Como producto del crecimiento de las tasas de referencia de los bancos centrales de Estados Unidos, Europa, Inglaterra, Japón y China, la tasa de interés que cobra el FMI por sus préstamos subió del 0,22 por ciento al momento en que se firmó el acuerdo en marzo de 2022, hasta el 3,53 por ciento en marzo de 2023. Para Argentina, que además paga por sobrecargos otros tres puntos adicionales, los cargos totales que se pagarán al Fondo serán de 3,3 mil millones de dólares en 2023, monto que triplica el costo de funcionamiento del FMI. Al final del acuerdo, de continuar con los intereses actuales, Argentina habrá pagado 30 mil millones de dólares en intereses y sobrecargos desde 2018.
"Cuando el gobierno firmó el acuerdo, el componente de sobretasas (del 3 por ciento anual) era la principal preocupación porque representaba el 95 por ciento del costo anual del crédito. Sin embargo, en la actualidad, representa apenas la mitad debido al aumento de la tasa DEG, que ya representa la mitad del costo anual del crédito", asegura el análisis económico "Faltan dólares y sobra el Fondo" que publicó el subdirector de la Celag Guillermo Oglietti.
Según los cálculos de Oglietti, hasta marzo, los cargos por intereses que generaron los dos acuerdos firmados con el FMI (primero por Mauricio Macri y luego por Alberto Fernández) suman 6457 millones de dólares. "No debe menospreciarse esta fuente de sangría de divisas. Las debilitadas reservas internacionales brutas serían un 16 por ciento mayores de no ser por estos pagos de intereses al FMI. Y las reservas disponibles serían un 25 por ciento mayores", asegura.
La carga total en intereses que cobra el FMI por sus préstamos resulta de la suma de tres componentes: la tasa de interés del DEG (la moneda del FMI), un margen del 1 por ciento sobre la tasa DEG y las sobretasas. A su vez, la tasa de interés de los DEG fluctúa según el valor de las cinco monedas que se toman en cuenta con diferentes ponderaciones: el dólar, la libra esterlina, el yen japonés y el yuan chino y el euro. Cada una es emitida por el Banco Central de su país, con distintas tasas de interés. La tasa que se paga cuando se abona al Fondo es el promedio ponderado de las que establece cada autoridad.
"En diciembre de 2021 advertíamos que la negociación con el FMI debería tener en cuenta el riesgo de que los bancos centrales del planeta iniciaran una senda de alzas de los tipos de interés para frenar la inflación incipiente. La guerra en Ucrania comenzó una semana antes de que el Gobierno cerrara el acuerdo técnico con el FMI (el 3 de marzo de 2022), por lo que la incertidumbre acerca de las futuras tasas de interés ya no era tan alta y teníamos certezas acerca de la imposibilidad de cumplir los compromisos con el Fondo sin asumir grandes costos sociales", reflexiona Oglietti y remata: "El peor de los escenarios no sólo se ha hecho realidad, sino que incluso se ve superado en 2023 como resultado del alza de las tasas y la sequía, que podría disminuir los ingresos por exportaciones en unos 15 mil millones de dólares".
Con los sobrecargos de alrededor de tres puntos que paga el país por haber tomado deuda por encima de lo que corresponde de acuerdo a su cuotaparte, la tasa del DEG son de 3,437 por ciento y Argentina paga alrededor de 7 por ciento de intereses, mucho más alto que el rango de 4,75 y 5 por ciento que estableció la FED para el dólar.
En 2023, de continuar con el tipo de interés actual, los cargos totales que se pagarán al Fondo serán de 3,3 mil millones de dólares. Esta cifra representa un 0,7 por ciento del PIB medido en dólares por el Banco Mundial (2022) y triplica el presupuesto anual de funcionamiento del FMI. Es decir, Argentina pagará tres veces el costo de funcionamiento de esta institución (de 1180 millones de dólares en 2022). "Los costos del acuerdo para Argentina podrían reducirse a un tercio y el FMI seguiría contando con el financiamiento necesario para sufragar todos sus gastos (sin tener en cuenta otros ingresos derivados de los 33 préstamos vigentes con otros países)", asegura el análisis.
Al final del acuerdo, de continuar con los intereses actuales, Argentina habrá pagado 30 mil millones de dólares en intereses y sobrecargos desde 2018. Esta cifra representa más del 6 por ciento del PIB medido en dólares, solo en concepto de costos financieros de los dos préstamos. Esta cifra representa unos 11 mil millones de dólares más que los 19 mil millones que se hubiesen pagado si los intereses se hubiesen mantenido al mismo nivel que los vigentes al momento de firmar el acuerdo en marzo de 2022.
"Si, en cambio, los tipos de intereses siguen aumentando, hasta alcanzar valores característicos de fines de los 80, cuando la tasa DEG se ubicaba en torno al 9 por ciento, los cargos totales por intereses, spread y sobretasas subirían al 13 por ciento anual, y los costos totales de ambos préstamos con el Fondo subirían hasta 48 mil millones de dólares. No debe menospreciarse este riesgo. Con estas tasas, los pagos de intereses y sobrecargos al Fondo rondarían 4,5 mil millones de dólares anuales, prácticamente un 1 por ciento del PIB actual medido en dólares. Por cada punto de aumento de la tasa DEG, el costo de intereses que tendría que asumir Argentina subiría en 330 millones de dólares anuales adicionales".
"Es evidente que la magnitud y el peso que significan estos cargos para Argentina discrepan con los principios fundacionales del FMI. El art. I del Convenio Constitutivo establece que entre sus fines están los de “…acortar la duración y aminorar el grado de desequilibrio de las balanzas de pagos de los países miembros” y el de poner a disposición de los países miembros “los recursos generales del Fondo, dándoles así oportunidad de que corrijan los desequilibrios de sus balanzas de pagos sin recurrir a medidas perniciosas para la prosperidad nacional o internacional", concluye Oglietti.