Los depósitos a plazo fijo en pesos del sector privado, en términos reales y sin estacionalidad, crecieron en marzo 0,6 por ciento. Así lo informó el Banco Central en la publicación del informe monetario mensual con datos agregados para marzo. “Los plazos fijos siguieron posicionándose en torno a los niveles máximos de las últimas décadas. Como porcentaje del PIB este tipo de depósitos se habría ubicado en 7,5 por ciento en marzo”, dijo el organismo.
La tasa de interés que pagan las Letras de Liquidez (Leliq) aumentó el mes pasado en 3 puntos porcentuales hasta 78 por ciento interanual. Además, en lo que refiere a las tasas de interés mínimas reguladas de depósitos, incrementó las correspondientes a depósitos a plazo en igual magnitud que las de Leliq, destacó la autoridad monetaria en su informe.
“En este contexto, los depósitos a plazo fijo en pesos del sector privado registraron una expansión en términos reales y persisten en torno a los valores máximos de las últimas décadas tanto a precios constantes como en porcentaje del Producto”, resaltó el Central.
Se destalló que el mayor impulso provino del segmento mayorista, dado que los Fondos Comunes de Inversión de Money Market rotaron su cartera hacia depósitos a plazo. Sin embargo, como esto ocurrió en la segunda parte del mes, el impacto fue solo parcial dejando un arrastre positivo para abril.
Por su parte, la autoridad monetaria mencionó que los préstamos al sector privado a precios constantes y sin estacionalidad habrían marcado una nueva contracción mensual. “En marzo se renovó la Línea de Financiamiento para la Inversión Productiva (LFIP) para el período abril septiembre. Esta línea permitió que el crédito a las MiPymes en términos del PIB se sostenga por sobre el registro prepandemia y el promedio histórico”, se agregó.
Por su parte, el informe del Central indicó que el agregado monetario amplio, que se conoce como M3 privado, a precios constantes y sin estacionalidad habría registrado una contracción en el tercer mes del año. Esta dinámica estuvo explicada fundamentalmente por el comportamiento de los medios de pago que, tanto a precios constantes como en términos del PIB, se encuentran en niveles mínimos de los últimos 20 años.