El gobierno de Salta realizó durante este fin de semana la segunda edición de la Feria Potencia. Este año, más de mil emprendedores de 56 municipios de la provincia expusieron sus trabajos, obras y productos al público en el Centro de Convenciones de la capital salteña. Entre los presentes se destacaron los más de 20 stands que mostraron el arte y las artesanías indígenas, en los que primó la presencia y trabajo de las mujeres originarias.
Salta/12 dialogó con algunas de las representantes, quienes se refirieron al proceso que les lleva hacer cada pieza y el desafío que implica salir a venderlas. Tal es el caso de Sebastiana Rodríguez, de la Comunidad Kolla de Finca Santiago (en el municipio de Isla de Cañas), quien contó que llegó a la capital a exponer su trabajo y el de otras artesanas y artesanos de su comunidad.
En su caso, uno de los materiales principales para sus trabajos es el pacará (Enterolobium contortisiliquum), también conocido como timbó u oreja de negro. Habita en regiones tropicales y subtropicales con clima húmedo o subhúmedo, como el de Islas de Cañas, ubicada a 307 kilómetros de la ciudad de Salta. En algunos casos, llega a medir 30 metros de altura y desarrolla una copa de gran diámetro.
"Lo trabajamos de distintas maneras, como platos, pizzeras o bandejas. De todo se puede trabajar", contó Sebastiana. Cada una de las piezas tiene un proceso largo, más allá de que sea un trabajo que habitualmente lo realiza toda la familia. Es que empieza con la búsqueda de la madera, su limpieza, su recorte y su moldeo para lograr la artesanía, o la pieza de arte. Además, a muchas de ellas se les aplica el "tariazado", detalles de decoración con la introducción de maderas de distintos colores para darle el toque final a la pieza.
Sebastiana dijo que una bandeja les puede llevar dos días. En su caso, empezó a trabajar con las artesanías desde hace 8 años. Y en ese recorrido reconoció que la parte más difícil es "salir a vender" porque "no tenemos los medios (de transporte) para salir con los bultos. Yo casi no estuve saliendo", contó.
En cuanto a la Feria Potencia, afirmó que la venta "va despacio, pero va saliendo la mercadería". Su presencia en este caso se dio por el acompañamiento del Consejo Kolla de Finca Santiago, porque las salidas de la comunidad no suelen ser muy seguidas dado que "no tenemos los medios para salir y pagar un stand".
"Hay ferias, pero hay que pagarse el stand, el viaje y la mercadería la tenemos que mandar en encomienda. Resulta un costo grande y no nos queda ganancia porque se va en eso", explicó la artesana. Es por eso que consideró que un auxilio importante podría ser una ayuda para trasladar las artesanías fuera de su comunidad Finca Santiago, que se encuentra a dos horas de la ciudad de Orán.
"Probar de vender algo"
Una situación similar es la que viven las mujeres wichís de Alto La Sierra (departamento Rivadavia). Margarita Díaz y Gloria Miranza son las coordinadoras del grupo de artesanas Hatsynay ta chumaj (Mujeres trabajadoras). Margarita dijo que llegó a la Feria Potencia para "probar de vender algo", pues desde hace un año están trabajando en fortalecer los canales de comercialización.
Contó que el entusiasmo por adentrarse en ese camino se dio por otra experiencia indígena que le acercó su sobrina: Thañí (Viene del monte), que nació en 2015 y es la marca colectiva con la que mujeres indígenas del Chaco salteño difunden y comercializan sus producciones a partir de la fibra del chaguar.
"Nos gustó y pedimos ayuda", relató. Solicitaron colaboración a la Asociación Pata Pila, que ya venía trabajando con ellas en la zona. "Nosotras trabajamos todos los años (con las artes y artesanías) y no teníamos dónde venderlas. Recién estamos empezando a trabajar" en las ventas, agregó.
Por su parte, Gloria dijo que cada una de las piezas son de fibra de chaguar, "que viene del monte", una planta herbácea con hojas suculentas y espinosas que habitan en zonas semiáridas de la ecorregión del Gran Chaco. "Lo machucamos, los secamos, después hacemos el hilo, los teñimos de diferentes colores" y de ahí "hacemos yica, bolsos de mercados, portacelular, muñecas y muchas cosas", contó.
A modo de ejemplo, dijo que una yica tiene un proceso de dos días, y si tienen muchos colores en su decoración puede extenderse a tres o cuatro días. Su realización es distinta a una bolsa de mercado que puede tardar un solo día, ya que usualmente la técnica es más rápida y se suele usar un solo color.
Gloria relató que hasta el momento el canal de venta más fructífero es de boca en boca, "Les pedimos a nuestras amigas que nos ayuden". En ese sentido, ambas mujeres afirmaron que el próximo desafío es asegurar compradores por encargo ya que "esperamos no trabajar así, para no traer así nomás y esperar que nos compren".
Las artesanas de Hatsynay ta chumaj integran uno de los grupos de mujeres que acompañan la Asociación Pata Pila y la Fundación Proyungas, a través del proyecto Llegar al Norte, financiado por la Unión Europea. Los otros dos grupos son: Manos artesanas Alto la Loma y Atsinhay hanyahay (mujeres y sus saberes ancestrales).
La coordinadora general del proyecto es Florencia Pérez, quien contó que Llegar al Norte tiene tres ejes de trabajo: nutricional, obras de agua y proyectos productivos. "En el marco de los proyectos productivos se financian y promueven huertas familiares y los emprendimientos de las artesanas", explicó. Cada uno de los grupos está conformado entre 50 y 80 mujeres.
Desde Pata Pila contaron que se las acompañó a las mujeres en cada una de las instancias para la venta, como fue el caso del diseño del logo. "Son muchas mujeres trabajando, donde esos saberes ancestrales que ellas poseen y plasman en sus obras lo pueden acercar a la capital de Salta", afirmaron.
"Estas cosas son de toda la vida"
Otra situación es la que relató María Sol Mendizaba, de la Comunidad Kolla Baritú (en el municipio de Los Toldos). "Nosotras trabajamos las artesanías con la lana de oveja y con los tintes naturales", contó en su puesto, donde exhibió mantas, manteles, muñecas y forro de almohadas. Es la primera vez que fue invitada a la Feria Potencia y aseguró que "significó un montón" porque "son muchas cosas que nosotras no sabíamos y acá estamos viéndolo de otros compañeros en otros puestos".
En cuanto al proceso que tiene con cada artesanía dijo que lo primero que hacen es hilar el vellón de la oveja. Después esta lana se tiñe, se hila, llega el momento de urdir (preparar los hilos) en el telar y empezar a tejer. "Para hacer una alforja nos lleva aproximadamente un mes porque todo lo tenés desde cero", a veces sucede que en una pieza se usan más de dos colores, lo que demora el proceso para lograr la combinación deseada, contó.
Mendizaba tiene 29 años y dijo que empezó a realizar esta tarea a los 8 años, gracias a su mamá y su madrina. También su abuela y su tatarabuela eran tejedoras. "Estas cosas son de toda la vida", afirmó. Añadió que estos procesos significan mucho para las mujeres de su comunidad porque "demuestran que las mujeres también podemos hacer cosas". "Tenemos cosas lindas, creativas y significa un montón que nosotras las podamos hacer".