A excepción de 2020, cuando la pandemia forzó la cancelación de todos los eventos presenciales, desde hace casi un cuarto de siglo abril es sinónimo de cine para el ámbito cultural porteño. Este año no será la excepción, ya que desde este miércoles y hasta el lunes 1° de mayo se llevará adelante la 24° edición del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (Bafici). El telón se levantará oficialmente a las 19 en el Multiplex Monumental Lavalle con las proyecciones del corto Continuum - La playa y el largo Último recurso. El cierre, por su parte, estará a cargo del corto local Ángel y Perla y el largo español Soy una buena persona. Entre medio, doce días durante los que se verán unas 250 películas –con proporciones similares de cortos y largos– en 450 funciones distribuidas en doce sedes y se realizarán más de treinta actividades paralelas, sobre todo charlas, mesas debate y presentaciones de libros (ninguno editado por el Festival).
Desde 1999 y hasta 2012, el Bafici hizo del Abasto su lugar en el mundo. De allí pasó a Recoleta, donde estuvo hasta 2018, para desembarcar al año siguiente en el barrio de Belgrano. A partir de 2022, luego del parate pandémico y una edición 2021 con un puñadito de funciones presenciales y el grueso de la programación online debido a las restricciones sanitarias todavía vigentes, su epicentro está sobre la Avenida Corrientes, con el punto de encuentro en El Cultural San Martín y sus salas albergando buena parte de la programación. Sobre la calle de las pizzerías se ubican el Cine Lorca, la Sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín y el Cine Cosmos, mientras que a unas cuadras están el Cine Gaumont, el Monumental Lavalle, la Alianza Francesa y el Centro Cultural Arthaus (Bartolomé Mitre al 400). Por fuera del centro, las principales sedes serán el Museo del Cine, el Centro Cultural 25 de Mayo, el Anfiteatro del Parque Centenario y el Autocine Costanera Sur montado en la ex Ciudad Deportiva de Boca.
Bafici 2023: cuánto cuestan las entradas y dónde ver las películas
Las entradas tienen un valor de 300 pesos y de 200 para jubilados, estudiantes y todas las funciones de Baficito (la sección con películas infantiles), y pueden adquirirse en la web Vivamos Cultura y de manera presencial en las boleterías de los cines. Casi 160 títulos, además, se podrán ver también online desde todo el país en Vivamos Cultura durante 48 horas a partir de la primera pasada en salas de cada película, mientras que todos ellos estarán disponibles para su visionado en la web durante el 1º de mayo, jornada en la que los cines permanecerán cerradas por el feriado.
Estrenos, “grandes éxitos” y cortos
Durante la presentación de la programación, realizada el 30 de marzo en la Usina del Arte, el director artístico Javier Porta Fouz destacó que la mitad de los títulos seleccionados se exhiben en carácter de première mundial o internacional, es decir, por primera vez fuera de su país de origen. “Eso nos hace pensar en la identidad del festival y nos obliga a decidir si somos un festival de `grandes éxitos´ o de estrenos”, agregó aquella vez. La razón de esa preferencia por las producciones inéditas, justifica Porta Fouz ante Página/12, se debe a que “desde hace unos diez años las películas empezaron a durar menos en el circuito de festivales”. “Alguien podría decir: `Antes el Bafici tenía quince películas que habían pasado por Cannes’. Pero ahora no llegamos a quince porque ni siquiera tenemos disponible esa cantidad: las más grandes ya se estrenaron y otras fueron a las plataformas, que estrenan mucho más rápido. Hay una lógica de mayor velocidad en la circulación. Ahí tenés dos opciones: achicás la programación y das películas muy repetidas, o explorás más. Nosotros ponemos el acento en lo segundo, más allá de que hay películas de directores conocidos que se vieron en otros festivales”, afirma.
Esa directriz explica que tanto las producciones que se verán esta noche como las que marcarán la clausura sean estrenos mundiales. La apertura tendrá a la argentina Último recurso como plato principal. Dirigida por Matías Szulanski, está centrada en la llegada de un paquete a la redacción de una revista deportiva venida a menos que dispara una investigación que indicaría que el primer Mundial se jugó en 1926, lo ganó Argentina y por algún motivo fue borrado de la historia oficial. Una película con una fuerte impronta local, acorde a un festival que desde 2018 tiene una producción nacional como proyección bautismal. O dos, mejor dicho, porque antes se verá el cortometraje Continuum - La playa, de la tucumana María Bomba. Ese doble programa marca, además, la relevancia que el Bafici viene dándole a las producciones de menos 30 minutos, al punto que ésta será la tercera edición consecutiva en la que cortos y largos convivan a la par en todas las secciones, incluidas las competencias.
“En 2019 cambió la lógica de programación”, cuenta el director artístico. “Ese año vimos que en los cortos argentinos estaba pasando algo que no pasaba en los largos, que era una vuelta a explorar géneros: había comedias, cosas de vampiros. Había, en el promedio, una narrativa más potente. Después del parate de 2020, abrimos nuevamente la inscripción a cortos extranjeros, y ahí también notamos que había mucha novedad. Y este año está pasando algo muy raro, que es que hay varias funciones exclusivamente de cortos, y no solo argentinos, que vienen muy bien con la venta de entradas. Ya el año pasado los programas de cortos de Vanguardia y género se llenaron de público nuevo. Para cualquiera que esté interesado en el futuro del cine es importante que exista la posibilidad de una renovación de público. Quizás en un tiempo el cine no sea solo largos", dice Porta Fouz.
Cine argentino
Al igual que su parque de exhibición, la estructura de la programación no presentará grandes novedades, con sus principales vértices de atención en las tres competencias (Internacional, Nacional y Vanguardia y Género) y una buena cantidad de secciones paralelas orbitándolas. En todas habrá presencia nacional: en la Internacional se verán los cortos Al final el día, de Carolina Vergara, y Una ofrenda musical, de Rogelio Navarro, así como también Blondi, el largometraje que marca el debut en la realización de Dolores Fonzi, quien en la ficción interpreta a una madre que comparte los mismos gustos y hábitos que su hijo Mirko. Los otros títulos argentinos de este apartado son El santo, en el que el director Juan Agustín Carbonere sigue a un curandero alrededor del que se genera un culto gracias a sus tratamientos con técnicas extravagantes y perturbadoras; y La sudestada, de Daniel Casabé y Edgardo Dieleke y con Katja Alemann en la piel de una famosa coreógrafa que se vuelve objeto de la obsesión de un solitario detective privado.
Los cortos Íntima, de Gustavo Galuppo Alives, La noche manchada, de Andrés Medina, y Osculum infame, de Corina Wilson y Guillermo Saredo, estarán en Vanguardia y género, al igual que los largos Nevada, de Anna Tyurina y Matías Musa, y Vodka, de Tomás Guiñazú. El primero centra su arco dramático en una mujer que se entera que su marido escapó del hospital psiquiátrico donde estaba internado, desatando así un torrente de paranoia que vuelve imposible diferenciar qué de todo lo que ocurre es real y qué es fruto de su imaginación. El segundo, en un joven que, a partir de unas escuchas clandestinas, ingresa a lo que el catálogo define como “una caleidoscópica trama que involucra a un grupo de personas en una fiesta y sus posteriores paseos por la ciudad nocturna”.
La Competencia Nacional está integrada por 15 cortos y 13 largos. Entre estos últimos se destacan Arturo a los 30, segunda película de Martín Shanly y suerte de continuación espiritual de su ópera prima, Juana a los 12; Clorindo Testa, en la que Mariano Llinás ensaya una particular aproximación al arquitecto del título; El clan Vega, un nuevo viaje de José Celestino Campusano hacia las márgenes del sistema vehiculizado en el derrotero criminal de una familia nómade, y Los convencidos, nuevo trabajo del hiperactivo Martín Farina, que registra una serie de conversaciones realizadas por especialistas en el arte de discutir.
También se verán los documentales Los médicos de Nietzsche, donde Jorge Leandro Colás sigue a un doctor que busca darle una mirada “extramoral” a la disciplina; Los Bilbao, de Pedro Speroni, que acompaña la reinserción en su núcleo familiar de un hombre de 33 años luego de pasar un lustro en una cárcel de máxima seguridad; y La vida a oscuras, de Enrique Bellande y sobre la figura del coleccionista e historiador audiovisual Fernando Martín Peña. El apartado local se completa con Conversaciones sobre el odio; de Vera Fogwill y Diego Martínez; El hincha, de Renzo Cozza; El hombre más fuerte del mundo, de Fernando Arditi; El siervo inútil, de Fernando Lacolla; Los terrenos, de Verónica Chen, y Terminal Young, de Lucía Seles.
El mundo en pantalla
El menú festivalero incluirá las secciones paralelas habituales (Música, Artes y oficios, Cine sobre cine, Comedia, Hacerse grande, Trayectorias, Rescates, Nocturna y Pasiones), a las que se sumará la flamante Políticas. Como suele ocurrir, la atención cinéfila recaerá sobre Trayectorias, que reúne títulos de varios directores de renombre internacional tales como Christian Petzold (Afire), James Benning (ALLENSWORTH), Hong Sangsoo (In Water), Pietro Marcello (L’Envol), Paul Schrader (Master Gardener), Lav Diaz (When the Waves Are Gone) e Ira Sachs (Passages), este último con pasaje con destino a Ezeiza confirmado y parada final en la avenida Corrientes.
Los Focos, por su parte, recaerán sobre tres realizadores desconocidos en estos pagos. Uno es el indio Rajat Kapoor, quien vendrá a la Argentina luego de haber tenido que cancelar en 2020 debido a la suspensión pandémica. De aquel año data Rk/rkay, que para Porta Fouz es “una de las grandes películas de esta edición, una comedia de cine dentro del cine que transcurre en una filmación de Bollywood y tiene mucho que ver con La rosa púrpura de El Cairo”. “Él es un actor muy conocido en India que, como director, trabaja con un mismo grupo de alrededor de diez actores y de una manera muy singular, incluso para los parámetros de ese país. Tiene comedias, comedias negras y hasta comedias filosóficas”, agrega.
Pero el de Kapoor no es el único foco con el humor como protagonista, en tanto ése es un componente central de una parte de la obra del español Norberto Ramos del Val, de quien diez años atrás se exhibió Faraday, protagonizada por una jovencísima Ana de Armas. Otra vez el director artístico: “Es un director de espíritu serie B y producción rápida. Tiene toda una zona de su cine que es más bien de terror, pero también otra más relacionada con la comedia. No hay tanto cineasta independiente con una buena cantidad de comedias y, además, con una forma de trabajo de bajo presupuesto a la vez que profesional en su forma”.
El tercer foco corresponde al francés Clément Cogitore, responsable del mediometraje Braguino, visto en el Bafici de 2018, y de los largos Ni le ciel ni la terre (2015) y Goutte d'or (2022), ambos con paso por el Festival de Cannes. “Esas dos películas tienen una potencia demencial y varios de sus cortos muestran una versatilidad tremenda. Él también está vinculado con la ópera, una parte de su trabajo que no mostramos pero que da la idea de un cineasta que explora otras artes. Dado que el cine está atravesando una crisis de identidad fuerte, es un caso interesante el de alguien que se mueve en otra disciplina y a la vez hace películas si se quiere tradicionales”, dice.
Y estará, claro, Rescates, sección que enmarcará las proyecciones de, entre otras, Por un puñado de dólares, el clásico de Sergio Leone, y Nadar solo, de Ezequiel Acuña. Los homenajes de este año serán para Alejandro Chomski, fallecido en noviembre del año pasado y de quien se verá su último trabajo, El país de las últimas cosas, y Rafael Filippelli, quien murió el mes pasado a los 84 años y legó una filmografía que incluye, entre otras, Secuestro y muerte (apertura del Bafici de 2010) y No va más (clausura en 2021 y el título elegido para honrarlo esta edición). “Filippelli fue alguien fundamental para el festival, una presencia que todos querían disfrutar. Uno se encontraba con él y sabía que iba a llevarse una frase memorable. Siempre estaba como espectador y, sobre todo, como animador. Era alguien que frecuentaba el Bafici para hablar del cine”, lo recordó el director artístico durante la presentación. Ver, pensar y hablar de cine: de eso se trata un festival.