“No queremos el auto, queremos al pibe”, le gritó uno de los cuatro hombres armados que interceptaron a un papá que llevaba a su hijo a una escuela en la localidad bonaerense de Longchamps, en el partido de Almirante Brown, el lunes pasado, cuando faltaban 10 minutos para la una de la tarde. Tras la resistencia del padre, que terminó internado por los golpes, y del chico que se aferró al volante del auto, los delincuentes desistieron y escaparon. Sin embargo, al ser consultado por este diario el Ministerio de Seguridad provincial le bajó el tono al hecho: “no fue un intento de secuestro sino de robo. Quisieron llevarse el auto y lo amenazaron con el pibe. No hay una banda de secuestradores de chicos, ni una ola de secuestros”, y aseguraron que “se armó mucho revuelo en los medios porque vende”, aunque señalaron que “es lógica la preocupación de los padres frente a un hecho delictivo”. El intento de secuestro o de robo, según quién lo cuenta, quedó en manos de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 20 de Lomas de Zamora.
El lunes alrededor de las 12.50, en el primer día de clases luego de las vacaciones de invierno, un hombre, de 42 años, llevaba a su hijo de 11, en un Honda Civic, a la escuela Instituto del Sur, ubicado a unas ocho cuadras de la estación de trenes de Longchamps. Cuando sólo les faltaba algo más de cien metros para llegar al establecimiento, en la esquina de Malvinas y Castillo, un auto con cuatro hombres les cortó el camino. Del Citroen Berlingo gris descendieron tres hombres.
El representante legal del Instituto del Sur, Pablo Bologna, contó que se enteró de lo que había sucedido cuando “entra al colegio un alumno llorando con su mamá porque acababan de intentar secuestrar a su amigo. Me voy corriendo hasta ahí y me encuentro al chico llorando, a su papá sentado en la vereda con la boca ensangrentada y el auto atravesado en el medio de la calle”, relató Bologna.
“Ahí me cuenta –continuó– que cuatro tipos armados se le habían cruzado adelante de su Honda, bajaron armados y él les dio las llaves del auto para que se lo llevaran aunque le dijeron ‘no queremos el auto, queremos al pibe’”.
Cuando el chico, que es de contextura fornida, escuchó el reclamo de los delincuentes se aferró al volante para impedir que lo bajaran del auto.
“Se agarró al volante y lloraba a los gritos y como a esa hora había mucha gente y muchos padres que llevaban a los chicos al colegio se empezaron a juntar y a mirar lo que pasaba. Dos de los delincuentes los apuntaron a todos con pistolas amenazándolos con que se fueran porque les iban a disparar”, relató Bologna.
Los hombres forcejearon con el padre del niño y lo golpearon reiteradas veces. “Le pegaron culatazos en la boca, le pegaron mucho, lo arruinaron”, aseguró el representante legal del instituto.
A esa hora, durante el ingreso del turno tarde, la calle estaba muy transitada y al ver que la situación se complicaba, los hombres se subieron al auto y se fugaron.
“Cuando vieron que había tanta gente, dijeron basta y se fueron en el auto de ellos, que según los testigos tenía una patente nueva”, explicó Bologna, quien dijo que varios padres alcanzaron a sacar fotos, con sus teléfonos celulares, de la situación y que fueron aportadas a la policía por el padre del niño que realizó junto con testigos la denuncia en la comisaría de Longchamps.
En la denuncia policial, además de las lesiones que sufrió el padre del alumno, por las cuales debió ser atendido en el hospital municipal, se denunció que a la Citroen Berlingo le daba apoyo otro auto, un Volkswagen Vento con la patente AA-210HI, cuyo dominio corresponde a una Toyota Hilux sin pedido de secuestro.
Al día siguiente del hecho, el colegio informó lo sucedido a través de una comunicación interna a los padres: “Queremos poner en alerta a los padres porque suponemos que el hecho no fue a una persona determinada, sino que le podría haber pasado a cualquiera”.