La demostración de un fútbol con destellos de brillantez que brindó River el domingo último en la cancha de Huracán, tuvo su continuidad en el enfrentamiento ante Gimnasia en el estadio Monumental.
El técnico Demichelis decidió no realizar modificaciones en el equipo titular, respetando el nivel supremo que mostraron algunos jugadores en Parque Patricios. El resultado de ello fue una presión asfixiante sobre el equipo platense, que no podía detener el ataque constante que le propuso el local.
Esequiel Barco volvió a ser decisivo en cada una de sus intervenciones, en las cuales se transformaba en el armador de las acciones ofensivas. El ex Independiente se mueve cerca del círculo central, y cuando se adueña de la pelota encara hacia adelante a gran velocidad. A diferencia del año pasado, mejoró también su condición física, y eso le permite prevalecer ante sus marcadores.
Los desacoples defensivos fueron algunos de los problemas que había exhibido River, pero con la seguidilla de partidos parece encontrar mayor solidez. González Pirez se afirmó como primer marcador central y le quitó el puesto a Mammana, mientras que Paulo Díaz se afianzó como su complemento ideal.
La mayor sorpresa es la Enzo Díaz. El ex Talleres muestra mejores recursos por la banda izquierda que ocupando el centro de la zaga, tanto para retroceder cuando el equipo pierde la posesión de la pelota, como cuando tiene que transformarse en salida por ese carril. Precisamente, en una de sus incursiones en el área rival, Enrique lo terminó derribando y provocó el penal que sancionó el árbitro Herrera.
El encargado de ejecutarlo fue Beltrán, y con un fuerte remate convirtió el gol. Del otro lado de la defensa continúa Casco, que el cambio de lateral no parece afectarlo. El entrerriano es de los más experimentados y conoce los momentos en los que puede proyectarse. A través de una de sus subidas llegó la ampliación de la ventaja: Casco envió la pelota al área para que fuera cabeceada por Aliendro y se metió al lado del palo.
Gimnasia posee varios chicos con buena técnica, y por momentos llegó con peligro aunque no pudo ante Armani. La intención de tocar la pelota con pases cortos la ofrece, pero en esta oportunidad le resultó imposible mantenerla por largos momentos, ante la jerarquía de su adversario.
El cierre de la noche fue para el ingresado Suárez, que con una volea de zurda sorprendió a Insfrán para sellar la goleada.