“¿Lo peor que nos dijeron?: 'Che, tocan tan bien que parecen hombres'. Un horror, por supuesto”, sentencia Rowina Casey. Se lo dijeron así, sin filtro, a ella y al resto de las integrantes de Mistango –agrupación que lidera- luego de un recital en que habían cumplido el cometido para el que fue creada: tributar a Astor Piazzolla. “Tocar bien o mal un instrumento no es una cuestión de género, casi que no hace falta aclararlo ¿no?”, completa Casey, y deja tendido en la mesa el principal objeto de Mistango: la primera agrupación de mujeres tangueras que se anima a revisitar la obra de Astor de manera orgánica.
La intención surgió de forma atípica, mientras Rowina preparaba un homenaje a Edith Piaf, Michel Legrand, Nick Cave y David Bowie, entre otras figuras que la influyeron. “Sentí que me faltaba algo que estaba dentro de mí, y que tenía que ver con nuestro idioma, con nuestro país, pero no me daba cuenta qué”, rememora sobre el limbo que se destrabó vía “Youkali”, el tango habanera francés compuesto por Kurt Weill, otra de sus referencias. “Algo de ese pulso me hizo click, y me llevó directamente a Piazzolla de quien no conocía más que un disco, y dos o tres canciones”, admite Rowina.
La música mostrará otro capítulo del desenlace de ese soplo inicial este miércoles 12 de abril a las 20 horas en BeBop (Uriarte 1658), sostenida por el andamiaje sonoro de Julia Peralta, Geraldine Carnicina, Marina Votti y Olga Pinchuk, las Mistango. “Vamos a hacer obras maravillosas en español, francés e italiano… van a llenarse de toda la universalidad que habita en esa música que a su vez es tan, tan de Buenos Aires”, promete la cantante, que ya ha publicado un disco de idéntico propósito: Sens Unique.
-¿Y entonces cómo fuiste llegando a Piazzolla?
-Ah, sí, investigando específicamente sobre su obra cantada para incluir algunas piezas en el espectáculo, algo que me obsesionó, al punto de querer incluir todo lo que fuera posible. Sentí además un enorme orgullo de que Astor fuera nuestro. Respecto de lo vocal, que es lo que me compete, como no vengo del tango busqué más por el lado de la interpretación y dejé que surgieran los recursos vocales al servicio de la palabra y de la emoción. La obra de Astor es muy dramática e intensa.
-¿Qué otra la vuelta le dieron a Piazzolla, desde sus lugares de mujeres tangueras?
-Con tocar lo que escribió ya nos da vuelta él (risas). En el caso de mis compañeras, ellas sí son más tangueras que yo, porque se dedican a tocar tango, pero dotadas además de una elevadísima formación en la música clásica, porque de otra forma no podés tocar esta obra. No olvidemos las palabras de Astor, cuando dice: “Mi música es una música de cámara popular que viene del tango”, ¿no? En fin, Mistango no busca reversionar lo ya escrito sino justamente difundirlo, sobre todo las obras menos conocidas por el público en general y los distintos idiomas en los que fueron concebidas.
En efecto, el raid encarado por Rowina la llevó a recrear con su grupo temas como “Vamos Nina”, bajo el fin de propalar parte de la obra cantada y menos difundida del Tiburón. “Es una de nuestras preferidas. Se trata de un texto muy fuerte de Horacio Ferrer, porque habla de la empatía para con otra persona que sufre. Son dos seres en una situación extrema donde la vehemencia de la locura y el dolor se hacen música, y te vuela la cabeza”, dice la cantante.
Otro mojón de alto impacto entre las Mistango es el de “Balada para mi muerte”, tremenda pieza del tándem Piazzolla-Ferrer. “Fue la primera obra de Astor que descubrí cuando empecé a investigar, y fue también la que me hizo tomar la decisión de dedicarme a este repertorio. La belleza y la potencia en la comunión del texto y la música son conmovedoras. Frases como 'Llegará tangamente mi muerte enamorada', son impresionantes”.
-¿Sobre qué ejes te posaste para elegir un repertorio tan amplio?
-Básicamente en la obra de Astor habita toda la música que me gusta y que pulsa en mi alma, aunque en este caso hablamos de la obra cantada que es la menos “reconocida”, la menos “difundida”, porque en general se cantan siempre los mismos cuatro o cinco temas. Por lo tanto, es inevitable la comunión con la palabra y en ese sentido la alquimia perfecta para mí pasa por Piazzolla-Ferrer. De todas formas, la música es tan, tan fuerte que ha inspirado tremendos textos en varios idiomas. En este caso, las palabras siempre tienen mucha potencia, mucha carga emocional y traen muchas imágenes. Esa universalidad de la que hablo tiene mucho que ver conmigo, por eso este repertorio que me atrae tanto.
-Empezaste evocando la peor crítica que le hicieron al grupo. ¿Cuál fue la mejor?
-Cuando alguien nos dijo “vine porque me trajeron y me voy con una gran emoción corriendo a escuchar más de Astor Piazzolla”. Sin duda es para mí el mejor elogio, porque te hacen notar que se van enloquecidos por lo que descubrieron. Y esa es la misión... estar al servicio de la obra y difundirla.