Los 25 años del disco La paciencia de la araña, un hito en su carrera que arrojó clásicos como "Oxidado", "Rajá rata" y "Avanti Morocha", es la excusa perfecta para que Los Caballeros de la Quema vuelva al ruedo con un show previsto para el próximo 13 de abril en el porteño estadio Luna Park y una gira en la primera mitad de este año que abarcará Rosario, la ciudad de Santa Fe, Mar del Plata, Córdoba y Mendoza.
"Caímos que se cumplían 25 años de 'La paciencia...' y nos pareció una coartada perfecta para juntarnos mas seguido. Para hacer el Luna Park, que era una deuda que teníamos con nosotros mismos y para salir un poco de gira. El tema del aniversario por ahí era la excusa que necesitábamos para dedicarnos seis meses enteros a la banda", dijo en diálogo con Télam Iván Noble, la cara visible de la formación que en los '90 fue uno de los máximos referentes en la reconocida escena del oeste.
Es que tal como destacó su líder, Los Caballeros de la Quema tuvo un primer reencuentro tras su separación a principios de siglo en el Festival Provincia Emergente 2017, participó del Cosquín Rock 2020 y protagonizó un recital en el porteño Malvinas Argentinas, entre otros conciertos, pero se trató de "shows esporádicos, muy puntuales".
"Nunca formaron parte de un plan más grande que ese", sintetizó Iván Noble, quien anticipó que en esta etapa el grupo repasará la totalidad del disco homenajeado, a la vez que recorrerá otros clásicos incluidos en las demás placas a los que considera "parte del adn de la banda".
Con la formación original que grabó La paciencia de la araña, que completan Martín Méndez y Pablo Guerra en guitarras, Javier Cavo en batería y Patricio Castillo en bajo; más el pianista Rubén Casco en lugar del fallecido Ariel Caldara, y una sección de vientos; el grupo iniciará su recorrido en el Luna Park y continuará el 22 de abril en el Metropolitano de Rosario, el 29 en GAP de Mar del Plata, el 13 de mayo en el Espacio Quality de Córdoba, el 20 en el Arena Maipú de Mendoza y el 3 de junio en el Estadio Cubierto de Unión de Santa Fe.
"Lo único que sabemos es que hasta junio tenemos estos shows y estamos entusiasmados y contentos. No hay que hacerse promesas, no hay contrato. No tenemos esa cosa de obligación. Hay bandas que tienen el kiosko muy armado y es difícil desarmarlo, como algunos matrimonios. No es el caso nuestro", advirtió Iván Noble. El líder de Los Caballeros de la Quema describió la experiencia de volver a interpretar composiciones escritas hace 25 años, reflexionó en torno a las motivaciones para este regreso y celebró la dinámica establecida con sus compañeros.
-Hay muchas canciones de este disco que no son tocadas en vivo desde hace muchos años. ¿Cómo fue el reencuentro con ellas?
-Varias, te diría que la mitad del disco no lo habíamos tocado desde entonces. A mí siempre fue uno de los asuntos que más me inquietaba saber, cómo me iba a llevar personalmente con las canciones que hacía 20 años no solo que no tocaba, sino que no escuchaba. En el 90 por ciento de los casos, me llevé una gratísima sorpresa porque me gustaron más que antes algunas, porque me parece que nos quedan bien o, en realidad, en términos generales, la banda es mejor ahora que hace 25 años. Tiene su lógica ¿no?. Por las condiciones técnicas, que son mejores ahora que hace 25 años, y también por una cuestión de maduración o añejamiento musical que todos tenemos con el tiempo.
-¿Hay alguna en particular que sientas que se ha reformulado con el paso de los años?
-Lo que pasa es que, en general, eso lo resignifica la gente más que uno. Todas las bandas de los '90 teníamos un costado testimonial, o por lo menos lo intentábamos. Yo veo que cuando se cantan esas canciones, las gente las sigue vibrando. Después hay canciones que tienen que ver con parranda o con amores rotos y eso me parece que es universal y atemporal.
-¿Eso se lo atribuís a la vigencia de Caballeros y lo que ha dejado en la memoria colectiva rockera, o a la falta de este tipo de mensajes o comunicación con el público en la escena actual del rock?
-Yo creo que al margen de Caballeros, a cierta edad, uno revisita su juventud y la música es parte fundamental de ese anclaje emocional. Entonces, las bandas de cuando uno era joven se extrañan, se celebran, se recuerdan y, si se vuelven a juntar, las vas a ver. Me parece que a la gente en principio le pasa eso y la música es un vehículo para volver a los buenos viejos tiempos. Si ahora no hay referentes en ese sentido con las bandas de rock, no lo sé porque no me siento con autoridad para opinar, pero a primera vista no me parece que sea así. El rock seguramente debe tener sus estandartes contemporáneos. No los conozco tanto, pero más por una cuestión perezosa, no escucho muchas cosas nuevas; como la canción de César Isella, uno vuelve siempre a los sitios donde amó la vida. Bueno, uno vuelve a los discos que lo hicieron felices.
-Antes todos ustedes solo estaban abocados a Caballeros pero ahora deben hacer convivir el grupo con sus proyectos personales. ¿Cómo juega eso?
-En lo personal, decidí que este primer semestre lo iba a dedicar a Caballeros e iba a tomarme un recreo de mi proyecto solista. Es lo mismo, uno llega a una edad en donde se transforma en anfibio y va visitando los lugares depende las ganas. Lo que cambia es que estamos más grandes, tenemos mucha más templanza, nos llevamos bien en la sala, ensayamos mucho y cuando terminamos, nos tomamos unos mates y cada uno se va a su casa. Evitamos forzar situaciones que son más fáciles de tener a los 20 que a los 50, como de convivencia. Por ahora es un día a día, pero tal vez encontramos una manera de laburo y una dinámica que nos está saliendo bien. Yo recuerdo los últimos tiempos del grupo antes de separarnos, ensayar era un parto, no nos soportábamos, estábamos hinchados de tocar todos los fines de semana. Estábamos forzando una situación como esos matrimonios que duermen en cama separada bajo un mismo techo. Lo único que nos prometimos ahora es que no nos tenía que pasar eso. No hacía falta. Ya no tenemos que forzar situaciones y lo único que nos puede mantener juntos son las ganas y sentir que estamos tocando mejor que antes.
-Siguiendo la metáfora del matrimonio, ¿hay un reenamoramiento?
-Los años son un dato de la realidad, están ahí y hay que hacerlos jugar a favor en lo musical y en lo humano. Lo que no tenemos ganas es de terminar caricaturizádonos a nosotros mismos. Entonces la única forma de que no ocurra es no siendo hipócritas arriba del escenario. Mientras tengamos ganas de tocar haremos shows pero no nos ata nada. No tenemos contrato discográfico, ni la necesidad de hacer 20 shows porque sacamos un disco que hay que defender. El único combustible son las ganas y tocar en esas ciudades que elegimos. Después se verá.