El comunicado con el que Horacio Rodríguez Larreta oficializó que desdoblará la elección en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, desconociendo un posicionamiento público del jefe político de su espacio, Mauricio Macri, hizo estallar por los aires la interna del PRO a nivel nacional. Y las esquirlas, llegaron a la provincia.
Desde hace tiempo, el principal problema de Juntos por el Cambio en territorio bonaerense viene siendo la incapacidad para sortear las peleas internas y avanzar en los consensos que le permitan enfocarse en su objetivo de máxima para este 2023: impedir la reelección de Axel Kicillof.
Más allá de las disputas de estricto orden personal que se expresa con una decena de dirigentes que sostienen su deseo de encabezar la boleta de la coalición, el escollo central para la unificación de criterios está marcado por la interna nacional. La pelea entre Patricia Bullrich y el alcalde porteño parece condenada a definirse en una disputa abierta. En ese marco, los dos precandidatos del PRO encolumnan a sus soldados y analizan la provincia como un territorio de disputa.
Lo que empezó siendo una segura interna para definir al candidato a la gobernación fue mutando en una especie de guerra total en donde en cada territorio se planta un candidato. Donde gobiernas larretistas, aparecen bullrichistas. Aunque en un movimiento más medido en la inversa, nada hace suponer que la estrategia no empiece a replicarse desde el sector que apoya al porteño, y que el acuerdo de convivencia que buscaba garantizar el sostenimiento de los municipios que gobierno el partido amarillo en la provincia termine desmoronándose.
En ese contexto, incluso pierde peso el dato que ubicaba al larretismo sosteniendo algunos de los distritos más importantes de la provincia. A Julio Garro, le florecen candidatos en la Plata, en Tres de Febrero buscan que Diego Valenzuela pegue el salto, a Ezequiel Galli ya le cuentan las costillas en Olvarría y Guillermo Montenegro empieza a dudar desde General Pueyrredón. De todos modos, el larretismo confía en el esa estructura.
En ese plan de arremetida que desde hace algunas semanas viene ejecutando el bullrichismo se produce el movimiento lógico, los hombres que disputan en tierras bonaerenses tuitean desde el otro lado de la Avenida Gral. Paz. “Cambiar las reglas de juego a último momento va en contra de los principios que siempre defendimos con el PRO. No está bien”, escribió en Twitter Cristian Ritondo, uno de los que le pela la candidatura al alfil larretista bonaerense, Diego Santilli. Por esa razón no resulta extraña la posición del ex ministro de Seguridad de María Eugenia Vidal que, haciendo valer su exilio a la Ciudad, fue la primera que salió al cruce de la decisión del Jefe de Gobierno, quien en 2021 fue el principal promotor de su regreso a la política porteña.
La disputa de Rodríguez Larreta con Macri y Bullrich, fundador y presidenta nacional del PRO, había tenido un primer capítulo en las elecciones del 2021. El porteño terminó por torcerles el brazo a sus superiores partidarios en el armado de las listas y terminó consiguiendo una victoria que parecía posicionarlo como un nuevo líder en el esquema opositor. De hecho, fue la provincia un escenario central para ese nuevo reparto de poder que todos imaginaron como un primer paso en su carrera a la presidencia. Sin embargo, eso no sucedió. El principal argumento del santillismo encuentra en esa elección un sustento considerable. “Diego es un candidato que ya está instalado, tiene un plus por sobre los demás”, aseguran, sin tener en cuenta la tarea a la que se abocó Bullrich como principal estrategia en territorio bonaerense y que va reclutando intendentes y referentes territorial con al afán de fortalecer su músculo bonaerense.
Para eso, cuenta con guardianes locales y armadores de larga data en la provincia. En el primero pelotón cuenta con el apoyo de históricos referentes macristas que se vuelcan al apoyo de la presidenta del partido en la interna nacional: el intendente de Lanús, Néstor Grindetti; el de Capitán Sarmiento, Javier Iguacel; el de Pinamar, Martín Yeza; y el senador provincial, Joaquín De la Torre. En el segundo grupo hay dos referentes que se destacan del resto: los diputados Emilio Monzó y Sebastián García de Luca.
En el colmo de todo, el candidato de Macri, Bullrich y Vidal en la Ciudad es Jorge Macri, el ministro de Gobierno de Rodríguez Larreta que tendrá que organizar la elección en el distrito e intendente en uso de licencia de Vicente López que todavía es el titular del PRO bonaerense.
Apoyo radical
La lectura que se impone desde que se discute la estrategia que Rodríguez Larreta oficializó en el comienzo de una semana que puede resultar clave para el futuro de coalición opositora destaca su intención de no romper con el radicalismo. Su decisión fue celebrada oficialmente por la UCR a nivel nacional, y recibió elogios de algunos referentes provinciales que destacan las posibilidades que el esquema de votación abre a favor de la candidatura de Martín Lousteau en la Ciudad.
Su compañero de espacio en la Cámara de Diputados de la Nación - Evolución - y potencial candidato a gobernador bonaerense, Martín Tetaz, definió el anuncio como una “gran decisión”. “En CABA se va a votar con Boleta Única. Más transparencia y más cercanía con los votantes. Ahora a competir”, escribió el economista que busca que esa competencia también se habilite en la provincia para definir cuál será su rol en el próximo turno electoral.
En la misma dirección se manifestó el intendente de San Isidro, Gustavo Posse. "La Provincia de Buenos Aires debería imitar la medida adoptada en CABA. La Boleta Única y la Elección Concurrente son instrumentos modernos que promueven, no solo la transparencia electoral, sino que permiten darle a cada comicio la importancia que se merece", aseguró el hombre alineado con el presidente del Comité Nacional y precandidato a la Presidencia, Gerardo Morales.
Al cierre de esta edición, sin posicionamientos públicos del presidente del Comité Provincia, Maximiliano Abad, la Junta Central del radicalismo platense, también celebró la convocatoria del alcalde porteño.
El pic-nic libertario
Como se viene analizando, otro de los elementos que el Jefe de Gobierno porteño puso sobre la mesa para tomar la decisión que anunció en la mañana del lunes fue la posibilidad de que el peso del voto a Javier Milei termine impactando en una performance libertaria que, centralmente, complicaría la superioridad legislativa del PRO en el próximo período. Los libertarios más optimistas, incluso, advertían de una posible llegada de Ramiro Marra, el principal referente del espacio en el Ciudad, a un ballotage.
Por esa razón, desde la representación libertaria bonaerense volaron críticas para Rodríguez Larreta, en particular, y por su intermedio, al radicalismo y a todo Juntos por el Cambio. “Va a ser interesante ver que políticos hacen silencio ante esta avivada del Jefe de Gobierno de CABA”, escribió Nahuel Sotelo, que citó el tuit en el que Vidal aseguró “Somos el cambio o no somos nada” y lo remató con un “No son nada, la única solución es Javier Milei”.
Legislador por la por la Tercera Sección, Sotelo en uno de los anotados para convertirse en el candidato del libertarismo en la Provincia. Había ingresado a la legislatura boanerense desde el espacio de José Luis Espert, pero se corrió del armado del economista que trabaja su alianza con el cambiemismo y se sumó a las filas del presidenciable de La Libertad Avanza. El mismo camino recorrió Carolina Píparo, la diputada nacional que por el momento suena como potencial candidata a intendenta de La Plata, pero en el entorno de Milei no descartan su nombre para encabezar la boleta provincial.
Apuntando directamente contra el radicalismo, Píparo aseguró: “En Jujuy gobiernan desde 2015 y no tienen boleta única. En Provincia de Buenos Aires, aún con mayoría de JxC en el Senado, no se impulsó. No defienden la transparencia, defienden al tipo de la 125. Hoy Juntos no es más que un rejunte de ambiciones personales con Larreta a la cabeza”.