Desayunó paltas, como cada vez que advierte que habrá un día intenso, seleccionó una playlist y con auriculares inalámbricos llegó al circuito "Juan Manuel Fangio" de Rosario sin pensar que sería el domingo soñado. Ignacio Montenegro terminó siendo el hombre –o el chico– del momento al sellar un doblete victorioso en las carreras del TCR South America a bordo del Honda que le entrega la Squadra Martino y se afianzó al frente del torneo que reúne una veintena de pilotos sudamericanos.
Este chubutense de Rada Tilly, que a los siete años conoció el karting porque su vecino (también piloto) lo llevó a entrenar, se transformó en una referencia. Pasó de jugar con autitos 'hot wheels' y ver carreras por TV a correr en Karting y tras un fugaz paso por categorías de fórmula llegó al presente en autos con techo. Por el particular concepto del TCR a nivel mundial, ya llamó la atención en el viejo continente y se encamina al sueño de ser piloto profesional: "Me concentro en dar lo mejor en las categorías actuales pero en el corto plazo me gustaría estar en el exterior con categorías de TCR. Me seduce pensar que si ando bien acá puedo andar bien en Europa y tal vez una marca o una fábrica que me quiera recibir".
Con el riesgo de pasar por más edad de la que tiene, este joven no habla de Senna, Hamilton o Verstappen como sus ídolos sino que encontró en el ámbito local a sus referentes. Desde chico admiró a Néstor Girolami y Agustín Canapino, justamente dos que se hicieron en Argentina y hoy triunfan en el exterior: "Fue duro compartir pista con ellos porque son mis ídolos y los admiro".
"Nos juzgan porque no metemos mano en el motor ni nos llenamos de grasa pero hoy el piloto trabaja desde otro lado"
Se le alargan los rulos cabeceando al ritmo de Chano, Duki o Wos en sus auriculares, antes de salir a la pista, pero del mismo modo hace los deberes con su ingeniero analizando la data que le permite mejorar el manejo. "Cambió muchísimo el automovilismo de hace cinco años que al de diez, que al de quince, que al de veinte... A los pilotos chicos nos juzgan porque no somos los de antes, no metemos mano en el motor ni nos llenamos de grasa pero hoy en día el piloto trabaja desde otro lado", contó a Líbero. El disfrute está en su filosofía de trabajo, pero no quita que las sesiones de psicología o los secretos de la alimentación de un deportista no estén allí: "Una hamburguesa con bacon estaría permitida pero un domingo después de la carrera".
Esta vez le tocó destrabar con solvencia un peligroso sobrepaso doble, con pista húmeda por la llovizna, a los Toyota de Juan Ángel Rosso y Bernardo Llaver en la primera carrera, que terminó ganando sobre su compañero de equipo Juan Manuel Casella. Además, largando desde el 8° puesto avanzó hasta tomar la punta de la segunda carrera a dos giros del final y sellar el domingo ideal, tan sobrio como con desparpajo a la hora de batallar en pista como estandarte de la nueva era.
La próxima fecha del TCR, tercera del campeonato, se correrña el 30 de abril en Termas de Río Hondo.