El cambio climático, causado por la actividad humana, aceleró la frecuencia con que ocurren las "sequías repentinas", más difíciles de prever y ante las que es más complicado adaptarse, advirtió un estudio publicado en la prestigiosa revista Science.
Aunque generalmente se considera a las sequías como un fenómeno de largo plazo, algunas pueden aparecer de manera más repentina, en pocas semanas, bajo ciertas condiciones. Y el cambio climático favorece algunas de esas condiciones: la falta de precipitaciones en algunas zonas y una mayor evaporación, relacionadas con más altas temperaturas, tienden a secar los suelos más rápidamente.
Para este estudio, los investigadores analizaron datos de observaciones satelitales y humedad de las tierras en un período de más de 60 años (1951-2014).
Las sequías repentinas aumentan "en particular en Europa, en el norte y el este de Asia, el Sahel, y sobre la costa oeste de Sudamérica", declaró Xing Yuan, principal autor del estudio y profesor en China en la universidad de ciencias de la información y tecnología Nankin. Son "peligrosas por su rápida aparición, que no deja suficiente tiempo para prepararse", agregó.
El estudio muestra que también aumentó la frecuencia de las sequías clásicas en la mayoría de regiones, que tienden a producirse con mayor rapidez. Existe una verdadera "transición de las sequías lentas hacia las sequías repentinas", señala Yuan.
Los científicos calcularon los impactos que tendrían diferentes escenarios de emisiones de gases de efecto invernadero sobre las sequías repentinas, gracias a modelos climáticos.
Si las emisiones son moderadas, la tendencia a que aumente el número de sequías repentinas debería de todas maneras reforzarse en todas las regiones del mundo. Si los niveles de emisiones son más altos, esta tendencia crecerá aún más.
"Pensamos que la reducción de las emisiones puede ralentizar esta transición" hacia más sequías repentinas, dijo Yuan.
El concepto de sequía repentina apareció al principio del siglo XXI, pero recibió sobre todo atención desde la sequía del verano de 2021 en Estados Unidos, que se instaló particularmente rápido y causó más de 30.000 millones de dólares de pérdidas.
"La advertencia" del estudio "debe ser tomada en serio", declaró David Walker, investigador en la universidad de Wageningue, en Países Bajos, quien no participó en el estudio.
Las regiones particularmente afectadas por las sequías repentinas se encuentran en buena medida en países de bajos ingresos, donde la población carece de recursos para enfrentar esos eventos climáticos extremos, señala en un comentario en Science.
La severidad del impacto en las culturas depende en buena parte del momento en que ocurre la sequía. De momento se publica una vez por mes una cartografía de las sequías, pero ahora "son necesarios métodos de detección de sequías que operan sobre escalas de tiempos más cortas", resalta Walker, para poder intentar predecir estos fenómenos.