Un mes después de haber sido echada por el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, la directora del Colegio Mariano Acosta, Raquel Papalardo, reasumió sus funciones acompañada por toda la comunidad educativa y dirigentes de UTE-Ctera, quienes labraron un acta ante escribano público. Tomaron ese recaudo ante la insistencia de las autoridades porteñas de que Papalardo no está habilitada para continuar desempeñando sus funciones al frente del establecimiento educativo.
Papalardo había sido notificada de su desplazamiento el 30 de junio pasado mientras tramitaba su jubilación. Fue un hecho inédito que la misma directora calificó en su momento como “un escarmiento, un disciplinamiento”.
La directora tomó aquella notificación como una reprimenda de las autoridades porteñas por la denuncia que realizó el 20 de abril pasado acerca del ingreso de efectivos de la Policía de la Ciudad al colegio para amedrentar a los estudiantes que ese día se habían manifestado en la puerta del establecimiento en solidaridad con el reclamo de los docentes.
Papalardo presentó su renuncia condicionada en noviembre de 2015, mientras completaba el trámite administrativo en la Anses. Cuando el organismo previsional dio por terminado el trámite de su jubilación a fines de 2016, la docente le informó al Ministerio de Educación porteño que dejaría el cargo el 31 de diciembre de 2017.
“Nunca respondieron aquel escrito”, contó la directora, quien interpretó la falta de respuesta del ministerio como una aceptación de su propuesta. Sin embargo, a última hora del viernes 30 de junio se encontró con la notificación que ponía fin a su carrera docente.
Papalardo asumió la dirección del Mariano Acosta en 2007, habiendo pasado por todos los cargos previos en el escalafón dentro del colegio. Su gestión, desde entonces, hizo hincapié en los derechos humanos: se homenajeó a los estudiantes y los profesores desaparecidos y se colocaron baldosas con sus nombres.
A pesar de haber sido notificada por el gobierno porteño del cese de sus funciones como docente, Papalardo cobró su salario correspondiente al mes de julio. En función de eso ayer volvió a ocupar su cargo con el apoyo de los padres y alumnos del Acosta y también de la UTE, el gremio de base de Ctera en la Ciudad de Buenos Aires.
Un escribano público labró un acta porque la separación de Papalardo es una amenaza aún latente. De hecho, ayer mismo se presentó en la escuela personal del área de Asuntos Legales del Ministerio de Educación porteño y advirtió que la permanencia de la directora al frente del establecimiento es ilegal. La comunidad educativa y el sindicato sostienen que por haber cobrado su salario de julio puede al menos seguir en funciones hasta fin de mes.