Un mundial para Manuelita

Se sabe que María Elena Walsh es una autora consagrada por su escritura para infancias. Pero además fue una gran poeta, ensayista y narradora cuya obra aún se sigue redescubriendo y poniendo en valor. Además, adoraba la fotografía, incluso antes de conocer a Sara Facio, su pareja. De hecho, Sara conserva unas cuantas imágenes tomadas por la escritora. De ese interés surgió el concurso “Mundial 2022, fotos de una pasión” que la Fundación María Elena Walsh convocó a fines del año pasado, con la participación de más de 900 fotógrafos aficionados y profesionales de todo el país. Ahora se conocieron las fotos ganadoras y las menciones, además de una serie de imágenes notables. El ganador es Mauro Soladz con una foto de un hincha sosteniendo una bandera contra el cielo de Qatar. Además hubo cuatro menciones: Lidia Barán (su foto registra a hinchas que llevan en alto las tres estrellas), Tomás Cuesta (un chico y una chica se besan en medio de la lluvia), Emanuel Fernández (una imagen en blanco y negro de Diego emergiendo entre la multitud) y Juan Pablo Redfern (una panorámica del Obelisco abarrotado). Facio encabezó el jurado de selección –junto a Gonzalo Bonadeo, Graciela García Romero y Silvia Mangialardi– y fue ella “la que un día nos sorprendió con la idea de recurrir a la fotografía como herramienta artística para mostrar lo que estaba sucediendo en el país a partir del deporte”, indicaron desde la Fundación. “A María Elena, el fútbol le interesaba como deporte. Le gustaba mirar fútbol e insistía en esa cualidad que tiene de ser un deporte de conjunto, de equipo y no una expresión individual”, destacaron desde esta institución presidida por Sara, que busca mantener vivo el legado de Walsh desde una perspectiva amplia, que incluya pero a la vez trascienda el universo que abrieron Manuelita, La Mona Jacinta o El Reino del Revés.

Una ventana rebelde

Las primeras referencias a Cristos de color negro datan del siglo XVI en la zona de México, como modo en que los pueblos originarios dejaban su huella frente a la iconografía impuesta por la colonización. En su mayoría, son estatuas. Sin embargo, ahora fue hallado un vitraux fechado en 1877, que sería la primera representación de Jesús como hombre negro en un soporte de estas características. Ocurrió en la pequeña parroquia St. Mark's Church en Warren, Rhode Island, que después de un siglo y medio pasó a ser propiedad de Hadley Arnold. Esta historiadora del arte compró la ex parroquia para hacerse una casa y por eso se dedicó a renovarla. Así es como el antiguo vitral fue limpiado y su esplendor, redescubierto. En ese marco (literalmente) Jesús emergió junto a las figuras de Marta y María. Lo extraordinario es que no sólo la piel de él es oscura: también, la de ellas. “Es una ventana rebelde”, dijo Arnold con evidente entusiasmo al Providence Journal. Además destacó que en la representación, hombres y mujeres aparecen como iguales. El autor sería Henry Sharp, un destacado vidriero del siglo XIX, que habría trabajado por encargo de una mujer llamada Mary Carr. Ella donó la ventana en honor a las hermanas Ruth y Hannah Bourne, que ayudaron a los antiguos esclavos a trasladarse a Liberia. Las Bourne, sin embargo, estaban casadas con prósperos comerciantes esclavistas. Así que este vitraux proyecta, además de luz, la sombra de una culpa devenida en extraña forma de expiación.

El gran pez

Desde hace una década, científicos del Centro de Investigación de Aguas Profundas de la Universidad de Minderoo en Australia Occidental y la Universidad de Ciencias y Tecnologías Marinas de Tokio vienen explorando las zonas profundas de los mares de Japón para estudiar la vida de los peces que habitan esos espacios abisales. Sin embargo, tuvieron que apelar a sus cámaras sofisticadas para documentar esa mancha que se movía con placidez más abajo. Así es como encontraron un pez nadando a 8366 metros, una profundidad en la que no era probable que habitar una vida semejante. Ahora, las imágenes de este animal (una especie desconocida de pez caracol) batieron un nuevo récord: nunca antes se había encontrado un pez nadando en aguas tan profundas. Todo ocurrió en la fosa de Izu-Ogasawara, al sureste japonés. Unos días después, los científicos captaron imágenes de otros dos peces caracol, de en la misma fosa, desde una profundidad de 8022 metros. El científico jefe de la expedición y fundador del Centro de Investigación de Aguas Profundas de Minderoo-UWA, Alan Jamieson, dijo que las adaptaciones específicas permitieron que algunas especies de estos peces vivieran unos mil metros más abajo que lo estudiado hasta ahora. Y que es probable que sigan encontrando a estos animalitos en la zona. Ojalá ellos sepan cómo esconderse de la avidez científica, al menos por un rato, hartos de que las cámaras no les den respiro ni siquiera en ese hábitat acuático, íntimo, hasta ahora inaccesible.

Tarot, supeheroínas trans y ciencia ficción

“Encontré un poder vital en idea de que la realidad no es lo que pensamos y que vivimos exiliados de nuestro verdadero ser”, dijo Rachel Pollack en una entrevista reciente. Así sintetizó la búsqueda que hizo a través de textos de ficción, ensayos icónicos sobre Tarot y un puñado de cómics con los que fue hilvanando una carrera que la acompañó hasta su muerte en estos días, a los 77 años. Además, fue una activista que hizo su propia transición 50 años atrás, cuando una apuesta semejante no formaba parte de ninguna agenda pública ni siquiera en la emancipada Nueva York, donde había nacido en 1945. Pollack instaló el debate también a través de Coagula, la primera superheroína trans de la historia. “En 1971, mi vida cambió. Descubrí el Tarot, o él me descubrió a mí, vendí mi primera historia como escritora, me mudé a Londres y devine trans y lesbiana. Todo ocurrió en un año pero esas cosas siguen reverberando en mi vida hasta ahora. De todo ese magma surgió Coagula”, contó. Como autora de ficción especulativa, publicó siete novelas y cuatro colecciones de cuentos, incluyendo Golden Vanity y Unquenchable Fire de 1980, que ganó el premio Arthur Clarke de ciencia ficción en 1989. Su libro más reciente, The Fissure King, se publicó en 2017. Fue la primera mujer trans en guionar una serie del subsello Vertigo y la segunda en hacerlo para DC tras el trabajo de otra chica trans icónica, Maddie Blaustein. Incluso lograría marcar un hito dentro de Vertigo, cuando la saga Doom Patrol, que tuvo a Coagula entre sus huestes, se convirtió en la serie del sello con más números escritos por una mujer. La noticia de su fallecimiento fue dada por su esposa Judith ZoeMateen y difundida por su íntimo amigo Neil Gaiman en Twitter. En una entrevista con The Guardian, Gaiman dijo: “Rachel era una querida escritora de fantasía, pero prefiero describirla como una realista mágica”. Y agregó: “Nos unimos por muchas cosas: una era el judaísmo. Porque a pesar de ser bastión de la nueva era, también era increíblemente judía”. En ese sentido, evocó una oración ortodoxa que comienza diciendo: “Gracias, Dios, por no hacerme mujer”, a la que Rachel le dio un giro: “Recuerdo que me contó que después de su cirugía había dicho: ‘Bendito seas, Dios, por no convertirme en una mujer, pero tres veces bendito sea el médico que sí lo hizo’”.