Hasta fines de junio, quienes sufren de la asimetría y el desorden querrán evitar visitar el prestigioso Museo Leopold, en Viena, donde algunos cuadros de su exposición permanente están mal colgados, ligeramente torcidos. No es por error que paisajes de artistas como Tina Blau-Lang, Marie Egner, Gustave Courbet y Gustav Klimt, entre otros, se exhiben inclinados: es un intento deliberado por incomodar al público y que, de esta manera, reflexionen sobre un tópico decididamente importante…
“Durante años, la ciencia ha advertido que un aumento de la temperatura global de más de 1,5 °C tendrá un impacto dramático, devastador en nuestras costas, montañas, lagos y ciudades. Sin embargo, esta información no parece estar afectando el comportamiento de la mayoría de las personas hacia el cambio climático. ¿Por qué? Porque parece una diferencia casi imperceptible, resulta una figura demasiado abstracta”, reza la introducción de A Few Degrees More, como han llamado a esta iniciativa. Un proyecto llevado adelante junto al Climate Change Centre de Austria y a un equipo experto en biología, geología y meteorología, a los fines de representar gráficamente cómo “unos pocos grados” (de inclinación, como metáfora de clima) ciertamente marcan la diferencia en los entornos naturales que antaño capturasen Egner, Courbet y compañía, generando terrible desbalance.
El lago Attersee, por ejemplo, que otrora pintó Gustav Klimt, tiene una inclinación de 2 grados, lo que se correlaciona con los dos grados centígrados adicionales que se espera que experimenten algunas áreas rurales de Austria para 2050. Este aumento fomentará la proliferación de algas, dañará la calidad del agua y reducirá su nivel, “hasta vaciar poco a poco el hermoso lago azul”, explica el museo…