River gana hasta cuando no parece que va a ganar. En la última pelota de la noche y cuando el árbitro Hernán Mastrángelo había sumado un minuto más de tiempo adicional, Newell's fue a buscar un tiro libre al área de Franco Armani pero volvió muy mal. Y lo pagó con la derrota: Armani rechazó con los puños el pelotazo de Pablo Pérez, Matías Suárez corrió el contrataque, habilitó a Esequiel Barco y el pase del ex Independiente fue mandado a la red con el arco libre por Pablo Solari, ante la apresurada salida del arquero Lucas Hoyos.

Fue un 1-0 sin brillo. Pero tremendamente significativo. Porque afirmó al equipo de Martín Demichelis como el principal aspirante al título. Todavía no se ha llegado a la mitad del campeonato. Y hasta puede parecer apresurada la afirmación. Pero River ha demostrado tener hasta aquí mejor juego, mejores resultados (octavo triunfo consecutivo), mejor plantel y por lo visto en Rosario, también los mejores guiños de la fortuna.

Los dos pensaron en sus partidos coperos de la semana. Y todavía tenían en sus físicos los restos de la fecha entre semana. Gabriel Heinze puso a casi todos los titulares de Newell's luego de haber colocado varios suplentes ante Racing. Demichelis rotó bastante e hizo varios cambios, sobre todo del medio en adelante. Y en verdad, lo sintió. River no tuvo la salida clara ni la fluidez en la circulación de la pelota que había mostrado en varios de sus compromisos anteriores. Y con menos fútbol, le costó llegar. Llamativamente lo consiguió más cuando vinieron desde el banco Solari, Matías Suárez, Barco y Beltrán que con Aliendro, Nacho Fernández, Paradela y Borja quienes arrancaron como titulares.

Fue Newell's el que tuvo las situaciones más claras. Que no fueron muchas pero aun así, resultaron más que las de River. Un derechazo alto de Ferreira en el arranque del partido, otro derechazo de Iván Gomez que rozó los dedos de Armani y dio en el travesaño, y un hombrazo del paraguayo Recalde que se fue al lado del palo derecho en el segundo tiempo, pusieron al equipo local acaso algo más cerca de la victoria en medio de un trámite áspero, muy conversado y futbolísticamente parejo.

Además, durante largos tramos, Newell's logró enredarlo a River con una presión alta y sostenida que le cortó los circuitos de juego, y le impidió juntar pases cortos sobre todo por el medio. Siempre le costó acomodarse a River y hasta el minuto 95 podía decirse que el empate le cuadraba más que bien. Pero en la última bola de la noche, Newell's apostó a un número equivocado, River acertó un pleno que no esperaba y sólo por eso, ganó tres puntos que se valorizan mucho más porque llegaron cuando parecía que ya no los podía ganar.