Una seguidilla de hechos violentos en colegios de Brasil mantiene en vilo a la sociedad. El gobierno de Lula Da Silva anunció que pondrá a disposición 30 millones de dólares para reforzar la seguridad de guarderías y escuelas en todo el país. Además, dispuso un equipo extra de vigilancia en Internet para detectar amenazas de ataques en escuelas en las redes sociales.
Para el gobierno, los recientes ataques tienen una conexión directa con lo que sucede en redes sociales. "Hay una epidemia" de violencia en las escuelas de Brasil que tiene su caja de resonancia en las plataformas digitales", señaló el ministro de Justicia del país, Flavio Dino.
En este contexto, dispuso un equipo extra de vigilancia para detectar amenazas de ataques en escuelas en las plataformas digitales. El funcionario aseguró que se las obligará a tomar medidas para cohibir contenidos y perfiles que "estén propagando o haciendo apología de ataques o violencia contra colegios".
"Las empresas deberán enviar a delegados policiales datos de todos los usuarios que propaguen violencia", sostuvo Dino y añadió que deberán prohibir que direcciones IP que hayan publicado contenidos violentos y tengan sus perfiles cerrados puedan crear nuevos usuarios.
La violencia en escalada
Desde agosto de 2022, las escuelas brasileñas vivieron hechos violentos, por lo menos, una vez al mes, según un estudio de las universidades brasileñas Unicamp y Unesp.
En total, Brasil registró al menos cinco ataques a escuelas en los últimos 15 días. La semana pasada, un hombre de 25 años mató a cuatro niños cuando invadió el Centro de Educación Infantil (CEI) Cantinho do Bom Pastor, en Blumenau, Santa Catarina. El delincuente agredió a las víctimas con un hacha y luego se entregó al Batallón de Policía Militar, donde fue detenido y remitido a la Policía Civil.
Este martes, un adolescente de 13 años apuñaló a tres compañeros durante un ataque en el Colégio Estadual Dr. Marco Aurélio, en Santa Teresa de Goiás. Según la Secretaría de Seguridad Pública del estado, los tres estudiantes fueron trasladados de inmediato al Hospital Municipal Dr. Tarciso Liberte y se encuentran fuera de peligro. El agresor fue inmovilizado por un auxiliar de servicios generales y posteriormente detenido por la Policía Militar estatal.
Un día antes, un adolescente había apuñalado a un profesor y dos alumnos, en una escuela privada en Manaus, Amazonas. Según la Secretaría de Seguridad Pública estatal, el estudiante tenía en su mochila “armas y un cóctel molotov”.
El 30 de marzo, un estudiante de la escuela estatal Palmira Gabriel, en Belém, estado de Pará, fue apuñalado por un compañero. La víctima fue trasladada al Hospital General de Belém, y el agresor fue trasladado a la División de Atención al Adolescente (Datos), de la Policía Civil.
También en la última semana de marzo, en São Paulo, un adolescente de 13 años asesinó a puñaladas a una profesora de 71, en la escuela estatal Thomazia Montoro, en Vila Sônia. E hirió a dos estudiantes y otras tres personas. Según la policía, el atacante anunció el ataque en sus redes sociales.
El uso de armas en Brasil
La campaña a favor del uso civil de las armas, que fue uno de los caballos de batalla del gobierno de Jair Bolsonaro, tampoco ayudó. Las armas registradas se triplicaron en tres años, según estimaciones del Instituto Sou da Paz.
En este marco, el director para América Latina del Centro Simon Wiesenthal, Ariel Gelblung, declaró que durante el gobierno de Bolsonaro hubo un aumento de grupos neonazis en Brasil, similar a lo que sucedió en Estados Unidos durante el mandato de Donald Trump.
Los expertos señalan la necesidad de bajar el tono de la polarización política, limitar la difusión de las armas, difundir la cultura y enseñar la historia para abordar la raíz del problema.
La falta de políticas de prevención en las escuelas, la angustia psicológica amplificada por la pandemia y el aumento del tiempo que pasan los adolescentes en Internet, donde pueden encontrarse sitios extremistas, son algunos de los factores que podrían estar contribuyendo a la violencia juvenil en Brasil.