“Estamos discutiendo herramientas y no políticas para el sector”, afirma Mario Raiteri. Es el Secretario General de la Confederación Intercooperativa Agropecuaria, (CONINAGRO) y pertenece al grupo de productores que, según su mirada, cuando el año es malo, no tiene otra actividad para paliar su situación. En eso marca las diferencias con los pooles de siembra. En su faceta más crítica, argumenta que el principal problema que tienen los gobiernos es el de visualizar a la actividad rural como una “caja”. Más allá de esas diferencias políticas y conceptuales en términos macro, celebra que en la provincia de Buenos Aires se estableció una relación con el Ministerio de Desarrollo Agrario (MDA) que posibilitó alcanzar soluciones para las economías regionales.

Desde su percepción, la Provincia tiene un escenario favorable para crecer. Su preocupación, insiste, está en que las discusiones se circunscriben a herramientas que producen distorsiones y que “con medidas aisladas se corre el riesgo de arribar a un monocultivo, con un destrato del suelo y economías regionales desplazadas”. “Vamos a jorobar el medio ambiente”, advierte.

Ante este escenario lanza la propuesta de crear un Ministerio de la Alimentación. Lo describe con una esencia integral para el abordaje de la producción de la comida. Lo define como un ministerio de síntesis, donde se deberían centralizar elementos de salud y educación referidos al agro, potenciar los que existen en la cartera agropecuaria, y evitar compartimentos estancos dentro de la administración. “Me parece que el nuestro puede ser un modelo para el mundo”, reflexiona Raiteri. 

Raiteri es productor de papa. También siembra granos y cría ganado bovino. Vive en Mechongué, una localidad del municipio General Alvarado, a distancias equidistantes de Mar del Plata, Balcarce, Necochea y Miramar. “Estamos en el medio de una cruz”, cuenta en diálogo con Buenos Aires/12. Actualmente es vicepresidente de la Federación Nacional de Productores de Papa. “Con los distintos posicionamientos ideológicos, partidarios o empatías de por medio, con la provincia hemos encontrado recepción para la agenda del sector papero, frutihortícola y las nuevas producciones de economías regionales”, cuenta el dirigente que destaca los conceptos que el ministro de la cartera agraria bonaerense, Javier Rodríguez, desarrolló en un diálogo con este medio, en el que destacó el valor de las economías regionales en el desarrollo provincial. 

Para Raiteri existen una serie de diferencias claras y reconocidas entre política y sector rural, como los valores del derecho de exportación, la brecha cambiaria, la competitividad del tipo de cambio, la presión fiscal y tributaria, y la dificultad en el acceso al crédito. Él considera que la causa de este escenario es clara: “el problema es que nos miran como la caja de la administración”.

“Con el gobierno provincial tocamos temas de la agenda de esas economías regionales, que no significa lograr todo lo que queríamos, pero hemos encontrado recepción y muchas soluciones a nuestros problemas”, repite y aclara Raiteri, quien integra la Mesa Agraria Provincial que mantiene reuniones periódicas con el Ejecutivo para gestar políticas resolutivas para el sector. El dirigente rural basa su lectura en los que, según su experiencia, son las tres principales herramientas que tiene la administración provincial para dar respuestas: el conocimiento, la política tributaria y la política crediticia.

En primera instancia, destaca la coordinación que desarrolló en este tiempo con distintas universidades y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) para intercambiar información y conocimiento con las chacras experimentales con las que cuenta la provincia. “Son políticas a largo plazo”, remarca. Cuenta que en la chacra alojada en Miramar recientemente se firmaron convenios con las nuevas cooperativas de la papa y del kiwi del sudeste bonaerense para fomentar el intercambio de saberes y experiencias.

La política tributaria, mencionada dentro de las diferencias macro del sector rural con el Estado, es un saldo pendiente, según Raiteri. El dirigente de CONINAGRO hace hincapié en lo engorroso que es para los pequeños y medianos productores cumplir con todos los requisitos burocráticos e impositivos. Impuesto a las ganancias, derechos de exportación, tasas municipales, Ingresos Brutos, son enumerados por el productor papero y asegura que es necesaria la simplificación, progresividad, y la equidad en el tratamiento del actor físico. “Hay actores físicos que están sujetos a auditorías, inspecciones y presentaciones que a un actor financiero como los pooles de siembra no sé cuánto se le exige”, critica.

“Nosotros queremos un campo con todos, porque todos tienen algo para sumar”, cuenta, pero aclara que debe reconocerse de forma precisa a las distintas economías y a los muchos tipos de productores que conviven en el territorio. Para él, la distinción entre productores grandes y chicos no es una batalla de buenos y malos. “La diferencia es que en los años malos los grandes hacen otra actividad, y nosotros en año malos tenemos que hipotecar el pedacito de tierra, prendar las herramientas, y tenemos que pedir un subsidio”, sentencia.

Raiteri también elogia el rol del Banco Provincia y el Banco Nación. Repite que es importante aumentar las facilidades y pone como ejemplo la situación de muchos productores que cumplen todos los roles: administran el campo, controlan la producción, tienen que hacer todos los trámites impositivos, e incluso “hay veces que se suben al tractor”. Destaca que el rol de ambas bancas públicas es “imprescindible”. “Está bien valorizado el Banco Provincia por el sector, porque ofrece herramientas extraordinarias que están funcionando bien”, sostiene. De todas maneras, pide que haya una burocracia más ágil.

En línea con las palabras del ministro Javier Rodríguez sobre la importancia del financiamiento para el sector rural, explica que sería importante poder ampliar los fondos y el presupuesto del Ministerio de Desarrollo Agrario porque hay productores que no están con la posibilidad para bancarizarse. “Por su estructura, dimensión económica, deudas viejas, hay productores que no se bancarizan”, relata el dirigente de CONINAGRO. Cree que es necesario simplificar la ejecución de recursos, y pide que la cartera agropecuaria puede obrar de oficio antes plagas o inclemencias climáticas de formas urgente.

Soberanía alimentaria y Ministerio de la Alimentación

A sus 58 años, de familia históricamente vinculada al trabajo en el campo, Raiteri se recibió de médico veterinario y continuó los pasos de su abuelo inmigrante, y de su padre. Cree y defiende las economías regionales y destaca el rol de los pequeños y medianos productores y suelta una afirmación que, según él, apunta a que se tome dimensión de la situación de los productores más chicos: “sin comida no se puede hablar de libertad e igualdad, porque los derechos los adquirimos comiendo todos los días”. 

Con esta premisa, el dirigente expresa que los actores más importantes para cumplir la demanda de la alimentación son los medianos, los pequeños y los productores de subsistencia. “Garantizamos arraigo, trabajo y desarrollo en el interior”, sostiene. Asegura que, al vivir en localidades y pueblos más chicos, sus reclamos dan lugar a mejoras en caminos, educación, salud.

En el marco de participación en mesas de trabajo conjunta con el gobierno provincial, recuerda que en una ocasión le dijo al gobernador, Axel Kicillof, las demandas no son irreales y le advirtió que "en el último censo hay 80 mil productores menos”. Es no es todo, asegura, y describe que uno de los grande inconvenientes que atraviesa la actividad tiene que ver con el acceso a la tierra. “La compra de la tierra la hacen los fondos de inversión, los extranjeros, los industriales ricos, o algún profesional exitoso, pero nunca un productor de subsistencia”, lamenta el dirigente rural y agrega: “Vamos a dejarle la producción de comida a sectores extranjeros y fondos de inversión que no tiene compromisos con el país”.