Ernesto “Nabo” Barreiro cerró una semana de malas noticias: dos días después de que lo condenaran por su actuación en el centro clandestino conocido como Quinta de Guiñazú, la Cámara Federal de Casación Penal anuló un fallo que anteriormente lo había favorecido al decir que ya no debía estar detenido en esa causa.

En diciembre del año pasado, el Tribunal Oral Federal (TOF) 2 de Córdoba había dictado el cese de la prisión preventiva para Barreiro, el militar que inició el levantamiento carapintada de 1987. La decisión fue recurrida por el fiscal Carlos Gonella, y Casación –con los votos de Mariano Borinsky, Gustavo Hornos y Javier Carbajo– le dio la razón.

La resolución del máximo tribunal penal parece llegar tarde. En esa causa, Barreiro –ex jefe de la primera sección del Destacamento de Inteligencia 141– acaba de recibir una pena de 24 años de prisión que se unificó con una perpetua que ya tenía por la megacausa de La Perla. Cumplirá esa sentencia en su casa.

Junto con Carlos Villanueva y Carlos Díaz, Barreiro fue responsabilizado por los secuestros de tres militantes, Rubén Amadeo Palazzesi, José Jaime Blas García Vieyra y Nilveo Teobaldo Domingo Cavigliasso, ocurridos en agosto de 1979. Los tres fueron llevados a la Quinta de Guiñazú –que estaba operativa después del cierre de La Perla–. Dos miembros del grupo de tareas de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) viajaron a Córdoba para interrogar a “Pocho” Palazzesi, que murió por esas torturas.