¿Dónde está Nora Lagos? es un documental que rastrea la huella de una mujer singular. Integrante de la familia que fundó La Capital en 1867, y fue su propietaria hasta 1997, Nora rompió el molde: era peronista y asumió como directora del diario el 20 de septiembre de 1953. Cuando la echaron, en 1955, la clandestinidad no la dejó muda. Editó las publicaciones semiclandestinas La Argentina y Soberanía. Sufrió exilio, cárcel y persecución. Su nombre fue borrado de la historia del “decano de la prensa argentina”. El unitario dirigido por Judith Battaglia y producido por María Langhi reconstruye la historia a través de voces familiares, compañeros de militancia y los textos que escribió. Para seguir rompiendo ese olvido, ¿Dónde está Nora Lagos? se proyectará el próximo lunes, a las 18, en el Instituto Patria (Rodríguez Peña 80), en la Ciudad de Buenos Aires.
La presentación estará a cargo de Tristán Bauer y Judith Said, también participarán las realizadoras, el historiador Roberto Baschetti y la hija de Nora Lagos, Norah Paloma Mascias. Desde hace tiempo María quería contar la historia de Nora desde su productora, Rosaria, que cumple diez años, que también realizó el documental “Mary Terán, la tenista del pueblo” y la serie “Ni Una Menos en Santa Fe”. “El Renacer Audiovisual vino para dar un espaldazaro a la producción nacional y fue la oportunidad para realizar este proyecto, ya que premia capítulos unitarios documentales por provincia, en Santa Fe ganó Nora", cuenta Langhi.
El estreno en Rosario fue el 24 de febrero y desbordó el cine El Cairo. “Mucha gente salió de la película diciendo ‘yo no sabía nada de esto’. Sabían que Nora había estado en La Capital pero no que había tenido otros dos diarios clandestinos”, cuenta Langhi sobre la primera proyección pública, que terminó con toda la sala cantando la marcha peronista.
No se trata sólo de contar la historia. Hay también una forma que entrelaza lo íntimo y lo político para retratar la vida de una militante que sufrió exilio, persecución y cárcel durante los 17 años de proscripción del peronismo y murió muy joven, en 1975, a los 55 años. “Le pusimos la placa en el diario La Capital después de 70 años, ya queno se hablaba de Nora desde que su familia la echó. Se hablaba de la comidilla social pero nadie tiene ni idea de la militancia política. Ella fue muy poco historizada, Anabela Gorza hizo un estudio sobre las publicaciones hechas por mujeres, y ahí retomó las dos publicaciones, La Argentina y Soberanía”, sigue Langhi, quien resalta que estos diarios están disponibles en el Museo Histórico provincial de Rosario, Julio Marc. En 2005, el periodista Guillermo Lanfranco publicó “Nora Lagos, la directora que La Capital ignora”, en Rosario/12 y más recientemente, el libro Insumisas, de Fabián Bazán, le dedica un capítulo.
Más allá del valor de romper un largo y denso silencio, ¿Dónde está Nora Lagos? es una película sensible, que a través de la búsqueda de las nietas de Nora recorre las casas donde la militante vivió. “Empezamos a ver que todas las casas donde vivió Nora se mantenían en pie, yo consideré que era muy interesante, en un contexto de tantas demoliciones en la ciudad. Además, ella se mudó varias veces. Empezó como algo que nos llamó la atención y después nos interesó como recurso para mostrar tanta emotividad, que la hija, las nietas, pudieran entrar ahí”, dice Battaglia. Florencia y María Laura De Sanctis, las nietas de Nora van en busca de su legado, a través de preguntas a una de sus hijas, Norah. Varias generaciones de mujeres se entrelazan. “Parece que se saca una selfie”, dice Luna, la pequeña bisnieta de Nora, al ver una diapositiva donde ella tiene algo en la mano, antes de preguntar “¿quién es ella?”. Su figura infantil queda sobreimpresa en una foto de la mujer que nació el 14 de febrero de 1920. Se corre, y deja paso a la foto de una Nora joven, que mira a la cámara. Al final del documental, la niña también se acerca a la historia de su bisabuela a partir del libro Un hechizo pluripotente, de Virginia Giacosa y Virginia Luco, una historia para las infancias.
En ese entramado de emociones que traza el documental, en una escena, la hija y la nieta de Nora están solas en el enorme salón del directorio del diario La Capital. “Quedas chiquitita ahí”, le dice la hija a su madre. “Hay dos versiones” sobre la asunción de Nora como directora, cuenta su hija Norah, y suscribe a la que habla de una reunión con Juan Domingo Perón, que la llevó a ponerse al frente.
Videos de los bombardeos a la plaza de Mayo, imágenes de los diarios que Nora editó, las casas en las que vivió, los amigos y compañeros de militancia que -siendo mucho más jóvenes que ella- la recuerdan en su hospitalidad militante, son algunos de los recursos para componer la vida de Nora Lagos. El guion estuvo a cargo de Analía Vicini la dirección de fotografía fue de Romina Ferreyra, la dirección de arte la hizo Irene Depetris y el montaje estuvo a cargo de Verónica Rossi.
“Lo que más me impactó de Nora, es que siempre estuvo con los hijos. A Paraguay se va con las dos pibitas al medio de la selva, cuando se divorcia de René Bertelli, él se lleva el chico de tres años a Taco Ralo”, relata Langhi y destaca que la “última detención” de Nora fue tras la toma del Regimiento 11 por parte de 50 militantes peronistas, el 30 de noviembre de 1960. “Le allanan la casa a Nora, las armas estaban ahí y esa es su última detención”, precisa. “Todo eso tenía muchos costos familiares para ella”, sigue.
En el documental, se muestra la casa de calle Maipú, donde fue ese último allanamiento. “Las hijas cierran la casa de calle Maipú y se van con el padre (Hugo Mascias) a Buenos Aires. Toda su militancia política le costaba la vida. Yo no sé si los militantes hombres estaban tanto con los hijos, si se hacían tanto cargo. Ella tenía que sobrellevar lo que sería el rol de la mujer en esa época. La vida de Nora era además la comidilla social y creo que por eso le pegaban, porque era un peligro una mujer así, no vaya a ser que a todas se les ocurriera hacer lo mismo”, considera Langhi.
El 28 de noviembre pasado hubo una función privada en el auditorio del diario La Capital, que ya no pertenece a la familia Lagos. Pusieron una placa que repuso a Nora como la única directora que tuvo ese medio, donde hasta los años 90, no contrataban a periodistas mujeres. “Fueron las periodistas mujeres las que se movieron, querían que volviera Nora al diario y pusieron la placa”, señala Langhi, y cuenta que tras esa proyección, los bisnietos de la protagonista del documental la abrazaron. “Nos decían que no tenían ni idea de la vida de Nora”.