Como consecuencia de los incendios forestales en los cerros alrededor de la ciudad de Salta, surgieron algunas ideas de como mitigar sus impactos. Entre estas pocas llama la atención la propuesta de sectores del concejo deliberante de la ciudad de Salta de reforestar el cerro. El termino reforestar es un término popular y divulgado en los medios, además es el mantra de sectores ambientalistas y vernáculos.
Por otro lado, desde los sectores académicos, específicamente desde las ciencias naturales se viene trabajando hace décadas en una herramienta más integrada que es la remediación ecológica. En este sentido tanto la reforestación y la remediación ecológica son estrategias diferentes para abordar los problemas ambientales, pero cada una se enfoca en objetivos y métodos específicos para lograr resultados específicos. Veamos entonces de que se trata.
La reforestación, en términos generales, se refiere a la plantación de árboles con el objetivo de aumentar o recuperar la cobertura de este estrato en particular. La definición de base no se refiere a bosques, son plantaciones que muchas veces son de una sola especie. De hecho, en los últimos años recién se comenzaron a plantear las plantaciones de especies mixtas como una alternativa atractiva a la reforestación de monocultivos a través de sus beneficios adicionales para la biodiversidad. Sin embargo, existe ambigüedad en el uso del término "biodiversidad" en los mercados de carbono, lo que puede generar resultados perversos al diseñar esquemas y proyectos. Por ejemplo, se considera que por si mismo reforestar está bien, pero en ambientes naturalmente deforestados como praderas, pampas y desiertos, estas forestaciones generan más daños al ambiente y su biodiversidad que beneficios. Proyectos de gran magnitud como las “reforestaciones en desiertos” ambientalmente son tan graves como los desmontes en ambientes boscosos. Si es verdad que, aunque las reforestaciones no son bosques, sí generan beneficios bien manejadas. Permiten aprovechamientos sustentables y a largo, plazo de maderas comerciales, secuestran carbono atmosférico y reducen el efecto del cambio climático, y sobre todo en áreas urbanas, disminuyen la temperatura, reducen el sonido, retienen humedad y se transforman en refugios para la fauna urbana.
Por otro lado, la remediación ecológica es más compleja y responde a objetivos más ecológicos. La remediación ecológica se refiere a la aplicación de técnicas y estrategias para restaurar ecosistemas naturales que han sido dañados o degradados debido a actividades humanas, no necesariamente está restringida a bosques. El objetivo de la remediación ecológica es recuperar un sistema a un estado de referencia – por ejemplo, el estado previo a un incendio o al paisaje que existía 50 años atrás. Las acciones sobre el ecosistema afectado tienen como objetivo restaurar la biodiversidad “original”, sus interacciones y procesos. La remediación ecológica puede incluir una amplia gama de técnicas, como la eliminación de contaminantes, la revegetación con especies nativas, la restauración de hábitats, la restauración de ríos y arroyos, la reintroducción de especies en peligro de extinción, entre otras. Comparada con la reforestación es mucho más completa en términos ambientales y más integral en sus efectos, recuperando el funcionamiento eco sistémico. Esto significa que además de las ventajas de la reforestación agrega la regulación del clima, mitigación de efectos regionales como sequía, regulación de precipitaciones, agrega valor al recuperar la biodiversidad regional con sus bienes y servicios eco sistémicos asociados (como el turismo para nombrar uno de alto impacto).
¿Entonces cuál es mejor? En realidad, esto depende del contexto y los objetivos. Claramente, en ambientes urbanos como parques, plazas, jardines, calles y avenidas es mejor la reforestación. Ahora bien, cuando hablamos de ecosistemas como los bosques y pastizales que rodean la ciudad es mejor la segunda. La primera también es mucho más simple y fácil, sobre todo cuando no se cuenta con el asesoramiento técnico adecuado, pero consideremos que por suerte en esta ciudad existe una Universidad con una facultad de ciencias naturales en donde se desarrollan investigaciones claves sobre restauración ecológica de estos ambientes. En estos casos es necesaria una cooperación entre organismos ejecutivos, legislativos y académicos. El asesoramiento es clave, son muy importantes las buenas intenciones, pero sin el acompañamiento adecuado pueden ser infructuosas o equivocadas. Una equivocación en la herramienta adecuada no solo no logra alcanzar los objetivos esperados, sino también implica un gasto de fondos inadecuado.
Finalizo con una observación a los integrantes del cuerpo legislativo municipal, cuando tienen que tomar medidas que tienen que ver con lo legal o con la salud, en muchos casos vemos que consultan a abogados o a médicos. Cuando el problema tiene que ver con ambiente, parece que cualquiera puede opinar y tirar soluciones solo por su afinidad, entonces lo que leyó en algún portal de internet, sin corroborar las fuentes y sin asesoramiento, es válido. El ambiente incluye procesos complejos que requieren la acción y la participación de profesionales que están capacitados para eso, solo como ejemplo, un médico estudia y aplica su conocimiento en un solo organismo, el humano. Los ecosistemas incluyen cientos de miles de organismos, sus interacciones y los procesos asociados, los ecólogos necesitan una formación integral que incluye en la mayoría de casos una carrera de grado, una maestría, el doctorado y postdoctorado. Esta formación por norma excede los 15 años, sería importante entonces valorar ese recurso y consultarlos, no les parece.
*Doctor en Biología, investigador y docente de la Cátedra de Biología de la Conservación, Facultad de Ciencias Naturales y Consejo de investigación de la Universidad Nacional de Salta.