Las balas vuelan y la furia interna en el PRO contra Horacio Rodríguez Larreta por su decisión de cambiar el sistema de votación en Ciudad de Buenos Aires, lejos de amainar, se consolida y ensaya gestos de venganza. Mauricio Macri y Patricia Bullrich están convencidos de que Larreta acaba de entregarle las llaves de la Ciudad de Buenos Aires a los radicales y están enardecidos, pero, sobre todo, alarmados. La perspectiva de perder el centro de poder --y la caja principal-- del PRO de los últimos 16 años se presenta como una posibilidad y, por lo tanto, abre un dilema: sostener el delicado acuerdo actual, con la candidatura única de Jorge Macri, o sondear un cambio de estrategia. Frente a este panorama, una idea comienza a adquirir cada vez más fuerza en las airadas filas del PRO: María Eugenia Vidal para Jefa de Gobierno. Si bien la exgobernadora bonaerense se resiste, enfocada como está en su aventura nacional, más de un dirigente macrista fantasea con una candidatura competitiva de Vidal que deje a "todos" conformes. 

El desafío de Horacio Rodríguez Larreta a Mauricio Macri fue, además de una desautorización pública, una patada al tablero electoral de CABA. Por un lado la furia, sí: "Se terminó la Guerra Fría, se lanzaron los misiles. Ahora es una guerra abierta y sin códigos", amenazan desde el bullrichismo y macrismo (identidades cada vez más intercambiables), desde donde ya empezaron a planear las represalias. Para Macri fue un escupitajo a su liderazgo, pero en el ala dura del PRO insisten en que eso fue lo de menos, que la verdadera "traición" de Larreta fue haber puesto en peligro las joyas de la abuela. "Cómo le vas a entregar la caja más grande del país a Yacobitti", masculla bronca un dirigente cercano a Bullrich que, como muchos en el PRO, identifican en la convocatoria a elecciones concurrentes --es decir, que unifica las municipales y nacionales pero con sistemas de votación diferentes (la primera con boleta única electrónica, la segunda con boleta sábana)-- un regalo a Martín Lousteau. 

Sin boleta presidencial PRO que arrastre --la de Bullrich o la de Larreta--, Jorge Macri tendrá que correr solo. "Con el apoyo de Larreta y el aparato comunicacional de la Ciudad", recuerdan desde Uspallata, aunque lo primero no está confirmado ya que Larreta aún no se ha pronunciado oficialmente por el primo de Macri y coquetea aún con la candidatura de Fernán Quirós. Se le suma, además, el peligro de una impugnación por su domicilio, dado que, después de todo, Jorge Macri ha sido intendente de Vicente López desde 2011. En el entorno de Macri - Jorge - aseguran que tiene residencia permanente hace más de cinco años en CABA y que todos los papeles están en orden, pero el radicalismo porteño ya salió a marcar poco sutilmente la cancha: "Jorge Macri hoy es intendente de Vicente López. Está en uso de licencia, pero formalmente su mandato vence a fin de año. No es que lo pueda impugnar el radicalismo, sino cualquier ciudadano", deslizó Emiliano Yacobitti 24 horas después de que Larreta anunciara las elecciones concurrentes.

Frente a este escenario, algunas voces del PRO -bien por lo bajo- comienzan a analizar si no habrá que buscar una candidato "más competitivo" que pueda disputarle la PASO a Lousteau. Y, automáticamente, uno de los primeros nombres que aparecen es el de María Eugenia Vidal. "María Eugenia es el sueño de todo el PRO de cualquier bando. Todos la queremos", asegura una dirigenta del riñón larretista que, como varios (incluso el bullrichismo), considera que cuenta con las características para convertirse en la candidata de "todos" en la Ciudad. De Larreta --pese a las críticas que le dispensó cuando anunció el cambio de sistema de votación--, de Bullrich --que se encuentra en las antípodas, pero es fiel a la premisa de "el enemigo de mi enemigo es mi amigo"-- e, incluso, podría serlo de Mauricio Macri.

El acuerdo político al que habían llegado originalmente Larreta y Macri consistía en que se consensuaría un candidato único del PRO en la Ciudad y que, a pedido del expresidente, este candidato sería su primo. La sangre reemplaza la lealtad y el intendente de Vicente López siempre fue para Mauricio Macri la mejor opción para tener bajo control la caja de la Ciudad. Quienes conocen al exPresidente, sin embargo, tienen una frase: "Macri tiene corazón en 23 provincias. En todos lados menos en la Ciudad de Buenos Aires". El primo Jorge, por lo tanto, es reemplazable si creyese que puede perder la PASO.

Existe, sin embargo, un pequeño (gran) obstáculo dentro de todo este cálculo electoral: María Eugenia Vidal no tiene ningún interés --y así lo ha expresado varias veces, en público y privado-- en candidatearse a jefa de Gobierno porteño. Ella está trabajando, desde el año pasado, en posicionarse como candidata a Presidenta y, si bien lo más probable es que se termine bajando, su ojo está puesto en una postulación nacional. "María Eugenia ya fue vicejefa de Gobierno y gobernadora de la Provincia de Buenos Aires. Ir por la Ciudad es un desafío menor. Ella trabaja en construir una figura nacional, tiene sólo 49 años", afirman, tajantes, desde su entorno. En efecto, incluso su círculo más íntimo de dirigentes --que coinciden en que ella es "la candidata más competitiva en la Ciudad"-- advierten que no hay manera de convencerla y que "la decisión final la tomará ella". El recuerdo de la legislativa del 2021, cuando Macri presionó y presionó para que compitiera en la Provincia de Buenos Aires y ella se negó, está muy presente en el PRO: "Ella toma sus propias decisiones", reconocen.

La cuenta regresiva, sin embargo, ya comenzó. Vidal señaló que para fin de abril oficializará cuál será su rol electoral en 2023 y existe mucha expectativa por la forma en que su decisión impactará en la interna del PRO. Por un lado, porque deberá explicitar a qué candidato apoyará en la carrera presidencial - Bullrich o Larreta -, pero también porque destrabará importantes negociaciones territoriales. La más importante es el acuerdo entre Bullrich y Cristian Ritondo para que el diputado (vidalista) emerja como candidato único del antilarretismo en la PASO a la gobernación bonaerense. 

A fin de abril, a su vez, Vidal dará una respuesta clara a las pretensiones que buscan llevarla al barro de la jefatura de Gobierno porteña. Más allá de sus objeciones, en la dirigencia que impulsa su candidatura hay una esperanza: "Si todos se lo piden va a tener que aceptar".