"El tiempo nos juega en contra porque estamos viviendo una afectación absoluta de nuestra calidad de vida, este tipo de desarrollo inmobiliario no es sustentable", advirtieron a Página 12 vecinos y vecinas de Villa Ortúzar, que reclaman al oficialismo porteño que habilite el tratamiento del proyecto de ley que presentaron el año pasado para bajar la constructibilidad permitida en ese barrio. Según vienen denunciando, Ortúzar es uno de los barrios más afectados por el Código Urbanístico (CUR) aprobado en 2018, que amplió las alturas y usos permitidos para construir en esa zona. El proyecto, que aún no se debatió en comisiones, no busca prohibir la construcción de nuevos edificios sino simplemente limitar sus alturas: "No estamos en contra del progreso, sólo creemos que la construcción tiene que ser con un crecimiento sustentable", aseguran.
Villa Ortúzar fue uno de los primeros barrios porteños en experimentar y denunciar el cambio de morfología urbana que comenzó a atravesar hacia mediados de 2021. La salida de las cuarentenas, que habían frenado la actividad constructiva, dejó ver una realidad nueva para los vecinos y vecinas, que sólo ese año recabaron un total de 81 viviendas en venta y 56 obras en marcha en el pequeño barrio históricamente de casas bajas. Eran los efectos, denunciaban, del CUR aprobado en 2018.
El viejo Código de Planeamiento Urbano catalogaba a Ortúzar como zona "residencial de baja densidad", permitía un plano límite de altura de 13,5 metros -- cinco pisos --, mientras que también limitaba la capacidad constructiva permitida en cada lote. El nuevo CUR, en cambio, liberó esa capacidad y dividió a Ortúzar en dos zonas. La primera, de "altura media", elevó el plano límite a 24,2 metros, y la segunda, de "altura alta", lo llevó a 29,8 metros, lo que equivale a alrededor de nueve pisos de altura. Los vecinos y vecinas se agruparon en la organización Somos de Ortúzar y el año pasado presentaron un proyecto de ley propio para revertir esta situación.
"Nos vinieron a bombardear nuestras casas y, desde muy diversos sectores, en una cultura muy transversal, estamos defendiendo nuestra calidad de vida", dijo ahora a Página 12 Luciana Rossi, integrante de Somos de Ortúzar, quien precisó que el proyecto de los vecinos y vecinas "lo que hace es limitar la construcción, sobre todo la altura, y delimitar algunos usos. Proponemos tres pisos en algunos lugares y tres pisos más dos retiros en otros".
El proyecto ingresó a la Legislatura en noviembre del año pasado y fue tomado por el legislador del Frente de Todos (FdT) Matías Barroetaveña. Los vecinos y vecinas tuvieron para esa época una reunión con el diputado de Vamos Juntos Daniel del Sol, presidente de la Comisión de Planeamiento Urbano. "Nos dijeron que veían con muy buenos ojos el proyecto, que era lógico y viable, incluso más que los similares que se aprobaron para Núñez y Belgrano", contó Rossi sobre esa reunión, en la que, asegura, quedaron en que serían recibidos por la Secretaría de Desarrollo Urbano porteña.
Ese encuentro, sin embargo, todavía no se produjo y el proyecto tampoco se movió en el camino hacia el recinto. Los vecinos y vecinas tenían la esperanza de que el inicio del nuevo año legislativo pudiera mover las cosas, pero el proyecto ni siquiera comenzó a tratarse en comisiones. "El tiempo nos juega en contra porque estamos viviendo una afectación absoluta de nuestra calidad de vida, este tipo de desarrollo inmobiliario no es sustentable", advirtió Rossi en este sentido y agregó que "sufrimos una pérdida de la identidad y de la cultura del barrio, y si el CUR sigue igual eso ya no va a ser momentáneo sino irreversible".
"Como legisladores acompañamos las propuestas y asistimos técnicamente para que, como en el caso de Ortúzar, los vecinos puedan presentar una propuesta sólida y sustentable con el aval de miles de habitantes del barrio. Ya hemos conversado con el oficialismo que reconoce el impacto negativo de las decenas de nuevas edificaciones, pero no dan respuestas concretas", afirmó por su parte Barroetaveña, que añadió que "lamentablemente la realidad nos dio la razón y no hay barrio que no haya generado movilización de vecinos en contra del nuevo CUR".
Según se lee en los fundamentos de la iniciativa vecinal, si se proyecta a las manzanas del barrio todo lo habilitado actualmente por normativa, "está aumentando dramáticamente la constructibilidad desde 13.165 metros cuadrados a 66.979 metros cuadrados, y la cantidad de viviendas de 188 a 1.116". "La constructibilidad aumenta un 500 por ciento. Hicimos un peritaje en una zona que abarca a menos de la mitad del barrio y nos dio que en esas condiciones entraría a vivir un estadio de River entero", agregó Rossi.
"Cuando uno hace una inversión como comprarse una casa, que siendo de clase media es la mayor inversión de su vida, elige una zonificación y se fija en eso para asegurarse de que va a seguir siendo una zona residencial. Esto cambió de la noche a la mañana y hoy el barrio es levantarse y escuchar el ruido de las obras. Este es un barrio muy cuidado y amado por sus vecinos, y no vamos a frenar porque nos están bombardeando en las puertas de nuestras casas", concluyó la vecina de Ortúzar. El proyecto de los vecinos y vecinas cuenta con más de dos mil firmas de apoyo.