Un bahiense, Guillermo David, acaba de conocer la Antártida Argentina con una misión importante. El Director Cultural de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno y columnista de Buenos Aires 12 está terminando de instalar una sede de la biblioteca en la Base Carlini, con mil libros.
El primer paso de esta patriada fue la firma de un convenio entre la Biblioteca y la Secretaría de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur, el siguiente fue preparar una colección que refleje nuestro acervo cultural.
Esos libros recorrieron un largo camino desde el edificio en Recoleta: primero, por avión, a Río Gallegos; luego en un Hércules, cuatro horas más hasta la Base Marambio, donde fueron embarcados en el rompehielos Irízar, en el que también embarcaron David y el Director Administrativo de la biblioteca Roberto Arno. El viaje culmina al crucer el Círculo Polar Antártico y llegar a la base en un transbordo en lancha.
La colección forma el núcleo de un espacio cultural en la base y cuenta con títulos editados por la misma biblioteca, revistas y los valiosos catálogos de sus muestras. "Por su naturaleza, la editorial de la Biblioteca publica reediciones de libros difíciles de encontrar en el mercado, como por ejemplo la colección ´Los raros´, que en colaboración con Colihue, publicaron la obra de Ezequiel Martínez Estrada, Juana Manso o Salvadora Medina Onrubia", cuenta David.
El centro cultural argentino en el polo sur, como se ve, cuenta con un buen acervo, que incluye El payador de Leopoldo Lugones, la obra completa del poeta Luis Luchi, la obra reunida del filósofo León Rozitchner, la revista La Biblioteca e incluso actas de simposios como el celebrado en torno a la obra de David Viñas.
Bajo los convenios interncionales del antártico, la biblioteca no será considerada como una sede de la Nacional, como lo son las que se abrieron en estos años en varias provincias del país. El centro cultural es parte de la institución madre, con la misma tarea de hacer circular los libros entre el personal y los visitantes de la base.