Los cuerpos esqueletizados de una pareja de ancianos muerta hace un año el hombre y seis meses la mujer –ambos al parecer por problemas de salud–, fueron encontrados en una casa del partido bonaerense de Vicente López, donde también fue hallado lesionado un hijo de los fallecidos que tiene problemas psiquiátricos y que se cree vivió junto a los cadáveres entre seis meses y un año, según informaron fuentes judiciales.

El hallazgo tuvo lugar porque el hijo, de 43 años, fue auxiliado por un vecino al verlo lastimado en el frente de la casa, ubicada en la calle Agustín Alvarez, de la localidad de Florida. El hombre relató cuando fue auxiliado que dentro estaban sus padres muertos, lo que motivó la intervención policial. En el lugar encontraron los cuerpos esqueletizados del padre, Eugenio Princic (80), y su esposa, María Guido (79).

El hallazgo motivó la revisión en redes y archivos de otros casos de momificaciones que recorrieron la mitología de la zona, a cuál más tenebrosa. Una de ellas, descubierta el 8 de enero de 2014 en una casa ubicada en Fray Cayetano Rodríguez, de la localidad de Carapachay, donde por las denuncias de los vecinos sobre un olor putrefacto, la policía encontró los cadáveres de un hombre y su madre anciana sentados en la mesa de la cocina. 

El hombre, identificado como Claudio Alferi, se dedicaba al cirujeo y tenía problemas psiquiátricos, estaba sentado en una silla pero tirado hacia un costado y presentaba una descomposición de alrededor de 30 días. En la misma mesa, en otra silla, estaba sentada su madre, Margarita Aimar de Alferi, cubierta con bolsas y frazadas, y momificada por el paso del tiempo, como si la hubieran estado cuidando. Tenía también puestas un par de pantuflas. Por su aspecto, los peritos calcularon que la mujer llevaba muerta en esa silla entre ocho y diez años, período durante el cual su hijo convivió con el cadáver.

El hombre había fallecido hacía un mes aproximadamente y la mujer, para sorpresa de los peritos, llevaba unos 10 años fallecida y se encontraba momificada, cubierta con una frazada y con pantuflas.

El otro caso es más sorprendente aún. El 22 de mayo de 2008 un vecino se presentó en la comisaría 2ª de Vicente López para denunciar que un hombre llamado Juan Carlos Barbero (61) le había ofrecido comprar una casa con un muerto. Así nomás.

El denunciante explicó que Barbero le ofreció la propiedad de la calle Lavalle 2392, de Florida, a tan sólo 50.000 dólares –un tercio de su valor de mercado de aquel momento–. La explicación de semejante rebaja fue directa. Había que deshacerse del cadáver de su dueño.

La denuncia motivó un allanamiento en el que la policía encontró en la cama de uno de los dormitorios el cadáver momificado del dueño de la propiedad, Miguel Santamarina, nacido el 7 de mayo de 1922.

De acuerdo a la autopsia, Santamarina habría muerto por razones naturales a los 81 años en 2003, algo coincidente con una boleta de gas que vencía ese mismo año y fue encontrada en un bolsillo de un pantalón de la víctima.

Según la investigación del fiscal de Vicente López Alejandro Guevara, que inició una causa por “averiguación de ilícito y tentativa de estafa”, Barbero era un vecino de confianza de Santamarina, que vivía en la misma cuadra, solía asistir y cuidar del anciano y tenía las llaves de su casa.

Los vecinos indicaron que hacía años que no sabían nada de Santamarina y que cada vez que le consultaban a Barbero, éste les decía que estaba en un geriátrico o que se había ido de viaje. Como la venta no se había concretado y todo se resumía a actos preparatorios con un ofrecimiento y una negociación sólo de palabra, la causa terminó archivada.