Que el fútbol sea un negocio no es ninguna novedad. Tampoco lo es que en las últimas décadas haya pasado de ser un juego en el que se aplaudía hasta enrojecerse las palmas de las manos, gambetas, caños y sombreros, a ser un desesperado pedido de ganar como sea y bajo cualquier costo. Frente a este escenario, hubo discusiones que pusieron en debate parte del entramado y varios libros se metieron a analizarlo, pero sin una mirada netamente de izquierda, que también indague sobre el sistema de producción capitalista del que forma parte.
El último libro de Ángel Cappa –entrenador del emblemático Huracán del 2009, al que muchos se aproximaron a compararlo con el Globo de Cesar Menotti– va en busca de ese rumbo, con el fin de entender la situación desde la banda izquierda. Junto a Marcos Roitman –doctor en Ciencias Políticas y Sociología– dan vida a Fútbol y política. Conversaciones desde la izquierda, editado por FOCA/Akal ediciones, un trabajo que se construye a partir de una charla que ellos mantuvieron a lo largo de 200 páginas, en el que la reflexión circundó en los populismos, la democracia, las oligarquías, los golpes de estado y los valores empresariales que terminaron de transformar este deporte en algo completamente opuesto a un juego.
“Así como la música popular, en Argentina, pasó de los grandes intérpretes como Pugliese o Troilo a otros superficiales, sin calidad musical alguna, ajenos a los sentimientos profundos y verdaderos, el fútbol le fue arrebatado a la gente a quien le pertenece” –escribe Menotti en una parte del prólogo– En otras palabras, ocurrió una severa desculturización. Aquella música que iba de la cancha a las tribunas y bajaba en canticos de alegría, se convirtió en gritos de lucha reclamando coraje físico. Donde antes era el festejo del talento, la habilidad y la creatividad, ahora es la exigencia del "huevo…huevo". Del "qué baile que le dimos" al "hay que ganar como sea”.
Cappa se vino de España a presentar su libro y lo hizo en El Club Social y Cultural Círculo Patricios, acompañado por Fernando Signorini –histórico preparador físico de Diego Maradona, aunque siempre prefirió que le diga “preparador de futbolistas”– y Myriam Bregman, diputada nacional por el Frente de Izquierda. Ante una gran convocatoria de público mayoritariamente futbolero, la presencia de exjugadores y personalidades de la política, el exentrenador quemero explicó algunos ejes centrales de este nuevo trabajo, en el que indicó que la izquierda es “rechazo al capitalismo” y que su pretensión es la “construcción de una sociedad justa”.
“Al fútbol lo privatizan y a los clubes los intentan transformar en empresas, cuando el fútbol es un sentimiento y los clubes son un lugar que da sentido de pertenencia a todos los socios”, reflexionó ante la escucha atenta de todos los presentes, aunque algunos aprovecharan los silencios para referirse a la polémica final que Huracán jugó con Vélez en 2009 por el campeonato local. “¡Como nos robaron ese partido, Don Ángel!”. En el libro, Cappa le dice a Roitman: “Para el pensamiento de la derecha económica y política, solo importa ganar dinero; para el pensamiento futbolero de derecha, sólo importa el resultado”.
Por su parte, cuando Signorini tomó la palabra expresó que el éxito está asociado “con tener mucho” y fue tajante con su postura sobre el último mundial en Qatar. Recordó la explotación laboral que sufrieron los obreros que se encargaron de construir la infraestructura y los estadios, la desprotección a la que se sometieron, bajo la promesa de crecimiento y un futuro mejor, y expresó la cantidad de muertes, que según informó El País a fines del año pasado, rondan en 500 trabajadores. “Cuando me enteré de todo lo que había pasado un año antes de que empiece el mundial, decidí que no me iba a interesar. Ganara Argentina por goleada o perdiera todos los partidos… porque yo no soy oveja de ese rebaño –lo interrumpieron los aplausos–. Creo que hay una gran mayoría de argentinos que no merecen absolutamente nada. Tampoco merecen una copa del mundo. Por eso cuando llega navidad, no digo feliz navidad para todos. Para los corruptos no, para los políticos que mienten y trampean tampoco”.
Bregman, aprovechó para destacar varios párrafos que había subrayado en el libro y la necesidad de debatir el fútbol desde una mirada de izquierda. Resaltó el lugar que consiguieron las mujeres dentro del deporte y contó una experiencia de lucha que tuvo íntima vinculación con la pelota. Ahí se refirió al caso de Zanon, la fábrica de baldosas de cerámica, ubicada en Neuquén, que, en 2002, después de una ardua lucha, fue recuperada por sus trabajadores y pasó a llamarse FaSinPat (Fábrica sin patrones). La diputada recordó que, en aquel momento, finales de los noventa, la organización sindical era difícil por la persecución, hasta que los trabajadores consiguieron un método para no llamar la atención: organizar un campeonato de fútbol.
“De esa manera se organizó la comisión interna. Quién iba a sospechar de un campeonato de fútbol. Después te comes un asadito… Los trabajadores pudieron recuperar la comisión interna, luego ganaron el sindicato y fueron parte del proceso de dirección y organización para recuperar la fábrica y cuando se fue la patronal, tenían las herramientas políticas y organizativas para ocupar la fábrica, ponerla a producir y que ningún trabajador pase hambre", contó Bregman para finalizar la velada.