Tras dos episodios de discriminación racial en menos de una semana en los supermercados Carrefour en Brasil, el presidente Lula da Silva le advirtió a los directivos del grupo francés que en el gigante sudamericano “no admiten racismo”.
"Tenemos que decirle a la dirección de Carrefour: si quieren hacer esto en su país de origen, que lo hagan, pero en este país no admitiremos el racismo", afirmó Lula en encuentro con sus ministros con motivo de los primeros 100 días de gobierno.
Lula habló sobre el caso de la artista y profesora brasileña Isabel Oliveira que denunció que un guardia de seguridad la siguió mientras compraba comida para su hijo. El hecho sucedió en un local de la red Atacadao, del grupo Carrefour en la ciudad de Curitiba.
Según medios locales, cuando Oliveira se da cuenta que el personal de seguridad la estaba vigilando de cerca salió del supermercado. Oliveira volvió como denuncia se quedó en ropa interior para demostrar que no estaba robando nada.
"Cometieron otro delito de racismo. Un guardia de Carrefour siguió a una chica negra que iba a comprar algo, pensando que iba a robar. Es la segunda vez que Carrefour hace este tipo de cosas", denunció Lula.
Hace unos días ocurrió un episodio similar en un Carrefour. Vinicius de Paula, esposo de la jugadora de la selección brasileña de voleibol Fabiana Claudino, denunció que una cajera del Carrefour en San Pablo se negó a atenderlo en la caja de prioridad (aunque en ese momento estaba vacía) pero poco después atendió a una cliente blanca.
Tras ese episodio Carrefour admitió que De Paula fue rechazado "sin justificación" y señaló que despidió "inmediatamente" a la cajera, que estaba en periodo de pruebas.
"Nuestra política es de tolerancia cero contra cualquier tipo de comportamiento irrespetuoso" y "en los últimos dos años Carrefour asumió la responsabilidad de hacer una transformación de dentro para fuera en el combate al racismo estructural en el país", señaló la compañía.
En 2020 Carrefour se vio envuelto en caso fatal de racismo. Un cliente negro fue brutalmente golpeado por dos guardias de seguridad blancos en un estacionamiento en un supermercado del grupo en Porto Alegre. Seis personas fueron acusadas formalmente por el crimen.