Tres efectivos de la Policía de la Ciudad fueron detenidos acusados de robarse 4 millones de pesos en fajos termosellados que había en una agencia de turismo ubicada en la avenida Corrientes al 900, en el centro porteño.
En un hecho insólito, los policías habían llegado hasta el negocio por una denuncia de asalto, pero aprovecharon la ocasión para cometer un robo.
Según consta en la investigación, el miércoles pasado, dos delincuentes ingresaron a robar a las oficinas de una agencia de turismo ubicada en Corrientes al 922. El robo fue rápido y violento, con un botín de cientos de miles de pesos.
Cuando los ladrones se fueron, las víctimas llamaron al 911, y a los pocos minutos se hicieron presentes tres efectivos de la Comisaria 1D de la Ciudad, que rápidamente realizaron la inspección en las oficinas y luego se fueron a perseguir a los delincuentes.
Sin embargo, cuando los agentes se retiraron, los empleados de la agencia de turismo notaron que les faltaba una bolsa de color negro que contenía 4 millones de pesos en fajos termosellados. Uno de los empleados aseguró que los delincuentes no se la habían llevado y que, al momento de llegar la Policía, la bolsa estaba en el lugar.
Para poder develar el "misterio" de la bolsa negra, revisaron las cámaras de seguridad del hall del edificio y allí pudieron observar cómo uno de los efectivos se retiraba con la bolsa con los millones debajo del brazo izquierdo.
El dueño de la agencia llamó a la comisaría para contar lo que había sucedido, creyendo que se trataba de un error. Sin embargo, le informaron que en el acta de procedimiento no se mencionaba ningún secuestro de ese monto.
Esta situación derivó en una causa judicial a cargo del fiscal Eduardo Rosende que, conforme a las pruebas, le pidió al juez Pablo Bebebino allanar y detener a los tres efectivos que participaron del procedimiento.
El juez autorizó todo lo que le pidió el fiscal e hizo hincapié en las imágenes registradas para aceptar las detenciones de los tres efectivos.
En las filmaciones se observan los distintos movimientos que realizan en el interior del edificio, pero el más importante es el que sucede en el hall de entrada. En esa cámara se puede ver la recepción, los ascensores y la escalera. Los efectivos descienden por la escalera, a pesar de que las oficinas robadas estaban en el séptimo piso y el ascensor estaba disponible.
“Ellos vieron que en el ascensor había cámaras y por eso prefirieron evitarlas, pero no tuvieron en cuenta las de los pasillos”, reveló una fuente de la investigación.
Tras la orden judicial, se llevaron a cabo los allanamientos y las detenciones. En el procedimiento en la casa de uno de los efectivos se encontró la bolsa con el dinero.
En tanto, los otros dos policías declararon por escrito y se deslindaron de toda posible responsabilidad. “Soy un policía honesto, tengo 48 años, y 23 años de servicio, nunca tuve este tipo de problemas. Soy un policía pobre, vivo de mi sueldo y no quiero meterme en ningún problema. Si aprovechó el procedimiento para llevarse algo, yo no lo vi. No me di cuenta que se hubiera llevado dinero. Sólo lo conozco como compañero de trabajo, hace como un año. No tengo trato personal. No puedo dar fe de su conducta. Es más: no me cae bien, es muy soberbio”, relató un oficial mayor.
Por su parte, una agente se pronunció en la misma línea: “Allanaron mi casa, me detuvieron. Fue todo muy terrible ver las caras de mis hijos sin entender lo que pasaba. Lo conozco poco y nada. Nunca trabajé con él. No puedo dar fe de su comportamiento. Estoy muy angustiada y asustada. Esto es un cuento de terror para mí", declaró.
Por el lado del principal acusado no hubo declaración, se negó a hablar, y dejó todo en manos de su defensa, a cargo del prestigioso estudio Payarola.
Por el momento, los tres efectivos permanecen detenidos en distintas dependencias de la Policía Federal. Mientras avanza la investigación, se les inició un sumario administrativo y se dispuso el pase a situación pasiva.