones antes de las organizaciones no gubernamentales. Algunas otras instituciones, como Médicos Sin Fronteras, rechazaron firmar el acuerdo por considerar que no tutela su trabajo y que ya hay una ley internacional que reglamenta todo. “Nosotros continuaremos de todos modos trabajando en el Mediterráneo, pero al momento no sabemos aún que significará que no hayamos firmado”, indicó ayer el director de MSF Gabriele Eminente.
La discusión entre Roma y las ONG se da en medio de un año de llegadas récord de migrantes por vía marítima desde África hasta Europa, de los que un 90 por ciento desembarcó en puertos italianos, según la oficina de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur). “MSF no tiene problemas en dar datos y colaborar con la Guarda Costera, pero no podemos permitir que suban personas armadas a nuestros barcos. Es algo que no permitimos en ninguno de los países en los que operamos”, agregó Eminente.
El Ministerio de Interior de Roma elaboró el código de conducta para intentar regular el trabajo de las ONG, con la aprobación del resto de la países de la Unión Europea. Lo hizo después de que la agencia de fronteras del bloque (Frontex) y fiscales italianos acusaran a las ONG de alentar a los migrantes a partir hacia Europa y de apoyar el tráfico de personas al aproximar sus operaciones de rescate cada vez más a las costas de Libia, país desde el que parten muchas de las personas que intentan cruzar el Mediterráneo. Sin embargo, MSF denunció que el documento italiano obliga a desembarcar a los supervivientes en un lugar seguro en vez de ser transferidos (a otros barcos), lo que disminuirá la eficiencia y el número de rescates, con terribles consecuencias humanitarias.