El dengue es una enfermedad viral que puede ser grave e incluso mortal, especialmente para personas con sistemas inmunológicos debilitados. Matías Apa, investigador y docente de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional de Rosario profundizó más sobre los mosquitos que son capaces de transmitir el dengue y su reproducción.

Apa es integrante de la cátedra de Salud Pública de la Facultad de Ciencias Veterinarias, la cual atiende y estudia cuestiones vinculadas con las problemáticas de salud en la interfaz entre humanos y animales en un ambiente determinado. "El dengue encaja en este encuadre porque tiene que ver con una problemática ambiental, la biología del mosquitos y una cuestión social en el impacto a la salud", adelantó Apa. No todos los mosquitos son transmisores, solamente esta especie que es muy identificable por sus banditas blancas en las patas".

Una de las principales características es que pertenece a los denominados animales sinantrópicos: "Significa que su dinámica poblacional y distribución va asociada a los movimientos humanos, a diferencia de mosquitos silvestres cuya biología no está determinada por nosotros. Tenemos un ejemplo claro que muestra este punto: el Aedes llega a América junto con los movimientos migratorios relacionados con la colonización".

El ser humano es el que provee la mayor parte de los ambientes necesarios para su reproducción. De aquí surge la necesidad de impulsar la política de descacharrado y los cuidados que se repiten año a año en distintas campañas.

La hembra necesita de sangre para fabricar los huevos, entonces la que pica, y por ende puede ser la que transmita el dengue, es la mosquita. "Hay una cuestión de género porque siempre hablamos del mosquito pero en realidad es la hembra la que puede ser vector de transmisión de la enfermedad. Ambos sexos son importantes porque es necesaria una fecundación para la reproducción, pero es la mosquita la clave en tema dengue".

Los huevos del Aedes son depositados en lugares donde la mosquita hembra intuye que va a haber agua, por lo que quedan ahí esperando a que esa agua suba, los hidrate y así nazca la larva. Por esa razón, cuando surgen las primeras lluvias, aparecen los mosquitos de manera fuerte.

Una mosquita adulta puede poner de 100 a 300 huevos, aunque no todos se terminan desarrollando. Mientras que el ciclo de vida de esa mosquita es de 30 a 50 días, lo cual varía dependiendo del contexto ambiental. "En general tienen una vida corta en comparación con otros animales. Las temperaturas influyen mucho en la reproducción porque con el frío disminuyen sus chances de desarrollarse, pero no es el principal limitante. Tengamos en cuenta que existe un régimen de lluvias en esta época del año que los favorece. Es verdad que hay una cuestión estacional pero no está atado exclusivamente a lo climático, hay mucha cuestión social".

Dentro de esos cuidados que creemos que conocemos a la perfección, existen informaciones falsas que pueden afectar nuestro modo de vida y correr el foco de atención. "Me han llegado audios que afirman que si tenés perro o gato hay que cambiar el agua de su tarrito e higienizarlo cuatro veces por día. Eso es una locura en términos de pensar que evita la reproducción del Aedes, porque el proceso lleva de 7 a 10 días, por ende no tiene sentido cambiar el agua tantas veces en un día. Lo que si hay que evitar es que haya depósitos de agua de los que no tengamos control durante esa cantidad de tiempo".

El investigador indicó que cuando se aborda una problemática de este tipo, es necesario tener en cuenta todos los elementos: social, biológico y ambiental. "Las acciones tienen que estar pensadas de acuerdo a cómo entendemos que se está dando el sostén de esta problemática. Es necesario pensar de manera integral una educación a largo plazo y una construcción de medidas preventivas porque podemos tener un cambio ambiental que facilite la reproducción de esta especie de mosquitos".

Las estrategias para evitar contagios es la principal acción que se puede planificar a la hora de abordar una problemática como el dengue, ya que el origen de la enfermedad proviene de zonas ajenas a esta región: "Lo que suele pasar es que viene una persona de otro lugar con la enfermedad activa, o sea con el virus circulante, por ende la mosquita que lo pica, extrae el virus y lo inocula en otra persona sana. Es una enfermedad que nos exige estar alerta de los movimientos que hacemos la personas, que somos quienes traemos el virus activo desde áreas endémicas donde la enfermedad está presente todo el tiempo a lo largo del año".

Para evitar la propagación también se requiere de una política coordinada desde los distintos estamentos del Estado porque es "importante determinar si es un caso foráneo o autóctono para saber en qué situación estamos". Por esa razón, cuando la persona enferma no tiene ningún antecedente de viaje es cuando efectivamente hay transmisión local y se deben extremar las medidas.

También es muy importante eliminar los depósitos de agua estancados en recipientes y espacios dentro de los espacios públicos, como también, particulares, con el afán de minorizar lugares prósperos para la reproducción del Aedes.

"La fumigación, que tanto esperamos que suceda, no es salvadora de nada. Lo que hace es reducir la población de mosquitos adultos que pueda haber en una zona, pero es clave saber que no erradita absolutamente a los mosquitos. Por otro lado, como mata a los mosquitos adultos y no a las larvas, siempre puede haber un remanente", explicó Apa y agregó: "Otra cosa que puede pasar es que estemos eliminando mucha competencia biológica de ese nicho que comprende también a otros mosquitos que se alimentan de lo mismo. Por eso hay que tener cuidado porque a veces rompemos ese equilibrio ecológico y a lo mejor estamos beneficiando al Aedes".

El investigador indicó que la fumigación sí es realmente efectiva cuando se realiza en zonas donde hay casos, porque existe un foco de infección inmediato. "Eso es lo que se llama bloqueo, se fumiga la zona para eliminar las mosquitas adultas y reducir las posibilidades de transmitir la enfermedad. El radio en que suele moverse las mosquitas no supera los 100 metros, así que es clave la fumigación".

Hay otras estrategias utilizadas a lo largo del mundo, que han tenido resultados efectivos y funcionan como alternativa para paliar potenciales riesgos a futuro: "En Brasil hay acciones que se iniciaron hace bastantes años y aún continúan en ciertos lugares, que se vinculan con la liberación de mosquitos infértiles para que no exista la reproducción. Esto provoca que haya una población de Aedes que no puede reproducirse y compite con los otros que sí pueden, lo que hace que haya menos picaduras y transmisión".

Los integrantes de la cátedra de Salud Pública han realizado en años anteriores investigaciones en las que buscaron identificar la presencia del Aedes en distintas zonas de la ciudad a través de trampas. "Son recipientes donde las mosquitas ponen huevos, y como tienen una caracterización diferencial en comparación a otras especies, nos permite saber si hay Aedes circulando en determinado lugar".

En este método se busca recrear un ambiente próspero para que la mosquita ponga los huevos pero controlado por los investigadores. "En Rosario las hicimos, hace dos veranos, trabajando con el Área de Extensión y Territorio de la UNR en las cercanías del Club 20 Amigos. Trabajamos con chicas y chicos del barrio con los cuales fabricamos los recipientes, colocamos, y supervisamos. Es necesaria la colaboración de las vecinas y vecinos para que funcione y se pueda llevar adelante la investigación".

 

Esta técnica permite poder anticiparse y tomar las medidas necesarias de prevención en la zona en cuestión: "Si se identifica esta especie en la zona y surge un caso de dengue, inmediatamente se puede realizar una fumigación porque ya sabemos que las mosquitas están dando vueltas por ahí".